La Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari) aseguró haber asumido la dirección del movimiento indígena desde donde convocó a un paro nacional progresivo. El argumento: el Consejo Nacional Electoral no tiene ninguna intención de respetar la voluntad del pueblo ecuatoriano.
Yaku Pérez, la sorpresa en las últimas elecciones presidenciales, ha mantenido una actitud de confrontación permanente luego de que su candidatura no pasara a la segunda vuelta. Lo hizo primero con marchas hacia Quito sin la acogida deseada, al menos de lo que se pudo ver en el parque El Arbolito, donde repitió el mismo discurso de fraude, pese a que la presidenta del Consejo Nacional Electoral es parte del movimiento que cobija su candidatura, Pachakutik.
Ahora la dirigencia de la Ecuarunari, donde Yaku Pérez ha sido un líder histórico, anuncia movilizaciones progresivas en todo el territorio nacional, desconociendo todo, el mismo proceso electoral dirigido por Diana Atamaint, del movimiento Pachakutik.
Las denuncias de fraude, sin duda, deben ser investigadas, pero ¿hasta cuándo?, ¿hasta interrumpir el proceso electoral?, ¿quién se beneficia ante tanto caos? Es un escenario complejo el que se pinta, porque en juego no está la imagen de Yaku Pérez, tal vez sí su futuro político. En juego está la democracia.
La pregunta es sencilla, por qué la Ecuarunari no se movilizó en las anteriores denuncias de fraude, por ejemplo. Ecuador no puede ser un país donde cada quién tenga un pequeño feudo y desde el cual se quiera imponer a rajatabla su verdad o sus odios.
El país necesita ciertos consensos, un diálogo sobre lo que es la democracia o qué se entiende por democracia. Es la única forma de no andar a un camino sin salida.
Fueron cuatro años en los que los actores políticos tuvieron la oportunidad de impugnar a las autoridades electorales, pero todo se quedó en casa, se dejó que la pugna la impusiera las discrepancias entre el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral, con actores de triste recordación.
Es bastante pueril y hasta un cliché recordar al dramaturgo Berthold Brecht decir que mientras una decisión no me afecta, no me preocupa. Pero cuando sí, ya es demasiado tarde. Si existía la necesidad de depurar la Función Electoral, por las rencillas internas evidentes antes de las elecciones, ¿por qué no se lo hizo?
Pero la acogida al paro nacional anunciado por la Ecuarunari mostrará el verdadero apoyo a Yaku Pérez, una candidatura por la que muchos apostaron, pero que se cerró a cualquier alianza desde un comienzo, porque creía que podía bregar solo, como cuando comenzó su candidatura a la prefectura de Azuay, con un discurso políticamente correcto, la defensa del agua. Una historia repetida, la de que se creen quijotes en un país de la mancha, la de los redentores.
No hay democracia sin diálogo. Una de las razones por las que Cervantes hizo morir a su héroe entre alucinaciones.
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