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La buena alimentación va de la mano con la protección ambiental

Ruth Martínez
Universidad Técnica Particular de Loja
miércoles, noviembre 18, 2020
La conciencia generada en torno a una alimentación saludable no debe abandonarse cuando termine la pandemia, por el contrario, mantener los buenos hábitos alimenticios es lo más recomendable
Tiempo de lectura: 4 minutos

La pandemia ocasionada por el Covid-19 ha mostrado dos caras de la moneda en relación a la alimentación. Por un lado, la situación alimentaria de gran parte de la población, no solo en Ecuador sino a escala mundial, se ha visto afectada por la disminución de los ingresos económicos: menor acceso a los alimentos y posiblemente productos de menor calidad en la canasta.  Por otro lado, las personas han dado más importancia a tener una alimentación saludable y responsable.

Debido a su estadía en casa las personas tienen mayor tiempo para preparar sus alimentos y esto beneficia a la salud.

Las personas estamos entendiendo lo importante de la relación entre la alimentación y la salud. Hay un gran movimiento hacia una alimentación responsable y saludable, así lo confirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

La conciencia generada en torno a una alimentación saludable no debe abandonarse cuando termine la pandemia, por el contrario, mantener los buenos hábitos alimenticios es lo más recomendable.

Uno de los grandes problemas de salud que aquejan al Ecuador, como a la región de las Américas y en general a todo el mundo, es el ocasionado por el déficit alimenticio y los excesos.  Es un problema de salud pública, actualmente opacado por el esfuerzo dirigido a atender la pandemia.

En este contexto es imprescindible que las personas conozcan la forma correcta de alimentarse y se acostumbren a analizar qué alimentos deben comprar y cómo prepararlos.

Para que exista una correcta alimentación se debe considerar dos aspectos. Uno es la calidad nutricional de los alimentos y el otro, es la calidad higiénica de los mismos.

En el tema de la calidad nutritiva de los alimentos se debe analizar no solo el valor nutricional de cada producto, es decir, la cantidad de proteínas, grasas, vitaminas, minerales que poseen, sino también se debe considerar la inocuidad nutricional, es decir, el conjunto de condiciones y medidas necesarias durante la producción, almacenamiento, distribución y preparación de alimentos para asegurar que una vez ingeridos, no representen un riesgo para la salud.

Es necesario poner atención a la forma en la que se preparan los alimentos industrialmente, a la cantidad de aditivos adicionados en su proceso de elaboración y que en ocasiones puede resultar innecesarios para una sana alimentación; muchas veces pueden representar un riesgo para la salud a largo plazo.

Para que exista una correcta alimentación se debe considerar dos aspectos. Uno es la calidad nutricional de los alimentos y el otro, es la calidad higiénica de los mismos.

Para que sea integral el cuidado en la compra de los alimentos, se debe priorizar el cuidado higiénico en el manejo de los mismos. Como consumidores debemos exigir a las autoridades que los mercados y supermercados, sitios masivos de compra, tengan las mínimas condiciones higiénicas. No es recomendable adquirir productos alimenticios en las calles ya que no tienen un manejo adecuado y puede ser una vía de contagio de enfermedades; pueden tener un bajo costo, sin embargo, resulta mayor el perjuicio por el gasto en medicamentos.

Es importante entender que el exceso del consumo de los llamados nutrientes críticos, como son el sodio, contenido en la sal, así como las grasas y el azúcar representan un riesgo para la salud porque generan enfermedades crónicas no transmisibles. Si bien es cierto que se debe consumir estos nutrientes, pues como todos los nutrientes son necesarios para el normal funcionamiento del organismo, se debe limitar su ingesta para reducir los efectos negativos.

Una alimentación saludable puede estar compuesta de alimentos frescos y procesados. No se debe considerar a priori a los alimentos procesados como dañinos para la salud, solo por el hecho de ser procesados. Además, gracias a su existencia podemos disfrutar de alimentos variados durante todas las épocas del año y en todos los lugares del mundo. De no ser así, no se podría tener ciertos alimentos que necesitan procesos, como la cerveza, el vino o una infinidad de alimentos que requieren un procesamiento para conservar sus propiedades.

Los ecuatorianos debemos potenciar la compra de alimentos que han sido producidos localmente, esto para apoyar a nuestros agricultores y así reactivar la economía. Como ciudadanos debemos hacer conciencia para consumir productos que no generen un gran impacto en el medio ambiente.

Dentro de una dieta saludable se debe consumir alimentos variados, pero es recomendable que se reduzca en cierta medida el consumo de carnes rojas y aumentar el consumo regular de vegetales, por ejemplo, las legumbres ricas en nutrientes, de las cuales en el país existe una gran variedad como lentejas, frijol, garbanzo, habas, firigüero, zarandaja, entre otros.

El cultivo de estos alimentos mejora la calidad de los suelos, son amigables con el medio ambiente, tienen un gran valor nutricional y su precio es muy cómodo.

Un tema a considerar en la alimentación humana, es el maltrato animal. Debemos procurar que, si consumimos carne, ésta provenga de animales que durante su crianza y faenamiento se han observado las mínimas condiciones para garantizar el bienestar de los animales.

Es necesario que como consumidores desarrollemos la costumbre de fijarnos en las etiquetas de los alimentos que vamos a comprar, con el fin de conocer cuáles son los componentes que tienen los mismos, por ejemplo, comprar leche sin aditivos; yogur al que no se le haya adicionado ningún otro ingrediente que los necesarios para producirlo (leche, cultivos, fruta y posiblemente un conservante).

En el momento de la compra de los alimentos procesados debemos revisar la etiqueta de advertencia más conocida como semáforo nutricional. El cual nos alerta sobre el contenido de sal, de azúcar o de grasa.  Una buena opción es comprar jugos o bebidas a las que no se ha adicionado edulcorantes no calóricos; lo mejor es beber jugos naturales sin azúcar o con baja cantidad.

Es importante disminuir el umbral de sabor tanto dulce como salado para evitar enfermedades a largo plazo. Existe la costumbre de añadir azúcar a los jugos y bebidas, pero es necesario que se empiece poco a poco a reducir la cantidad. Se puede implementar la estrategia de disminución de sal y azúcar, un poco cada semana, de esta manera se logrará bajar el umbral de percepción de estos sabores, pues paulatinamente el sentido del gusto se va acostumbrando a niveles más bajos; posibilitando el uso de menor cantidad de sal y azúcar para la preparación de los alimentos.

Lo mejor es consumir alimentos producidos por agricultores familiares y con técnicas ambientalmente amigables, así fomentaremos la agricultura local y la buena salud. Mientras menos alimentos a los que se les haya adicionado productos químicos consumamos estamos cuidando nuestra salud y la salud del medio ambiente.

 

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