No se puede migrar el teatro a plataformas digitales en un 100%. Se puede adaptar con ciertas herramientas como talleres puntuales o técnicas teatrales que no requieran mayor trabajo en audio, iluminación o puesta en escena. El teatro está concebido para que el público lo disfrute de forma presencial.
Si se migrara el teatro a plataformas digitales ya se lo podría llamar teatro en sí, nacería una nueva forma de realizar espectáculos escénicos, el teatro es el nexo latente entre la puesta en escena y el espectador, con magia propia y un lenguaje único. Se podría rever contenidos que soporten las plataformas en medio de la crisis, pero jamás podrá ser igual que el teatro.
El teatro puede ocupar también espacios de tipo virtual, llámese realidad virtual, podcast o radio teatro en línea. Esto afecta parcialmente la naturaleza del teatro directo, pero puede constituir un recurso alternativo en tiempos de pandemia, ya que se usa formas tradicionales como el radioteatro en su forma más primigenia.
Es así que la demanda de producción escénica ha despertado la producción en canales dedicados a obras teatrales en plataformas de video. Asumir que el teatro como tal sólo existe en la relación del público con la escena y los actores, también la interactividad relativa de las redes sociales ha hecho percibir en cierta manera que hay un “publico” frente a la pantalla de un Smartv, una tablet o teléfono reaccionando a la puesta en escena.
Cuando se dé la reapertura de los eventos, la gente tendrá mucho temor de las aglomeraciones, pero creo que, con una buena campaña, se tendrá mentalizado el cuidado y las medidas de seguridad. Es importante que los espacios (teatros o locales), ofrezcan al público la sensación de poder disfrutar de la propuesta en un ambiente seguro.
Desde las instituciones rectoras del mecanismo cultural nacional se deben implementar estrategias y planes de acción para una vez pasada la pandemia el sector pueda reactivarse en forma paulatina, esto tomará tiempo y se necesita de toda la paciencia e inventiva para impedir que el sector cultural siga en riesgo económico.
Se pueden reanudar manteniendo el distanciamiento social. Salas y espacios con estrictos protocolos de seguridad sanitaria pueden abrirse de a poco.
Hay que tomar en cuenta que la taquilla si o si se verá afectada, esto como efecto rebote de la economía general del país. La alternativa a lo mejor sea que los precios de las entradas se ajusten a esa realidad. Un trabajo arduo en formación de públicos desde los espacios donde nos encontramos, utilizar las plataformas digitales a favor de la difusión de espectáculos, agrupaciones y empresas artísticas que luego puedan presentar sus espectáculos en los escenarios convencionales. La formación de públicos será vital para mantener la taquilla y aunque no sea como antes de la pandemia el trabajo colaborativo también influirá en la necesidad del espectador de poder disfrutar en vivo y en directo del arte en general.
A pesar de la difícil situación se ha podido ver que el público está dispuesto a pagar boletos para presentaciones virtuales. Se ha evidenciado que funciona perfectamente y que es algo que llegó para quedarse.
La modalidad de pagar suscripciones para espectar obras de teatro también puede funcionar, tal y como se lo hace para transmisiones de fútbol por televisión. Esto no es nuevo para los fans, hay miles de partidos por los que se paga. El fútbol, al igual que el teatro, generan emoción por el contacto con el momento, la sensación de estar en el estadio es indescriptible, como es indescriptible ver una obra de teatro sentado en una butaca. Sin embargo, no se puede comparar el fanatismo del fútbol con el teatro. El fanatismo que genera el fútbol es muy fuerte. Se debe tomar en cuenta que, a decir de varios estudios, este deporte es el segundo negocio más importantes del mundo. Mientras que el teatro es una cuestión sensitiva, para un público que busca emociones desde las emociones. Son formas de espectáculo diferentes, requieren así mismo estrategias comerciales y de públicos con recursos distintos. El fútbol por su parte tiene una cualidad que no necesariamente depende del público que es su competencia con otros equipos y esto sostiene los campeonatos y sus instituciones. El teatro no se ampara en una industria como tal, depende muchos factores para su realización y movilidad, no menos importante que el fútbol.
Ya existen plataformas en las que se puede obtener maravillosas propuestas de teatro, solamente que son poco conocidas. La UTPL realizó un conversatorio sobre las “Vitrinas Culturales en época de pandemia”. Con la expositora argentina Brenda Raso, como invitada, ella mencionó que ahora, con esta necesidad, dado el cambio que provocó la pandemia, salen a relucir espacios que estaban ocultos del público y que son el ejemplo para otros que se están creando o que nacieron en esta cuarentena, producto de una necesidad de ver arte. Es cuestión de crear una cultura en los públicos para que puedan acceder a los beneficios de plataformas digitales con espectáculos teatrales o de artes visuales.
En España el Centro de Documentación Teatral abrió su teatroteca para que el público pueda disfrutar de espectáculos anteriores que están en esta plataforma. Si antes se usaba con fines investigativos, bien se podría pensar en una plataforma de entretenimiento con espectáculos teatrales. Creo que se puede aprovechar el carácter sensible del teatro para desarrollar recursos de tipo psicológico, como también pedagógico social ante el impacto de la pandemia en los hogares, en las personas de todas las edades. Tras de esta propuesta pueden y deberían estar los profesionales y estudiosos de la psicología, sociología, antropología y más ciencias que junto a las artes escénicas planteen un recurso renovador de los efectos que una pandemia está causando en el mundo.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
No se puede comparar al FUTBOL con el TEATRO, de ninguna manera es solo una fuente de diversión y entretenimiento como lo afirman.