La posible llegada de Pedro Castillo a la presidencia de Perú demuestra que América Latina todavía no encuentra una luz, tan necesaria para salir adelante, en Colombia hay conflictos al igual que en el vecino país del sur, porque en la región todavía no se vislumbra el camino a seguir.
Para explicar la crisis en el Perú es necesario retroceder unos años, el conflicto surge a raíz de la elección del presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK), quien consiguió llegar a la presidencia por una mínima diferencia en votos, luego de competir con Keiko Fujimori. Sin embargo, en su mandato se destaparon las denuncias por los casos de corrupción y los contratos con la firma brasileña Odebrecht, lo cual lo obligó a renunciar. En su lugar asumió el poder el vicepresidente Martín Vizcarra, quien entre sus múltiples desatinos destituyó al Congreso, convocó a uno nuevo y, finalmente, fue destituido por este nuevo organismo.
Con todos estos problemas, en el Perú dejaron de lado el tema económico y, además, se olvidaron de la pandemia que continúa afectando a toda la población. No se compraron las vacunas, pero sí se nombró a un nuevo presidente que duró dos días, la gente salió a la calle a protestar hasta que, finalmente, en noviembre de 2020 llega a la presidencia Francisco Sagasti Hochhausler.
Estos acontecimientos indican que en el Perú hay una gran corrupción en el gobierno, con presidentes presos, otros que han huido o con arresto domiciliario e incluso consta el suicidio del presidente Alan García.
Esta gran corrupción es la que hace que el izquierdista Pedro Castillo, profesor de primaria y líder sindical de los maestros, pase a segunda vuelta y, prácticamente, esté muy cerca de ser el presidente del Perú.
Al momento, Castillo mantiene una ligera ventaja frente a la derechista Keiko Fujimori en el ajustado conteo de las elecciones presidenciales. Fujimori había llevado ventaja durante parte del conteo, pero los márgenes se fueron estrechado cada vez más con la entrada del voto rural, favorable a Castillo, que logró adelantar a su rival.
Primero. De ganar Pedro Castillo, la diferencia será mínima con Keiko Fujimori, por lo tanto el país está completamente dividido. En ese caso Castillo debe llamar a la unión nacional, de lo contrario los peruanos no tendrán gobernabilidad.
Segundo. Con la existencia de tantos candidatos en la primera vuelta, el Congreso está disperso y dividido. Castillo no tiene una mayor fuerza y si intenta imponer el socialismo del Siglo XXI o el comunismo, lo van a destituir.
Tercero. Lo primordial para Castillo es preocuparse de la pandemia y obtener la mayor cantidad de vacunas, para intentar salir de la crisis sanitaria y afrontar las consecuencias que ha dejado.
Cuarto. A Castillo se lo vincula con lo que todavía queda del grupo terrorista Sendero Luminoso (SL), que en los años 80, sumió al Perú en la sangrienta guerra que desataron junto al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), para tomar el poder por la vía armada. Por cuestiones de la vida fue enfrentado por el expresidente Alberto Fujimori padre de Keiko Fujimori. La desvinculación de Castillo de SL es vital, para evitar graves problemas en el país.
El hecho de ser vecinos del Perú traerá consecuencias también a nuestro país. Si Castillo aplica lo que dijo en campaña que, dicho sea de paso es una barbaridad, es decir que incautará, perseguirá a los medios de comunicación y muchas otras cosas, la gente del Perú querrá venir al Ecuador, ya deberíamos estar preparados para saber qué hacer ante una posible migración, unidas a todas las que ya tenemos.
A ellos se sumarían los empresarios ecuatorianos que, durante el gobierno de Rafael Correa, se llevaron las empresas al Perú, porque ese país exoneraba de impuestos a las empresas extranjeras por varios años, para que se queden allí. Ahora esos empresarios estarán asustados si es que gana Castillo, porque podría atacar a la empresa privada y, posiblemente, tendrán que retornar al Ecuador.
Pero, probablemente, lo que más demuestra el contraste entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo son sus propuestas económicas.
Mientras Fujimori, la candidata que representa a Fuerza Popular, apuesta por mantener el sistema de libre mercado, Castillo, abanderado del partido marxista Perú Libre, propone cambiar la Constitución y crear una economía al estilo de Evo Morales en Bolivia o de Rafael Correa en Ecuador.
Sin embargo, una cosa es lo que se dice en campaña y otra lo que se hace cuando se llega al poder. Castillo es una mezcla de Evo Morales con Hugo Chávez, quiere cambiar la economía en el Perú lo cual se ve muy difícil, porque el país está dividido. Ojalá reaccioné y entienda que el presidente, no es exclusivo de un grupo de terroristas o de un grupo de socialistas del Siglo XXI, sino de todo el Perú. Y, de querer implementar su propuesta económica pondría en una grave situación al Perú. A ello se suma que no tiene mayoría, está ganando por 100 mil votos o menos, será muy difícil que lo dejen imponer sus ideas, como pasó con Chávez, en Venezuela; Correa, en Ecuador o Morales, en Bolivia, porque a ellos no se los conocía, sin embargo, Castillo ha dicho abiertamente todas sus ideas.
La situación en el Perú es difícil y lo será aún más, gobernar un país con sus ciudadanos hartos de la corrupción y con una profunda desconfianza en el sistema político.
Tanto para Castillo como para Keiko F. se viene una situación complicada habrá que tener honestidad, prudencia, calma, paciencia, verticalidad… para gobernar. El resultado es una final de impacto.
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