Con 70 votos afirmativos, el Pleno de la Asamblea aprobó del legislador Darwin Pereira, de Pachakutik, para integrar las comisiones especializadas permanentes durante el período 2021-2023, casi sin sorpresas, a pocos días de la posesión como Presidente de la República de Guillermo Lasso.
La Asamblea logró así consolidar una mayoría que permitió viabilizar la integración de las comisiones, con énfasis en el Comité de Ética, indispensable en este nuevo período presidido por un sinnúmero de denuncias, entre ellas el caso diezmos, el sobreprecio en la contratación de obra en los hospitales, las escuchas telefónicas, por nombrar algunos.
La Asamblea tiene ante sí el gran reto de cambiar la historia de un Parlamento que en el anterior gobierno fue usado como una especie de Intendencia de Carondelet, donde se aprobaban las leyes tal como las enviaba el Ejecutivo para crear la famosa Ley Mordaza o subir y crear nuevos impuestos en nombre de la salud de los ecuatorianos.
En estos momentos el país necesita una Asamblea que legisle, pero tampoco que actúe como un órgano sumiso con el Ejecutivo. Una Asamblea que fiscalice sin direccionamientos, ni odios; de eso el país ya tuvo bastante en la década de gobierno del correísmo.
El país necesita arrimar el hombre y no actitudes como las de Yaku Pérez que abandonó a su movimiento que lo catapultó al tercer lugar en las elecciones presidenciales con una actitud de si no es conmigo con nadie. ¿Y si hubiera llegado a la Presidencia habría podido gobernar solo? ¿Cuál era sus proyecto político?
Y menos aún el país necesita de amenazas como las del bloque socialcristiano que lanza advertencias públicas de juicios políticos contra ministros que ni siquiera son nombrados. Con un odio tan visceral, a ciertos grupos parlamentarios les va a resultar muy difícil legislar.
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