El marco jurídico administrativo vigente (2020) no es el adecuado para fomentar el desarrollo productivo post Covid-19 y peor para la nueva década. El Estado benefactor se acabó. No hay recursos para seguir con la pantomima, con el sainete montado desde la revolución ciudadana. En un momento con el petróleo a menos de S1,00, si!!! A menos de S1,00, sin ingresos por: impuestos (renta, IVA, especiales, aranceles); exportaciones; inversiones; trasferencias de migrantes, el sostenimiento de la dolarización se complica, pero creo que la historia no nos dejará equivocarnos, sigue siendo mejor que tener nuestra propia moneda y las inmensas ganas de los políticos de imprimir moneda cuando lo necesitan para sus fines politiqueros.
El modelo de desarrollo paternalista no funcionó, la mayoría de los ecuatorianos estamos peor que antes de la gratuidad, el Covid-19 nos ha enseñado lo duro de la realidad de los ecuatorianos menos atendidos. Ellos quieren trabajar no quieren dádivas, quieren trabajo. El engaño debe terminar y pronto, no podemos perder tiempo lo hemos perdido suficiente ya.
El modelo de desarrollo eficaz debe estar enfocado al mejoramiento continuo, al incremento de las competencias de los trabajadores, de los gerentes, de los servidores públicos, de los empresarios, de los académicos, de los representantes políticos, en fin de todos, para producir más y mejor, para ahora y para el futuro.
Allá por el año 1994-5, estando en el proceso de modernización del estado, procedimos a implementar en el puerto de Guayaquil la estrategia. La administración del puerto contaba con más de 3.000 empleados, algo inaudito, no solo por la improductividad y la corrupción, sino también por el sobre costo que representada esta ineficiencia, en el costo transaccional de liberar las importaciones y su consecuente incremento en la cadena productiva y comercial. Se dotó de un Sistema de Información Gerencial totalmente automatizada con aplicaciones tecnológicas modernas y que su operación solo requería de 100 trabajadores. Utilizando la base jurídica vigente en ese entonces, despedimos previo el pago de la correspondiente indemnización, a 2.900 trabajadores. Increíble pero cierto!! El problema a resolver fue ¿cómo ayudamos a esos trabajadores? Les dimos cursos para ser accionistas y conformaron dos empresas, con parte de los recursos de la indemnización. Una de 600 socios y otra de 700 socios para prestar servicios portuarios a la Administración. Es decir no les regalamos nada, les apoyamos y les dimos herramientas para ser productivos y seguir trabajando. Entre ellos se fueron eliminando pues no creyeron en los malos elementos que podrían poner en riesgo las empresas. El puerto recuperó su actividad con una alta productividad, gracias a la modernización del sistema de gestión a tal punto, que el gobierno de Bucaram no pudo romper el funcionamiento eficiente.
Porque me refiero a esta experiencia, pues hace 25 años la innovación y la tecnología nos dieron el primer aviso de lo que se venía, la sustitución de actividades rutinarias por robots o aplicaciones tecnológicas. Andrés Oppenheimer lo dice claramente en su libro “Sálvense quien pueda” 2020. Según los estudios utilizados para su propuesta, existen actividades que fueron, están siendo y serán desplazadas por un robot, una computadora o una aplicación tecnológica. Ciertas actividades simples o rutinarias ya no son necesarias. A pesar de ello nuestro modelo de desarrollo sigue y quiere seguir indefinidamente manteniendo esos empleos a toda costa. NO!! Ya no hay como. Ya no hay recursos, debemos cambiar el chip interno.
El Covid-19 se llevó a mejor/peor vida a Papá Estado Benefactor, se acabó!!
Ahora y para estar listos para la post pandemia, debemos lidiar con lo que nos queda. No hay recursos, no tenemos liquidez y si se logran algunos estos ya están tarde. La administración actual heredó, tampoco hizo mucho para resolver, el modelo benefactor, llevamos 13 años viviendo con éste y los resultados están muy claros, creo muy claros. NO hay otra oportunidad o la tomamos o el país entero se caerá en pedazos.
Queremos un Estado concentrado al cien por cien en el cambio del marco jurídico y administrativo que permita la participación de la iniciativa privada en la prestación de servicios, en la inversión productiva, en la producción de bienes y servicios, en la generación adecuada de empleo, en el pago apropiado de salarios, sobre la base de acuerdos entre personas de bien, honestas y cumplidoras, pueda lograr nuevas formas legales de relación entre trabajadores y empresarios, pagando lo que deben pagar y trabajando lo que deben trabajar, sin engaños, sin sorpresas.
La gratuidad del modelo de desarrollo actual, no resultó. Todas las inversiones del Estado deberían tener un rédito no es recomendable seguir manteniendo la ineficiencia con la gratuidad. Los beneficiarios, los usuarios deben pagar por su consumo, su utilización. Una carretera, el servicio telefónico, la energía eléctrica, los servicios de salud, la educación no pueden seguir siendo gratuitas, deben ser focalizadas para gestionar eficientemente los recursos de todos los ecuatorianos, no solo de algunos y peor de los otros que se llevan a nuestra vista y paciencia. Las carreteras que no han sido concesionadas a una empresa privada se han deteriorado y no han implementado mejora alguna después de tantos años. ¿Quién paga el mantenimiento, las mejoras, las salarios de los trabajadores? El Estado. Por el contrario las concesionadas están muy bien y se continúa con las inversiones adicionales para mejora. ¿Quién paga en este caso? Los usuarios y la gestión financiera de los recursos facilitan los gastos necesarios.
Desafortunadamente, el marco jurídico y administrativo fue diseñado para un Estado con recursos suficientes para gastar en la política social, en lugar de invertir en la política social. Digo invertir por ejemplo en salud y educación para contar con ecuatorianos sanos con conocimiento para emprender en actividades productivas y de servicios, que le disminuyan su dependencia del Estado benefactor.
El país requiere de líderes honestos, de buena fe, que visualicen los escenarios futuros de forma anticipada a manera de alerta temprana. NO queremos políticos corruptos, los hemos tenido a montones desde hace décadas y peor cuando los caudillos populistas han llegado a la Presidencia. No hay recursos señores políticos aprovechadores, no hay recursos retírense, no los queremos.
Queremos personas serias, honestas para reconstruir el país de las cenizas en que nos dejó la revolución ciudadana y el Covid-19. Se acabó, ahora les toca a los buenos, ellos contarán con nuestra confianza para cambiar, para innovarnos, para aprender, para emprender actividades no antes vistas pero necesarias, para levantar todo el país con valores, con humildad, con compromiso. NO más egoísmos, no más.
Llegamos al verdadero rol del Estado, la formación y capacitación de los trabajadores con programas para formar en valores, actualizar las técnicas, capacitar en mejora continua y entrega de certificaciones de competencias técnicas. De esta manera los trabajadores podrán cumplir con las exigencias productivas y de comercialización.
Los vendedores ambulantes perderán parte de su negocio, pues los consumidores no serán los mismos que antes de la pandemia. Ahora serán más cautos, más seguros en sus consumos, en sus gustos, en la cantidad que compran y por tanto esa información servirá de insumo para emprender nuevas actividades. Si ya no vende en la calle, puedo crear una empresa para despachar a casa y para ello requerirán conocimiento de selección, empaque, embalaje, transporte, conservación, almacenamiento, seguridad alimentaria, entre otras. Ahí nace la nueva visión, la actualización técnica de nuestros recursos humanos para estar renovados y certificados en las nuevas técnicas del trabajo moderno, de la provisión segura, de la honestidad en la venta, en la entrega y en el cobro.
Este es el verdadero rol del Estado proveer de los mecanismos para la mejora de conocimientos de la fuerza laboral, y no las dádivas mediante subsidios generalizados que han demostrado ser ineficaces en todo el mundo.
O reinventamos o morimos en el intento, saldremos de esta Con vid a 2021, cueste lo que cueste con productividad con honestidad, con confianza entre actores productivos.
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