A un mes exacto del comienzo de la Copa América prevista en Argentina y Colombia, la segunda ola del coronavirus azota con dureza al país austral. Y mientras la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) quiere que se juegue el torneo, el Gobierno de Alberto Fernández duda y mantiene las rigurosas restricciones destinadas a la prevención del contagio.
Colombia no solo enfrenta el riesgo del Covid-19, porque a escala solo solo tiene disponibles el 15,8% de las 12.973 camas de Unidades de Cuidados Intensivos habilitadas y, de acuerdo con los registros oficiales, el promedio diario de casos en la última semana fue de 16.301, mientras que las muertes en el mismo periodo fueron en promedio 463 al día, los números más altos en los 432 días de evolución de la pandemia.
Al Covid-19 debe sumarle la situación por las protestas contra el Gobierno de Iván Duque.
En Argentina, el Gobierno nacional decretó hace más de un mes una serie de medidas, que fue endureciendo con el correr de los días, para intentar mitigar los efectos del coronavirus mientras se vacuna a la mayor cantidad de gente posible.
Las actuales restricciones, que impiden por ejemplo la circulación en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) entre las 20:00 horas y las 06:00 del día siguiente (que obligaron a la AFA a reprogramar varios partidos del torneo local), terminarán el 21 de mayo, pero todo parece indicar que se extenderán.
El ministro de Salud de Buenos Aires, Fernán Quirós, aseguró que “la ciudad y buena parte del país con conglomerados urbanos no está en condiciones de organizar espectáculos con público masivo”, dejando abierta la puerta a una Copa América sin público en las gradas, como se disputan actualmente todos los partidos de Liga en el territorio nacional.
“No quiero frustrar el espectáculo de la Copa América, lo que quiero es que seamos muy sensatos, muy cuidadosos. Tenemos un tiempo por delante para ver cómo evolucionan las cosas y para ver cómo podemos dominar este problema”, dijo el presidente de Argentina, Alberto Fernández, el 15 de abril a Radio 10.
Poco después el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán, dijo que Argentina debía suspender el fútbol por “al menos 15 días” por el aumento de casos de coronavirus.
El 28 de abril, Matías Lammens, ministro de Turismo y Deportes de Argentina, explicó que la palabra final la tienen las autoridades sanitarias, que deciden en base a la recomendación de especialistas.
“Para nosotros es importante que la Copa se juegue. Seguimos trabajando para eso. Esperamos que la situación sanitaria mejore considerablemente, para eso se están tomando todas las medidas”, explicó Lammens a Radio La Red. Argentina no suspendió, por ahora, ningún partido del torneo local, de la Copa Libertadores ni de la Suramericana.
Argentina atraviesa la segunda ola del coronavirus, que impactó con mucha más fuerza que la primera. El máximo diario de fallecimientos ocurrió el miércoles de la semana pasada, día en que se registraron 663 decesos.
El récord diario de positivos fue hace poco más de un mes, el pasado 16 de abril, con 29.472 contagios. Argentina reportó este miércoles 24.475 nuevos casos del coronavirus SARS-CoV-2, con lo que el número total de positivos ascendió a 3.215.572, mientras que los fallecimientos se elevaron a 68.807, tras ser notificadas 496 muertes en las últimas 24 horas.
El porcentaje de ocupación de camas de terapia intensiva por todo tipo de patologías es del 69,5 por ciento a nivel nacional, pero del 76,1 por ciento si solo se considera Buenos Aires y su populosa periferia.
En Argentina, un país con unos 45 millones de habitantes, se aplicaron, según registros oficiales, 9.495.304 dosis de vacunas (7.897.327 personas recibieron la primera dosis y 1.597.977 fueron inoculadas ya con la segunda dosis).
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