El Congreso de Guatemala, en su mayoría integrado por el oficialismo y partidos afines, quedó en llamas luego de que unos manifestantes encapuchados rompieron la puerta de ingreso, las ventanas y lanzaron antorchas de fuego al interior, sin la presencia de los diputados dentro de las instalaciones, tras la aprobación del mayor presupuesto en la historia de ese país con casi $13.000 millones. Todo lo hallado a su alrededor fue destrozado.
La protesta fue convocada en rechazo a la aprobación de ese presupuesto presentado por el Gobierno de Alejandro Giammattei quien en redes sociales aseguró que existe el derecho de manifestar conforme a la ley sin afectar la propiedad pública o privada.
Los hechos ocurrieron durante el reclamo de cientos de personas que salieron a las calles luego de que en la madrugada del miércoles, mientras los guatemaltecos aún afrontan los estragos de la tormenta Iota, los diputados aprobaron el presupuesto, .
El presupuesto fue aprobado la madrugada del miércoles 17 de octubre, que incluyó recortes en salud, educación, justicia y derechos humanos y aumentos en deuda pública, y fue avalado inmediatamente por Giammattei. El viernes, su vicepresidente, Guillermo Castillo, aseguró que el país no estaba bien e instó a Giammattei a renunciar en conjunto para oxigenar ese país en un mensaje enviado a periodistas en el grupo de Whatsapp de la Vicepresidencia.
La crisis desatada no es nueva, se veía venir. Al malestar por la aprobación del presupuesto, estaba la gestión de la pandemia, por la que el gobierno tuvo que inyectar fondos al presupuesto inicial de 2020. Y fu atizada por Castillo que instó a Giammattei a renunciar juntos.
Castillo y Giammattei han tenido diferencias, que se hicieron patentes el 29 de mayo cuando el vicepresidente reveló a la prensa una conversación en la que le reclamaba por tomar decisiones erróneas ante la pandemia del Covid-19. Los detractores del Gobierno denuncian carencias en los hospitales y deficiencias para atender a los grupos afectados por los confinamientos.
Guatemala vive otro capítulo de la historia de América Latina, agravada por la crisis de la pandemia. Con pugnas en el Ejecutivo y el Legislativo, debido sobre todo a la falta de diálogo.
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