El embarazo es una época de ilusiones y proyectos para los futuros padres. Es un periodo de gran expectativa por conocer al futuro bebé, a quién se parecerá y el gran cambio que representará en sus vidas. Pero ¿qué ocurre cuando la tan ansiada espera se trunca?
Escuchar que el bebé ha fallecido dentro del útero, o que no sobrevivirá mucho tiempo, es una circunstancia tan dura para la que nadie está lo suficientemente preparado, en especial la madre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren en el mundo 2,6 millones de bebés durante el embarazo o a pocos días de nacer.
“Un postparto sin bebé es una de las cosas más dolorosas a las que una mujer puede enfrentarse. Brazos vacíos y pechos llenos, así me encontré tras perder a mi bebé a las 24 semanas hace ya ocho años”. Así describe la pérdida Belén Pardo, autora de un blog sobre maternidad, incluido en una guía del Servicio Extremeño de Salud (España), para ayudar a las parejas a superar esos momentos tan difíciles.
El duelo se refiere al proceso de elaboración y aceptación de una pérdida que, en condiciones normales, supone atravesar una serie de fases o estados emocionales como la tristeza, la culpa, la impotencia, la ira, entre otros, que paulatinamente permitirán que se acepte el hecho de que aquello que tanto se deseaba, el proyecto de crianza, con sus expectativas e ilusiones, ha desaparecido, no será posible…
El superar este duelo dependerá del entorno en el que se encuentre la madre. Si es una madre soltera, si tiene una pareja o una familia que la cobija. La pérdida de un bebé, ya sea perinatal que se produce entre las 28 semanas de embarazo y la primera semana de vida y neonatal, hasta antes de cumplir los 28 días, es una experiencia muy dolorosa y angustiante . El apoyo de la familia y del sector médico es vital para afrontarla.
Hay madres que tienen pérdidas recurrentes, porque tienen un útero débil u otras complicaciones y por ende durante su embarazo, persiste la angustia porque está presente el miedo a perderlo. Y cuando, lamentablemente ocurre, esta situación de duelo será más difícil de afrontar para la madre, porque es ella la que lo lleva en su útero durante los nueve meses, lo ha sentido moverse y tiene muchas expectativas. En este proceso es necesaria una época de duelo que puede durar incluso años hasta que llegue la aceptación.
Es indispensable que el personal de salud ofrezca toda la información sobre el proceso que la pareja atravesará, de la manera más clara posible, para ayudarlos a tomar decisiones. En este sentido y si así lo deciden, facilitar un espacio de intimidad para despedirse de su hijo, lo cual es algo que puede contribuir al inicio de un duelo más favorable.
El duelo gestacional y perinatal debido a sus características, es complicado porque no ha habido nacimiento, entierro, tampoco fotos o recuerdos que compartir.
En muchos casos, la persona idónea que puede ayudar a afrontar esta crisis es otra madre emocionalmente estable, que ha pasado por la misma circunstancia, porque se identifica con ella. Asimismo, el acompañamiento médico para saber con exactitud por qué sucedió y qué se debe de hacer antes de planificar un nuevo embarazo. También es importante el acompañamiento de un psicólogo(a).
En el área de salud debe haber una capacitación especial a las obstetras, las enfermeras, las voluntarias y todo el equipo médico, porque tienen un papel muy importante que cumplir en la maternidad y son quienes tienen la atención primaria e inmediata con la madre, el padre y demás familiares del bebé en situación de muerte. Muchas veces el personal, sin tener experiencia saben cómo hacer este acompañamiento acertivo. Si la ayuda surge a nivel público sería idóneo, para que a través de programas encuentren la ayuda que requieren para sanar y construir un recuerdo positivo.
Para algunas personas, el momento más difícil y doloroso luego de perder a su bebé es la vuelta a casa, a la vida cotidiana. Es en estos momentos cuando la ayuda de familiares y amigos, en determinadas ocasiones complementado con apoyo psicológico, pueden ser de gran ayuda para entender todo lo que ha ocurrido.
A raíz de lo anterior, se puede decir que, es clave que los padres se sientan acompañados por el personal de la salud, y que por medio de programas encuentren la ayuda que requieren para sanar y construir un recuerdo positivo.
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