La Asamblea negó la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana, un organismo con el que el expresidente Rafael Correa logró acaparar todos los poderes del Estado. Todas las reformas planteadas, resumidas en 27 artículos, una disposición derogatoria, dos transitorias y cuatro generales, no alcanzaron ni siquiera los 60 votos, gracias a la oposición del correísmo y la banca de Alianza País.
En las últimas semanas, la Asamblea ha manejado una muy dudosa agenda, empezando por el Consejo Administrativo de la Legislatura que rechazó en dos ocasiones un proyecto de Ley de Defensa de la Dolarización que buscaba evitar convertir al Banco Central en una intendencia de Carondelet y proteger los recursos que ahí se guardan y pertenecen a los depositantes, las universidades, los gobierno locales, el Instituto Ecuatoriano de la Seguridad Social (dinero de los afiliados) y demás, que no son fondos de libre disponibilidad del Gobierno central.
Y la aprobación de unas reformas al Código Integral Penal que pone al empresario y a los emprendedores bajo sospecha. Ni siquiera ha actuado de forma expedita en los famosos juicios políticos, el de Juan Carlos Zevallos se tramita cuando el exministro viajó a Miami.
Los asambleístas actúan como si ya nada tuvieran que perder, porque pronto se irán a sus casas para dar paso a un Legislativo integrado por cinco fuerzas políticas que intentará ser cooptada por el correísmo, en caso de ganar la Presidencia, para dar paso a una Asamblea Constituyente que vuelva a poner al frente de las instituciones de control y de la justicia a personas sometidas al poder de turno.
La visión política de los asambleístas y de quienes impulsan el voto nulo es bastante corta, incluido Pachakutik donde Salvador Quishpe, perseguido y golpeado en las manifestaciones contra el expresidente Correa, cree que podrá llegar a la Presidencia de la Asamblea sin ninguna alianza, contentando a todos y nadie.
Y en ese mismo sacó entra la Izquierda Democrática que cree haber conseguido los votos de Xavier Hervas. Una socialdemocracia bastante sosa con líderes históricas que se niegan a dar paso a un recambio.
Lo mismo ocurre con el exMPD, cuyo fracaso en las urnas fue monumental y ahora quieren imponer una agenda que no es necesariamente una del país, sino una de un gremio. Como dice el dicho popular: las vacas se olvidan que alguna vez fueron ternera. No aprenden del pasado, solo tienden a cometer los mismos errores.
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