La delegación del Ecuador, que viajó a Washington para el Diálogo Bilateral y la III reunión del Consejo de Comercio e Inversiones (TIC), mantuvo reuniones dentro de un marco político y económico con el gobierno republicano de Donald Trump, para continuar el proceso hacia un acuerdo comercial.
Sin embargo, el presidente reelecto no es del mismo partido, en este caso republicano y es muy complicado tener el mismo lineamiento por las siguientes razones. Los dos tienen visiones diferentes, tal vez para el presidente electo Joe Biden, no es una prioridad el tema de los acuerdos comerciales bilaterales. El Consejo de las Américas (AS/COA, por sus siglas en inglés) resume que entre las propuestas de Biden está aplicar las leyes comerciales existentes y a la vez escribir las normas, de tal manera que protejan a trabajadores, al ambiente y a los estándares laborales.
Esto no implica que se estén haciendo esfuerzos en vano, pero con la posesión de Biden, podría haber un cambio en las negociaciones, esto pese a que los Estados Unidos es un país que aplica políticas de gobierno y no de candidatos. El nuevo presidente tendrá nuevas prioridades y hacer un acuerdo bilateral con el Ecuador cuando lo tiene con América Latina como el TLC, la CAN, TLCAN, SICA y Mercosur es complicado. Habrá que ver la posición de los nuevos funcionarios, lo cual implica retomar lo que se estaba avanzando.
Ecuador intentó negociar un acuerdo con Estados Unidos durante los gobiernos de Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio, al igual que lo hizo Colombia y Perú, sin embargo, quedó truncado al llegar al poder Rafael Correa. En 2007 el expresidente bloqueó el TLC, porque su ideología no le permitía establecer acuerdos supranacionales que es un poco la tendencia de los demócratas, tener un tratado en bloque. Por esta razón Perú y Colombia tienen acuerdos desde hace 15 años y gozan de un acceso preferencial, en algunos ítems que compiten con el Ecuador.
Hay que tomar en cuenta que, los acuerdos de comercio en teoría suenan de libre comercio, pero la situación es un poco más delicada. Políticas en temas agrícolas, de migración, de cooperación y de inversión extranjera son algunos de los aspectos con los que deben cumplir los países pequeños o en vías de desarrollo. Los países grandes como los Estados Unidos pueden condicionar a los pequeños, el discurso que me se maneja es muy general. Cuando se dio el Tratado de Libre Comercio (TLC) se hablaba del comercio justo, del flujo de personas, pero el Ecuador y otros países deben seguir sacando visa para ingresar a los Estados Unidos.
El Ecuador de su fuente exportable, según estadísticas del año pasado, le vende a los Estados Unidos el 30%, pero de ese porcentaje, lo que domina básicamente en un 60% o 70% es el petróleo. El momento en que el Ecuador dejó de negociar con los EEUU a través de la eliminación del ATPDEA, se perdió mercado porque nuestros competidores que son Colombia y Perú exportan los mismos productos, sin aranceles. El país tiene una venta mínima para aprovechar estas interferencias que son las NMF (Naciones Menos Favorecidas), exportamos productos con cero arancel como es el banano, el camarón, el cacao, pero hay otros productos que no están dentro de estas referencias y pagan grandes tasas arancelarias.
Según Fedexpor, actualmente el mercado norteamericano acoge alrededor de 1 020 productos exportados, focalizando su demanda principalmente en camarón y banano. Más de 1 361 empresas se encuentran vinculadas a la exportación hacia este país.
Nosotros que éramos buenos proveedores del pescado fresco, de atún, de madera ahora esos productos se han redireccionado a otros mercados como es la Unión Europea. La importancia que tiene los Estados Unidos con Ecuador es fundamental, pero el petróleo lo puede comprar cualquier país. El acuerdo es importante porque nos están desplazando y sacando a los mercados ecuatorianos; el importador que es los Estados Unidos querrá pagar menos, por los productos sin arancel y se inclinará por el mercado peruano, el colombiano y el central.
Perdemos mercado porque tenemos mucha competencia por la falta de un acuerdo, que amplíe la oferta exportable con arancel 0%.
Trazar una hoja de ruta cuando de un lado sale el presidente de un gobierno y del otro va a elecciones, será algo temporal. Si gana la misma tendencia correísta, no va a aprobar ningún acuerdo comercial con los Estados Unidos, pero si lo hace la derecha abrirá el camino, para trazar su propia ruta. Lo que se ha hecho hasta el momento es así como lo hizo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), demostrar que es un buen hijo y hará caso para que puedan darle los créditos o la liquidez necesaria. También se demuestra que el Ecuador si quiere un acuerdo comercial, pero las actuales condiciones no serán las mismas que en seis meses o más, porque habrá un proceso de transición y sea cual fuere, se tendrá que reanudar o retomar.
Ya lo pasamos y lo vivimos con la Unión Europea en 2007- 2008, se pararon las negociaciones y se las volvió a retomar en el 2014, aún teniendo el mismo presidente. Por eso suele pasar, en especial cuando hay injerencia política y peor si no se sabe quién será el nuevo presidente.
Para empezar cualquier tipo de negociación es necesario definir. Si accedemos a un acuerdo comercial, los Estados Unidos nos va a indultar de productos agrícolas porque allá hay subsidio; mientras que en el Ecuador apenas subsistimos con lo que tenemos y que vendemos. Los temas delicados siempre en un acuerdo con los Estados Unidos han sido: 1) el tema de propiedad intelectual, 2) el tema agrícola, 3) el tema de cooperación y asistencialismo y 4) los tratados o las preferencias de inversión, en este caso estadounidense.
Si bien el Ecuador busca un acuerdo comercial, tampoco puede darse el lujo de poner condiciones a un monstruo, cuando éste ha creado sus propios hijos como el TLC y los acuerdos con la Unión Europea. El Ecuador no puede ir a negociar bilateralmente, lo que tendrá es que adherirse a lo que ya se hizo con el tratado de Libre Comercio, de la CAN… lo que se debe buscar es lograr algo similar a la Unión Europea, un acuerdo multipartes.
Hay que intentar recuperar algunas preferencias bilaterales, que sean de gobierno a gobierno, pero un acuerdo de intención es difícil y más aún cuando el 70% de lo que vendemos es un producto. El mercado con los Estados Unidos es importante, pero debemos dar la vuelta al timón y coger otra dirección, que sea accesible para ese mercado, pero eso sí protegiendo nuestros bienes sensibles, como son los bienes agrícolas y la propiedad intelectual.
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