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La improvisación estratégica

Leticia Orcés Pareja
Universidad Casa Grande
domingo, febrero 28, 2021
En épocas tan cambiantes y de alta volatilidad, lo ideal sería, tal vez, lograr “el justo medio” entre lo previamente planificado y la improvisación
Tiempo de lectura: 3 minutos

En enero de este año tuvimos la oportunidad de asistir al Summit virtual de Educación Superior de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Al igual que otros años, las ponencias muestran las tendencias actuales del mundo universitario, la mayoría de ellas de gran interés.

Nos llamó la atención, especialmente, el estudio de tesis doctoral de Rolando Jeldres, titulado “Interpretando la toma de decisiones de líderes escolares”, que creemos puede ser de gran utilidad a las organizaciones en esta época de coronavirus. Su tesis defiende la improvisación en las organizaciones educativas, concepto tomado del campo empresarial y de los negocios, pero poco investigado a nivel de la educación.

La improvisación estratégica está relacionada a la idea de adaptarse a cambios repentinos y, aunque improvisar es un término con ciertas connotaciones negativas, que se asocia al apuro y a la toma de decisiones precipitadas, puede ayudar a las instituciones a cumplir sus metas a pesar de condiciones adversas.

El objetivo de la tesis de Rolando Jeldres es interpretar los procesos de toma de decisiones de los líderes educativos en situaciones imprevistas. Señala que los estudios de improvisación en las organizaciones se pueden agrupar en dos grandes dimensiones, la temporal y la de creatividad. La temporal está relacionada al logro de respuestas inmediatas y la de creatividad a resolver problemas con nuevos enfoques, a arriesgarse con nuevas ideas y a demostrar originalidad en los procesos organizacionales.

En lo referente a la toma de decisiones en contextos de liderazgo educativo, Jeldres establece una diferenciación entre las decisiones programadas y las no programadas. Las programadas son cuantitativas, estructuradas, repetitivas y en base a datos objetivos. Tienen la finalidad de acortar brechas de aprendizaje, simplificar el trabajo docente y reducir costos del proceso de enseñanza-aprendizaje. En el contexto de la Educación Superior ecuatoriana nos recuerda a los procesos de planificación sugeridos por organismos de evaluación y acreditación, con la diferencia que éstos generalmente aumentan los costos del proceso educativo.

Las decisiones no programadas son más novedosas, cualitativas y poco sistemáticas. Tienen que ver con la forma en que las organizaciones perciben los problemas y determinan soluciones apropiadas.

Desde los inicios de la pandemia, las instituciones educativas hemos estado improvisando, dimos un vuelco hacia las clases en línea como una estrategia para responder a esta situación completamente inesperada. En el caso de la Universidad Casa Grande pudimos observar los beneficios de improvisar estratégicamente durante la organización de la simulación pedagógica que denominamos Puerto Naranja y cuyo objetivo es que los estudiantes de segundo y tercer año de todas las carreras aprendan a trabajar bajo presión, a tomar decisiones rápidamente en situaciones de alto estrés y a desarrollar la capacidad de crear y presentar soluciones viables a los problemas que les plantean clientes reales y ficticios.

Para ambientar esta actividad la universidad crea la ficción de convertirse en un país imaginario con autoridades de gobierno, organismos no gubernamentales, empresas privadas, instituciones educativas, agencias de publicidad, empresas consultoras, entre otros posibles entornos laborales de los estudiantes. Los espacios y oficinas se adaptan para el trabajo de los grupos, para la presentación de propuestas y licitaciones o para la operación de los clientes.

En noviembre del 2020 y durante tres días, esta compleja instancia académica debió ser completamente digitalizada, los espacios se organizaron vía zoom y docentes, directivos y estudiantes interactuaron en aislamiento a través del whatsapp, correo electrónico y otras herramientas tecnológicas. Puerto Naranja también genera emociones de alegría, entusiasmo y creatividad, pensadas sobre todo para permitir a los estudiantes liberar las tensiones a las que están expuestos durante la simulación, por lo que incluye actividades lúdicas en las que los alumnos se disfrazan, bailan o trabajan jugando y lo hicieron utilizando efectos y filtros especiales propios del mundo virtual.

¿Por qué no intentar la improvisación estratégica en tiempos de coronavirus? En épocas tan cambiantes y de alta volatilidad, lo ideal sería, tal vez, lograr “el justo medio” entre lo previamente planificado y la improvisación.

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1 Comments

  1. Anónimo marzo 3, 2021

    Qué interesante el concepto “improvisación estratégica”. Nos recuerda cómo la institución educativa puede y debe actuar de forma flexible en un contexto siempre cambiante, sin perder el foco en sus objetivos y su misión institucional. Desde esta perspectiva, la planificación deja de considerarse desde una mirada táctica – como un documento que guía un paso a paso previamente definido – y la utilizamos como una guía que orienta decisiones estratégicas, con una “improvisación” que es articulada y orgánica, hacia un norte compartido institucionalmente.

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