El futuro es mucho más claro que el presente, ha dicho Jim Bridenstine, administrador de la NASA, al ver despegar la primera misión con tripulación desde Cabo Cañaveral a la Estación Espacial Internacional, porque es un futuro que permite repensar las ciudades, pensar en otra integración, con mayores sinergias para actuar entre vecinos ahora que un virus invisible ha puesto en jaque la globalización, tan cuestionada por los nacionalismos que solo persiguen votos y vasallos. El futuro que permite mirar una educación con más tecnología, con metodologías que sigan pensando en un ser humano más proactivo, menos mezquino en tiempos de crisis.
El primer vuelo tripulado de SpaceX, la empresa creada por Elon Musk, y la NASA partió el 30 de abril con los astronautas Doug Hurley y Bob Behnken. El Falcon 9 junto con la cápsula Dragon Crew despegaron desde el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, en la Florida, rumbo a la Estación Espacial Internacional, un viaje de 19 horas.
El primer viaje espacial desde suelo estadounidense con participación privada ya es una realidad, con trajes futuristas de verdad, sin los pegasos caricaturescos del anterior gobierno que pensó haber inaugurado la era espacial ecuatoriana, sin haber inaugurado al menos un hospital completamente equipado y sin irregularidades.
We have liftoff. History is made as @NASA_Astronauts launch from @NASAKennedy for the first time in nine years on the @SpaceX Crew Dragon: pic.twitter.com/alX1t1JBAt
— NASA (@NASA) May 30, 2020
La última misión espacial tripulada, enviada desde Cabo Cañaveral, ocurrió el 8 de julio de 2011, un transbordador donde Doug Hurley estuvo en la tripulación. El mismo astronauta ahora reanudó la actividad desde el Centro Espacial Kennedy. Si todo sale bien con este primer vuelo, la NASA dejará de depender de las Soyuz para viajar hasta la Estación Espacial Internacional.
Es la primera misión tripulada de SpaceX desde que fue fundada hace 18 años. No solo es la primera empresa privada en llevar astronautas al espacio sino que es su primera misión de este tipo como compañía. Para la empresa de Elon Musk es el último paso antes de empezar con misiones de larga duración, como llegar a la Luna en 2024 y a Marte, en 2030.
Desde la Plataforma de Lanzamiento 39 del Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, también despegó el Apollo 11 que llevó al hombre a la Luna y desde ahí, el sábado 30 de mayo, en medio de la más catastrófica crisis sanitaria, económica, social y humanitarial mundial, ha resucitado el sueño americano del espacio. “Con este lanzamiento todo el mundo puede mirar arriba y decir: ‘Mira, el futuro es mucho más claro que el presente’. Espero que eso sea una inspiración para el mundo”. Esas fueron las palabras llenas de emoción de Jim Bridenstine, administrador de la NASA.
Y no es para menos, este paso se produce cuando Estados Unidos ha rebasado la simbólica cifra de 100.000 fallecidos por la pandemia del coronavirus que ha puesto en jaque al mundo. Y cuando es sacudido por decenas de protestas en varias ciudades del país por la macabra muerte de George Floyd, asfixiado en su cuello por la rodilla de un policía contra el piso por cerca de nueve minutos.
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