Más de 400 grandes empresas se han declarado en bancarrota en Estados Unidos desde que comenzó el año, el peor dato en una década debido a la pandemia de Covid-19, y en términos de magnitud, con miles de millones de dólares comprometidos a lo largo de diferentes sectores, un terremoto económico que no da señales de amainar, según señalan analistas consultados por la agencia Efe.
“Las bancarrotas han impactado en un amplio rango de sectores este 2020 en medio de la pandemia de coronavirus, pero las industrias centradas en el consumidor han sido perjudicadas desproporcionadamente”, indicó la firma S&P Global Market Intelligence en un informe que abarca empresas cotizadas con activos o deuda superiores a 2 millones de dólares y 10 millones en el caso de las privadas.
Sus analistas, Tayyeba Irum y Chris Hudgins, cifraban en 424 esas grandes bancarrotas acumuladas al comienzo de esta semana. Los analistas aún esperan que más compañías sufran mientras la pandemia de coronavirus ahoga la actividad.
Hay varios tipos de bancarrota según la ley estadounidense y las empresas comerciales generalmente se acogen al Capítulo 11, que les permite seguir operando con un plan de restructuración de deuda que debe ser aprobado por los acreedores, aunque otras optan por liquidar sus activos y cerrar establecimientos para saldar el pasivo.
En total, según el American Bankruptcy Institute, la mayor asociación de profesionales de la bancarrota, que informa a los legisladores, hasta finales de julio más de 4.200 empresas comerciales de todos los tamaños se habían acogido a la bancarrota del Capítulo 11, y su directora ejecutiva, Amy Quackenboss, estimó en una nota que habrá un incremento en los próximos meses.
La plataforma BankruptcyData, que se atribuye la base de datos más amplia, señala que 46 firmas hasta ahora han declarado deudas superiores a 1.000 millones de dólares, algo más grave que en las dos últimas recesiones: a estas alturas en 2009 hubo 40 compañías tan endeudadas en su momento de bancarrota y en 2002 solo 25, lo que supondría la mayor magnitud de quiebras “de todos los tiempos”.
El consejero delegado de New Generation Research, James Hammond, que gestiona esa plataforma, sostuvo en entrevista con Efe que el shock de demanda generado por los confinamientos ha acelerado las cosas y hoy en día se escucha hablar de las cadenas de tiendas y restaurantes quebrados, pero también van a empezar a verse organizaciones sin ánimo de lucro, universidades, museos u hospitales.
Algunas de esas firmas ya tenían problemas antes de la Covid-19 y su llegada no hizo más que acelerar el proceso, sobre todo para las que requerían presencia física, como el comercio minorista, pero los expertos apuntan que la tendencia va a continuar por su debilidad y pese a los préstamos del Gobierno de Estados Unidos para proteger el pago de nóminas.
Con más de 100 grandes compañías en bancarrota, el sector más impactado es el consumo discrecional, según el informe, lo que engloba una veintena de minoristas con nombres históricos como Brooks Brothers, la marca de ropa más veterana del país; Lord & Taylor, que tenía los grandes almacenes más antiguos; y marcas populares como J.Crew o Ann Taylor.
Probablemente la debacle minorista más visible es la tienda de lujo por departamentos Neiman Marcus, que hace poco más de un año abría un establecimiento de 20 mil metros cuadrados en el centro comercial del exclusivo barrio de Hudson Yards, en Nueva York, y tras el parón provocado por la pandemia ha decidido dejarlo vacío.
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