La Organización Mundial de la Salud aconseja que los Gobiernos alienten al público en general a seguir ciertas normas de bioseguridad y más que nada a usar mascarillas donde haya “una transmisión generalizada del Covid-19 y sea difícil el distanciamiento físico, como en el transporte público, en tiendas o en otros entornos confinados o abarrotados”. Sin embargo, en tiempos de pandemia es común ver a algunas personas incumplir algunas medidas como el uso de la mascarilla y el distanciamiento físico. ¿Por qué no las cumplen?, ¿acaso no perciben le riesgo?
La percepción del riesgo es la capacidad de detectar, identificar y reaccionar ante una situación de potencial de daño. Es un proceso espontáneo e inmediato que permite realizar estimaciones o juicios acerca de situaciones en función de la información que la persona selecciona y procesa. Esto conlleva a evaluar la situación, si me hace o no algún daño, para contrarrestarla, bloquearla o esquivarla. Por ello, la percepción del riesgo es un proceso de acción subjetivo individual y, por tanto, influenciado por situaciones y experiencias de la persona. Los principales factores que inciden en la percepción del riesgo son:
Sistema de creencias de negaciones: Las influencias que provienen de la familia, la sociedad, la escuela, los medios de publicidad, la religión, entre otras, se relaciona con la no percepción del riesgo. Muchas de esas creencias se manifiestan en acciones de indiferencia o desidia al decir: “no pasa nada”, “es cuestión de suerte”, “no voy a vivir 200 años…” La forma de pensar genera las acciones que terminan siendo hábitos insanos. Mahatma Gandhi dice: “Mantén tus creencias positivas. Tus creencias se convierten en pensamientos, tus pensamientos se convierten en palabras, las palabras se convierten en acciones, las acciones se convierten en hábitos, los hábitos se convierten en valores y los valores se convierten en tu destino”. Si tenemos creencias negativas el resultado serán acciones negativas o si las creencias son positas las acciones serán positivas.
Otro de los factores es el conocimiento limitado: En nuestra sociedad existe una escasa o limitada cultura en salud, y prevención, en su lugar prevalece una cultura de la enfermedad y con muy altos índices. Pensamos que ir a un centro de salud, a un hospital o una clínica es sinónimo de salud, pero eso es enfermedad, porque salud es no tener que ir allá, salud es sinónimo de completo bienestar, es por eso que no buscamos la prevención, se espera estar enfermo para buscar la curación. Asimismo, en algunas ocasiones se evalúa al médico por la cantidad de medicamentos que envíe, mientras más larga es la receta, mejor es el médico. Esos son sistemas de creencias, que prevalecen por la poca instrucción y la falta de conocimiento, la escasa lectura de buenos textos sobre prevención y promoción de la salud en las personas.
El otro aspecto fundamental es los idealismos, factor que prevalece cuando las personas sienten que no pueden controlar una determinada situación, las personas buscan refugio en formas de pensar como seres superiores, lo sobre natural o por ultimo en mensajes subliminales de corte idealista; esto también entra dentro del sistema de creencias.
El desconocimiento de las amenazas y las vulnerabilidades: por esa falta de percepción de los riesgos, no se conoce como caracterizar la amenaza y las vulnerabilidades. Muchas personas desconocen o se les complica definir cuáles son sus debilidades y probablemente tampoco sepan cuáles son sus fortalezas ante situaciones de probable riesgo. Lo cual le impedirá tomar acciones para enfrentarlo con medidas de prevención o de reducción o de preparación, consideremos que si no se percibe el riesgo no se lo gestiona; desde la forma más simple a la forma más compleja.
Mediatización: No se aprovecha de las experiencias vividas, la memoria es corta y se quiere ser mediático, es decir, se esperan resultados de forma inmediata, pero la percepción del riesgo es un proceso complejo que requiere desaprender y aprender de las experiencias vividas por otros y por la misma persona.
Estos son los elementos fundamentales para la percepción del riesgo y las razones por las cuales las personas no lo perciben y para generarlo se requiere de todo un proceso.
Para fortalecer la percepción de riesgo es un proceso que tiene cuatro elementos que se deben abordar, en lo psicológico, social, cultural y de conocimientos que deben incidir en la población hacia la prevención y respuesta en situaciones de peligro. Se comienza con el fortalecimiento de valores individuales en la casa, la familia y en lo comunitario, donde los medios de comunicación tienen un papel preponderante, las instituciones educativas en los diferentes niveles donde deben dedicarle mucho tiempo al tema de riesgos, al conocimiento de las amenazas, y vulnerabilidades, a elaborar un simple plan de contingencia, etc.
A propósito del tema de la vacuna para covid19 hay opiniones divididas; por un lado, la esperanza de que se puede prevenir la enfermedad y termine la pandemia y por el otro lado, la incertidumbre de saber que efectos indeseables pueda tener lo que genera mucho temor.
En las redes sociales se presentan muchos criterios a favor y en contra de la vacuna, pero ahí juegan un papel muy importante los medios de comunicación y haciendo una crítica constructiva, en lugar de limitarse a informar acciones básicas o replicar lo que dicen las personas sin criterio o sin fundamento científico, se deberían exponer los puntos de vista de los científicos de la comunidad nacional o internacional sobre la vacuna, que orienten y expliquen a la sociedad, a que tenga un conocimiento amplio sobre el tema.
Hay que ayudar a la población a reconocer la incertidumbre y evitar el exceso de confianza, porque también es un generador de riesgo. Es erróneo pensar qué la pandemia pasó, al contrario, debemos buscar el equilibrio, y se que fortalezca la percepción del riesgo. Y eso no se logrará de la noche a la mañana, no con un simple aviso, o un discurso “politiquero” o una conferencia… este es un proceso que se cultiva eliminando los sistemas de creencias negativos y de influencias pasadas, pero los resultados se verán a largo plazo.
Hay el ejemplo de personas que no han tenido preparación académica, sin embargo, han tenido experiencias y han aprendido de la experiencia de otros, lo que les ha ayudado a tener buena percepción del riesgo, y por lo tanto toman acciones preventivas; por otro lado, quienes no han tenido experiencias o no han sabido aprender de las lecciones, terminan cultivando un determinado sistema de creencias de la no percepción del riesgo.
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