El coronavirus afectó todos los ámbitos de nuestras vidas y el creciente negocio de los KOL (Key Opinion Leaders) o también conocidos como influencers, no ha sido la excepción. Sin embargo aquellos que están en la vanguardia de esta tendencia y entienden que ser un influencers es un negocio rentable, se han visto en la necesidad de reinventarse para seguir movilizando, involucrar o entretener a sus seguidores.
Los influencers confinados se han convertido en «homefluencers». Aquellos personajes de las redes que solían compartir fotografías de lugares paradisíacos y que se quedaron sin viajes, eventos y sin lugares de moda. Se enfrentaron además a un mundo en el que las marcas de vestidos de cóctel o maquillajes para salir por la noche, no estaban interesadas en contactarlos.
Pronto quedó claro que ya no se podía seguir comunicando en el mismo tono. Solo teniendo su hogar como decoración, el entorno del encierro restringió el campo creativo de muchos influencers quienes tuvieron que encontrar nuevas formas de comunicarse ya que todo había cambiado.
La clave fue reinventarse con innovación, humor y autenticidad generando contenidos atractivos, interesantes y adictivos para una audiencia que estaba también viviendo una nueva realidad. Estos nuevos homefluencers han ofrecido muchos tipos de contenidos que alegraron los días de los espacios reducidos: clases de cocina, tutoriales deportivos, discusiones en vivo, conciertos. Todos compartieron un poco de lo que sabían hacer mejor. Obviamente destacar es más difícil entre cuatro paredes, pero también ha sido un desafío estimulante.
Esta situación de encierro también ha acercado a los influencers al ámbito de la responsabilidad social generando la visibilidad o apoyo a temas como el cuidado, la solidaridad o preocupación por los pequeños emprendedores y trabajadores. Los homefluencers en algunos casos han demostrado que pueden ser muy efectivos para educar al público sobre iniciativas de impacto social más que solo entretenerlos. Las marcas también se han enfrentado a estos desafíos: cambiar su tono, ser socialmente aceptables y encontrar formas de conectarse con los clientes a través de la tecnología digital. Tik Tok, la red social más descargada en esta pandemia, ha sido una nueva y novedosa forma que ha ayudado tanto a las marcas como a los homefluencers para generar contenidos con altos grados de conciencia social, creatividad y humor desde la intimidad del hogar.
Asimismo, las marcas se han comenzado a dar cuenta de esta nueva generación de influencers y han empezado a buscar a esta nueva camada de creadores de contenidos para saber cómo pueden hacer negocios en este nuevo paradigma.
Un interesante estudio de Berlin Cameron y la empresa Perksy subraya que, si bien la mayoría de los millennials son pesimistas sobre la crisis, el 43% de ellos cree que las marcas deben seguir comunicándose y tener un papel que desempeñar.
Una vez superado el encierro, la crisis sigue ahí y no se sabe cómo los influencers se reinventarán de nuevo. Una cosa es segura, este período ha supuesto un retorno a lo básico para muchas personas e influencers por igual. También ha propiciado el diálogo, el intercambio y ha forjado nuevos vínculos entre ciertos influencers y sus comunidades.
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