Todos sabemos que fumar perjudica la salud y, si tienes adicción al tabaco y prendes un cigarrillo, es probable que sepas que te estás provocando un daño. Pero ¿sentirías la misma culpa por echarte en un sofá a ver series todas las tardes después de trabajar?
Pues resulta que pasar mucho tiempo inactivo es, a la larga, tan perjudicial para tu cuerpo como fumar.
Eso aseguran diversos científicos que han estudiado los efectos del sedentarismo sobre la salud.
Es algo que preocupa particularmente en estos tiempos de pandemia, con la gran parte de nosotros obligados a permanecer en casa mucho más tiempo de lo habitual.
Sin tener que viajar de ida y vuelta al trabajo, y con gimnasios y otros espacios deportivos cerrados o con restricciones, algunos pasamos directo de la silla de la computadora al sofá o al colchón (con algunas pasadas por la cocina para aprovisionarnos de comida, como ese pan que aprendimos a hornear durante la cuarentena).
Pero aunque estar constantemente en reposo parezca algo inofensivo, no lo es para tu cuerpo.
“Sabemos que estar inactivo aumenta tus riesgos de desarrollar muchas enfermedades crónicas como lascoronarias, ataques cerebrales, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer“, le dijo a la BBC la profesora de la Universidad de Harvard I-Min Lee, quien en 2012 lideró un estudio sobre el sedentarismo, publicado en la revista The Lancet.
“Dado que es un factor de riesgo tan común en muchas de las enfermedades crónicas que sufrimos, en reglas generales, si eres físicamente inactivo tu riesgo de mortalidad prematura es probablemente comparable con la de fumar“, advirtió.
La experta no es la única que sostiene que la falta de actividad física debería ser considerada tan riesgosa para la salud como fumar.
Otro estudio realizado en Estados Unidos en 2018 por la prestigiosa Cleveland Clinic sugirió que el sedentarismo podría incluso afectar a nuestra expectativa de vida más que el cigarrillo.
El trabajo, liderado por el cardiólogo Wael Jaber y publicado en la revista de la Asociación Médica Americana, analizó las estadísticas de mortalidad de un grupo de 122.007 pacientes que se habían sometido a una prueba de esfuerzo en la clínica de Ohio entre 1991 y 2014.
Los expertos constataron que quienes tenían un mejor estado físico llevaron una vida más larga y saludable.
Por el contrario, quienes habían mostrado un bajo rendimiento tenían las tasas más altas de mortalidad.
“No estar en forma al correr en una cinta o en una prueba de esfuerzo tiene un peor pronóstico, en cuanto a mortalidad, que ser hipertenso, diabético o ser un fumador“, declaró Jaber a la CNN.
Investigadores en Suecia llegaron a conclusiones similares en otro estudio publicado en 2016 en la revista European Journal of Preventive Cardiology (“Revista europea de cardiología preventiva”).
Los científicos de la Universidad de Gotemburgo compararon la mortalidad asociada con el sedentarismo con otros factores de riesgo más comúnmente asociados con problemas cardiovasculares y confirmaron cuán dañina es la inactividad.
“La baja capacidad física representa un mayor riesgo de muerte que la presión arterial alta o el colesterol alto“, señaló el autor principal del estudio, Per Ladenvall.
“Los beneficios de la actividad física durante toda la vida son claros”, afirmó.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el “estilo de vida sedentario” aumenta las chances de muerte entre un 20% y un 30%.
El organismo estima que “se podrían evitar hasta cinco millones de muertes al año si la población mundial fuera más activa”.
La cifra no es tanto menor a las siete millones de personas que mueren cada año por fumar.
Sin embargo, pocos son conscientes de que no hacer ejercicio conlleva un riesgo similar al de prender un cigarrillo.
“No estamos diciendo: ‘No te preocupes si fumas con tal de que seas físicamente activo'”, le aclaró a la BBC la doctora Lee.
“Lo que queremos es dar perspectiva de que todos estos factores de riesgo son malos, y que deberíamos ver la inactividad física como igual de importante que no fumar, mantener un peso saludable y una dieta sana”, afirmó.
“Hay que tratar de eliminar todos estos factores de riesgo”.
Una de las cosas que más preocupan sobre el sedentarismo es que afecta especialmente a los más jóvenes.
Según las estadísticas de la OMS, “el 81% de los adolescentes no hacen suficiente actividad física“, una cifra tres veces más alta que la de los adultos.
El organismo considera la inactividad “un problema global de salud pública”, aunque expertos como la doctora Lee aseguran que ya ha adquirido niveles pandémicos.
Otro motivo de alarma es que la falta de actividad física no solo mata. La OMS ha advertido que también es una de las principales causas de discapacidad en el mundo.
“La inactividad física es tan mala para nuestra salud porque la actividad beneficia a casi todos los sistemas fisiológicos en nuestro cuerpo. Al movernos, mejoramos nuestra salud”, explicó Lee.
Pero los mismos científicos que advierten sobre los efectos graves del sedentarismo también recalcan lo sencillo que es evitar este daño.
“Con solo caminar a paso rápido de 15 a 30 minutos al día podemos mejorar significativamente nuestra salud”, resaltó la experta de Harvard.
Es decir, no hace falta anotarse en un gimnasio, convertirse en un runner o practicar algún otro deporte para dejar de ser sedentario.
Ni siquiera hace falta salir de la casa: subir y bajar escaleras, pararse en puntas de pies, subiendo y bajando, o hacer jardinería (para quienes tienen algún espacio verde), alcanza.
Lo importante es estar en movimiento durante dos horas y media cada semana, es decir 150 minutos.
Movilizarse en bicicleta en vez de en auto o bajarse antes del transporte público y caminar unas cuadras cada día también son otras formas sencillas de cumplir con el requisito de actividad semanal, si tienes la posibilidad de salir de casa.
En el caso de niños y adolescentes, se recomienda que estén activos al menos una hora cada día, aunque no tiene que ser una hora de corrido.
Los beneficios de hacer ejercicio son tan poderosos, que incluso se ha descubierto que pueden ralentizar el proceso de envejecimiento.
Eso fue lo que halló un equipo de investigadores británicos liderados por Janet Lord, directora del Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido.
Lord, quien coincide en que “hoy día permanecer mucho tiempo sentado es para el organismo lo que antes era fumar”, compartió con BBC Mundo en diciembre pasado los “sorprendentes” resultados de un estudio que analizó los efectos de la actividad física intensa sobre el sistema inmunológico.
“En estudios con personas que se mantuvieron activas desde que eran jóvenes hasta la tercera edad —ciclistas de hasta 80 años que continuaron haciendo 100 km o 150 km a la semana— los resultados fueron increíbles“, contó la experta.
“Tenían muchas células T”, explicó, en referencia a unos linfoncitos clave en el sistema de defensa de nuestro cuerpo, que matan a patógenos o células infectadas, pero suelen disminuir con la edad.
Los investigadores descubrieron por qué estas personas tenían un número inusualmente alto de células T: habían logrado evitar que se encogiera su timo, el órgano que produce estos linfocitos y que comienza a contraerse a partir de los 20 años, reduciéndose a apenas el 3% de su tamaño para los 70.
Más allá de estos resultados asombrosos, Lord destacó que no hace falta llegar a esos niveles de actividad para ver una mejora en la salud.
“Simplemente haz algo. Todo lo que puedas hacer ayuda”, aconsejó.
Por su parte, la doctora Lee también recalcó que el ejercicio es particularmente beneficioso a medida que nos hacemos mayores.
“Uno de mis profesores decía que todo lo que empeora cuando envejeces, mejora cuando te mantienes físicamente activo“.
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