En este último feriado me enganché en las actividades del mood cuarentena -contando con una normativa de placas diferenciadas y toque de queda nocturno-, “mood” que suele llevarme a armar artísticos rompecabezas… y a ocuparme de mi jardín (no se trata de la metáfora filosófica). Entre el paisaje retraté unas minucias: hongos y vibrantes telarañas en vasijas. No fueron días, necesariamente, bucólicos como los que pasaban Y.P. y M.P. -antes de la deportación de ella y de que él fuera candidato presidencial[i]-; pues, producir paisajes e iluminaciones conlleva espinas incrustadas, plagas combatidas, desechos orgánicos…
También me di el gusto de proseguir la lectura de La Conversación Clínica (UFORCA, 2020) de la Universidad Popular “Jacques Lacan”. Y aunque esta compilación es digna de un amplio estudio, ahora sólo me referiré a “LUIS XVII O CÓMO LIBERARSE DE LA ENUNCIACIÓN” por Bernard Lecoeur. El asunto arranca con la recepción del analista de un escrito gozoso de su paciente. De ese modo el paciente quiere “informar” al analista de lo que le está pasando (y es que en efecto le ocurren cosas). Lamento tener que sintetizar de entrada, considerando que ese era el método que seguía este sujeto: buscaba conjugar historia y geografía para armar “grandes estructuras”. El analista, por su parte, apunta allí una tentativa de “establecer una identidad a partir de un Otro del territorio que se amolde a su mano” (p. 79).
El sujeto, además, informa al analista: “Soy conocido”. Este “soy conocido” se le impone mientras está viendo un programa de televisión, siendo un indicio de una subjetividad que podría desencadenar en una locura inevitable. Cuando el sujeto le comunica este pensamiento intrusivo al analista, este le responderá: “¿Usted conocido? ¿En serio?” (p. 81). Y, mediante una sorpresa algo indiferente cuestionará regularmente este enunciado que irrumpe, inconsistiendo una totalidad paranoica, como diría F. Jameson en otro terreno. El analista más que informado está advertido: no se dejará ubicar cual Otro persecutorio.
Entonces, ante el “ser conocido” que se le impone, él construye una solución delirante por la vía de ser uno de esos hijos “ocultos”, “perdidos” de Luis XVII, lo que le permite sostener una elaboración permanente desde el saber y el enunciado histórico, en el marco de la “estructura” monárquica francesa.
En la conversación clínica, Jacques-Alain Miller explica la fórmula “Soy conocido”, pasando por Introducción al narcisismo de Freud y yo agregaría por Psicología de las masas y análisis del yo. Lo hace de un modo que trae resonancias en la contemporaneidad. Allí Miller distingue dos “tipos” de neuróticos en Freud, poniendo en escena un antecedente: el niño querido por la madre es “su majestad” hasta que viene un ser superior (el padre o quien encarne esa función); y, entonces el niño, se vuelve no-todo para su madre.
A partir de allí encontramos al neurótico que traslada su narcisismo hacia una persona valorizada (el Ideal del yo); este Otro puede ser una mujer, un gran maestro como Lacan (Miller dixit). -Poniendo entre paréntesis a Lacan, quien hizo lo propio con Freud y luego avanzó con Joyce, pero siempre con su lectura inédita-. Mientras, el otro “tipo” de “neurótico” no ve ninguna razón para despojarse de su narcisismo en favor de una figura grande, viva o muerta. Yerguen entonces en ellos mismos el yo ideal… el narcisismo se apodera de su yo ideal. La celebridad es un elemento fundamental de cómo se mantienen en el mundo” (p. 95). En el caso del apartado anterior es de lo que se huye, pero también el refugio de su libido. Esta detención en lo imaginario los hace creer que quienes se sirven de lo simbólico son tontos, y ahí ocurre algo loco o canallezco, lo que exige un análisis serio y caso a caso: se espera que el Otro del territorio se amolde a su mano, y desde esa posición se intenta establecer una identidad.
“Ser conocido”, cual fenómeno elemental que depende del Otro social, da una identidad al delirio como una hoja a una planta. El “soy conocido” de la celebridad es hoy el influencer. Y por las dudas, si el discurso analítico es el reverso del discurso del amo, Marie-Hélène Brousse ha precisado que el psicoanalista es el reverso del “influencer”. Lo peor es cuando el sólo hecho de “ser conocido” obliga a probar todo sin pagar, desconociendo que siempre se paga. Y lo objetable es cuando los que se creen “conocidos” no se privan de hacer uso del poder que su “celebridad” les otorga. Y, lo que se mostró en estos días es que muchos abusaron del poder para vacunarse, por ser celebrity o notabily. Pero cuando prima lo imaginario, la agresividad está a punto de desatarse en el “tú o yo” de la lucha a muerte por la vida.
Al respecto, una noticia “vieja” (20/01/2021) con declaraciones del gobierno austríaco: “Si sobran vacunas, es importante administrarlas rápidamente. Pero deben usarse para los adultos mayores y no para los políticos, sus esposas o celebridades regionales”, declaró el canciller, el democristiano Sebastian Kurz; quien aseguró estar decepcionado con los infractores… Y adelantó, que el Ministerio de Salud endurecerá el control sobre la documentación… y que “quienes abusen tendrán que rendir cuentas”[ii].
He estado particularmente conmovida por la situación precaria de la vacunación en nuestro país, anoticiándome también del estado de vacunación de otros países, de los modos de hacer frente por parte de cada gobierno y administración biopolítica (gestión de la vida y la muerte) a esta catástrofe generalizada.
Con indignación podemos hablar del caso de Venezuela donde el presidente se vacunó “con el favor de Dios y de la ciencia rusa”, saltándose a los pacientes vulnerables y ancianos, teniendo además parlante para seguir socializando su delirio: “nosotros tenemos que parir para comprar vacunas porque nos tienen secuestrado todo el dinero del mundo”[iii]. El presidente argentino también se vacunó con la Sputnik-V y se contagió de COVID-19 una vez vacunado. Algunos políticos y celebrities a nivel mundial han querido “dar el ejemplo” vacunándose. En Chile empezaron muy bien, pero volvieron a la cuarentena… Ecuatorianos “socialistas” y otros fueron a vacunarse a los EEUU, aunque un candidato presidencial que hubiera podido se abstuvo. En Ecuador han despedido a cuatro ministros de salud en casi dos meses[iv].
Les “informo”, les hago conocer con “vergüenza ajena” que en Ecuador no había plan de vacunación (ahora hay fases). Ojalá se hayan podido vacunar los profesionales de salud que atendieron en los hospitales durante la pandemia; aunque a muchos los despidieron cuando pasó la urgencia, lo que no debió ocurrir. Lo que se sabe es que se vacunaron a miembros de clubs notables, a familiares y “conocidos”. Sin embargo, algunos realmente nobles -de entre los notables- se rehusaron. Así, me alegré de ver a la Dra. Marcia Gilbert en look casero a sus 81 años con sus achaques, diciendo -con el tesón que la caracteriza- que se inscribió como todos y esperaba su turno para vacunarse; ella respondía a una afrenta indecorosa[v].
La gente en Twitter quería que se publicaran las listas de los vacunados “para ver sus cabezas empaladas en el malecón”, sin saber que eran ellos mismos quienes publicaban sus fantasías más abyectas. No haré una reseña exhaustiva, sólo quiero destacar la gran distancia ética entre los que se vacunaron por su conocida “celebridad”, porque los invitaron, porque se creyeron muy valiosos como para partir de este mundo tan pronto. Sobre aquellos yergue su yo ideal en desmedro de una civilidad colectiva.
En este momento crucial donde sale a la luz lo mejor y lo peor de cada uno, y nos toca escuchar (leer) a esos que creen que ¡el mundo no podría seguir sin ellos o sin tales y cuales!, porque ya habían listas de notables rectores (no todos, el de la U. Católica se contagió junto a su familia) y otros “imprescindibles” de nuestro pueblo chico… Viene al auxilio la ciencia ficción con sus cataclismos apocalípticos, aportando nuevas distopías y (eu)soluciones aplicables a los planes de vacunación, en una selección (no natural) de quienes deben sobrevivir. Para Lacan lo inimaginable es la eugenesia, la eutanasia; son para él “eu-bromas”, apuntando a lo “gracioso” de los científicos presas de angustia, cual “síntoma tipo” de todo acontecimiento de lo real. Mientras, los “eu” nos sumirían en una apatía del bien universal (La Tercera, p. 87-8).
¿Cómo no entender que los funcionarios públicos quieran vacunarse ellos primero y a sus seres queridos? Ya lo hicieron. Sentimos su angustia por la pérdida real o posible de un familiar, de una vecina, de un profesor, de una crítica literaria apreciada… Sentimos su angustia, pero no podemos sucumbir a esa lamentable “sabiduría criolla”; pues, también tenemos presente la pérdida de muchos otros que no alcanzaron las “fases” de vacunación. Urge la obtención y buena gestión de las vacunas. Ojalá el gobierno local pueda administrar sus prometidas 3.6 millones de dosis de Pfizer y aplicarlas del mejor modo[vi].
Lo cierto es que no estamos en la apatía. Se han hecho escuchar muchos “neuróticos” que han consentido en trasladar su narcisismo hacia una persona valorizada (el Ideal del yo), que en este caso se encarnó en el presentador de noticias de Ecuavisa, Don Alfonso Espinoza de los Monteros; por lo cual, cito testimonios de periodistas que valorizaron su acto de no sucumbir y privarse de abusar del poder que su presencia pública, su notoriedad, su recorrido serio y veraz le ha otorgado, debiendo esperar “cerca de cinco horas, como todos, sin palanqueo o tráfico de influencias. Ejemplo de honestidad” (Paúl Romero).
Estos mensajes han resonado en la opinión popular y se han retweeteado muchas veces: “Nuestro querido Don Alfonso se vacunó! SIN PRIVILEGIOS!!! sin aprovecharse de “Influencias” como muchos lo han hecho, dónde está la planificación del @Salud_Ec @DrMauroFalconi siguen las largas filas despiadadas para nuestros adultos mayores! #Respeto” (Denisse Molina).
Anoche comentaba en un cartel de psicoanálisis (NEL), un testimonio muy particular en Twitter y llegué a notar allí el modo en que pegan las identificaciones hoy en día. Eduardo Varas lo muestra muy bien: “Man, nuestro Alfonso de los Monteros es nuestro Thor, Keanu Reeves, nuestro faro, mensajero, soporte, nuestro Atlas, las buenas nuevas, lo digno. ¿Lo habrán invitado a vacunarse antes? No tengo pruebas, pero tampoco dudas. ¿Lo mejor? Hizo fila. Gracias por tanto.”. Es decir, lo ve como a un dios (de comic), el actor de Matrix, un faro (simbólico), un mensajero con buenas nuevas, un titán que soporta el peso del cielo… Auxiliado por las distintas cosmogonías, referencias cuasi metonímicas, apoyándose en un meme conocido, logra transmitir un afectado ¡gracias! por la dignidad presente en el presentador de tv.
Dignificamos su espera, -aunque denostamos que deban arriesgarse en ella-. Enaltecemos su renuncia al tráfico de influencias, palanqueos y amarres; pues, algunos han sabido esperar su turno (sin alardes). Fue un respiro escuchar a Marcia Gilbert y a Alfonso Espinoza de los Monteros explicando lo ocurrido, no sin una palabra crítica. Su inscripción como-todo-el-mundo, su paciente espera, el respeto de su turno y por el otro, aun siendo personalidades valiosas de nuestra cultura, son enseñanzas en acto que ellos y otros nos han transmitido de modo inigualable, dejando en claro que no-todo está perdido para todos.
Es posible confiar y apostar por un amor más digno. El rompecabezas de la conspiración no se completa y en el jardín sigue prendiendo la pregunta por el goce de la planta ¡Eso es de celebrar!
[i] Entrevista publicada en Expresiones (Diario Expreso)
[ii] https://www.elcomercio.com/actualidad/indignacion-alcaldes-irrespeto-vacunacion-covid19.html
ii] https://www.elmundo.es/internacional/2021/03/06/6043d9cffdddff16458b45e9.html
[iv] https://www.msn.com/es-xl/noticias/ecuador/ecuador-cuatro-ministros-de-salud-en-dos-meses-%c2%bfpor-qu%c3%a9-no-duran-en-el-cargo/ar-BB1frlUP?ocid=mailsignout&li=AAgh0dF
[v] https://twitter.com/lahistoriaec/status/1374119541219995649
[vi] https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/actualidad/44/alcaldia-guayaquil-vacunacion-gobierno
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