A todas las generaciones las ha marcado algún acontecimiento especial. En este último tiempo, el término zoomers se ha popularizado tras varias acciones, entre ellas, una aparente broma al presidente de los EE.UU. Donald Trump quien, luego de una larga pausa por la pandemia volvía al ruedo de los mítines electorales.
“¡Casi un millón de personas solicitaron entradas para el rally de la noche del sábado en Tulsa, Oklahoma!”, escribió en Twitter, en junio pasado. Sin embargo, el presidente habló solo ante unas 6.200 personas, lo cual según los medios fue atribuido a que miles de adolescentes, usuarios de TikTok y fanáticos del K-Pop, quienes forman parte de la generación Z o zoomers, se anotaron al desafío para ‘trolear’ al presidente, solicitando entradas para no presentarse.
Los zoomers, quienes forman parte de la generación Z, son extremadamente audiovisuales y entregados a la cultura del remix: pueden tomar contenido que viene de generaciones anteriores y empoderarse del mismo, transformarlo y luego devolverlo a las redes sociales. Están en espacios diferentes a los que son habitados por la generación de los millennials e incluso los baby boomers.
En la actualidad conviven cuatro generaciones -cada una con sus particularidades-. En un principio, esta segmentación se realizaba con base en elementos económicos y culturales. Ahora, esta segmentación se basa en la edad o generación a la que pertenecen las personas. Perfiles más tecnológicos, perfiles basados en la innovación, perfiles con objetivos claros y fuertes principios éticos, perfiles que buscan el crecimiento, la profesionalización y la perspectiva del valor futuro de la salud, son los grandes rasgos que comparten las generaciones X, Z, Y y los baby boomers.
La generación Baby Boomer (1946-1964): la predecesora de la generación tradicionalista o generación T, si por algo destaca es por su rigurosidad, por su profesionalismo y por el valor futuro que le otorga al bienestar y a la salud.
La generación X (1965-1979): conocida como la generación puente o como la generación que aboga por el trabajo en equipo.
La generación Y o millennial (1980-1994): es la generación de la autoconfianza, flexibilidad, versatilidad y autoconfianza.
La generación Z (1994-2010): es la generación de las redes sociales y del lenguaje digital, la generación del futuro donde todo está por ser descubierto, pero con un sinfín de retos y expectativas en sus manos.
En este momento de la historia estamos viviendo con al menos tres grandes generaciones y dos que rivalizan en el activismo político: los millenials y los zoomers. Los primeros, como tienen más años, pudieron vivir la transición de un mundo que aún no estaba completamente digitalizado hacia el mundo que ahora ya lo está. Ellos vivieron esa transición de los dos mundos. En cambio, la generación Z es enteramente nativa digital y domina otros espacios como TikTok e Instagram y, si bien no tiene grandes decisiones de compra como los millennials, sí pueden hacer mucho activismo político a gran escala a través de plataformas digitales -como lo ocurrido con el presidente Trump-. Sin embargo, se diferencian de la generación millennial, que todavía cree en las manifestaciones físicas y promueven grandes marchas como el movimiento Me Too… la generación nativa digital se mueve en otros espacios.
Casi siempre la generación que está vigente tiende a decir que es mejor que la anterior. Durante mucho tiempo pensamos que los millennials eran más creativos, que pensaban mucho más en la causa que en el trabajo, a diferencia de su generación previa (baby boomers).
Los baby boomers tuvieron un aporte importantísimo para definir los modelos de prosperidad o de lo que muchos llaman el sueño americano. Si se pregunta a las personas de estas tres diferentes generaciones ¿qué es ser próspero? las respuestas serán variadas: quizás un baby boomer diga que necesita un trabajo, una familia, una casa propia e inversiones; un millennial dirá que quiere ser sustentable y tener prosperidad, pero por otras vías, y la generación Z tendrá una idea diferente: tal vez dirá que le importa la experiencia, viajar y un mundo más justo en el que se proteja al planeta. Para ellos no es importante trabajar en una gran corporación o compañía, ni llegar a poseer una casa, un vehículo y formar una familia con muchos hijos.
Esta generación ha logrado arrastrar a la generación previa, los millennials, a estos nuevos territorios digitales como TikTok. Los zoomers tienen otras maneras de consumir la información y, aunque los millennials y los baby boomers creen que a los jóvenes no les importa la política o les resulta aburrida, están demostrando lo contrario, incluso les importa más que a su generación predecesora, a tal punto de organizarse -aunque sea por vía digital- para lograr un cambio y protestar. Muchos se preguntarán si realmente se puede lograr un cambio si las protestas son digitales y no físicas, solo colocando un hashtag y es relativo, pues ya hubo un efecto en el mundo físico, producto de un activismo digital por parte de los zoomers.
En el Ecuador se implementó el voto facultativo a partir de los 16 años. Y de acuerdo a los estudios, el 54% del electorado pertenece a la generación millennial y zoomers. Si bien las campañas no se ganan en redes sociales, no contar con ellas y con la visión de estas dos generaciones será un gran error. Estas generaciones, especialmente la de los zoomers, tienen una mayor conciencia de su entorno, de cuestiones como la violencia de género, la sustentabilidad de la producción de un país, quizás no de la corrupción, pero tienen otro tipo de demandas, por lo que tendrán un rol fundamental en las próximas elecciones presidenciales. Incluso no tanto como el que podrían tener cuatro o cinco años después. Pese a su presencia en redes sociales, no se trata de conquistarlos con discursos vacíos ni vendiéndoles objetos, sino experiencias. A una generación de 1970 y 1980 podrían haberla conquistado con empleo, pan, techo… esto y aquello. Con los zoomers se deberá formular un discurso mucho más emotivo, que sintonice con las causas por las que luchan: la ecología, volver a lo esencial… por eso es que han cobrado protagonismo en esta crisis sanitaria.
Se preocupan mucho por los animales, por ejemplo. No se trata de poner vallas con promesas vacías sino de humanizar las marcas. Y con eso me refiero no solamente a marcas publicitarias sino a marcas personales, como las de un político… porque la generación Z quiere conocer qué hay más allá de la promesa.
Sería un error tratar de fabricar una imagen a la medida de las demandas de estas dos generaciones. Lo más acertado es encontrar cuáles son los puntos concordantes entre lo que un político le puede ofrecer a esta generación, que va a ser vital en las próximas elecciones. Lo que no es auténtico se nota y los zoomers, lo notarán mucho más.
Estos movimientos de zoomers y k-popers tienen una manera de pensar muy local. Para ellos no existen las fronteras y, aunque tienen más conciencia digital, eso no los ha convertido en una generación aislada del otro, pues son propensos a la empatía y a la colaboración a través de la Internet.
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