Los países desarrollados y en desarrollo, que estaban en camino de mejorar sus estándares de vida, ahora tienen una desgracia en común: una pandemia de la salud y una crisis económica sin precedentes, por la incertidumbre. En estos momentos todavía existen dudas sobre cómo se seguirá manejando la emergencia sanitaria y cuándo definitivamente el mundo científico podrá hallar una vacuna que detenga la expansión del coronavirus. Y cómo se administrará la economía y las políticas sociales, sobre todo en las áreas de la salud y la educación, no solo en el Ecuador sino en todo el mundo.
En la salud porque es evidente la necesidad de fortalecer los sistemas sanitarios tanto en su infraestructura como en personal e insumos médicos. Y en la educación porque ahora más que nunca el país necesitará gente mucho más y mejor capacitada para salir a un mercado que se avecina muy competitivo.
En un discurso pronunciado en la sede del Instituto Nacionales de la Salud, en 2005, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ya advirtió que una pandemia se parece mucho a un incendio forestal. Si se detecta temprano, podría extinguirse con un daño limitado. Si se deja que arda sin ser detectado, puede convertirse en un infierno que puede extenderse rápidamente. Un criterio compartido años después por su sucesor, Barack Obama.
Con la pandemia a las puertas, el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sin embargo ha dedicado más tiempo a la guerra por los aranceles con China y a construir un muro en la frontera con México, mientras el coronavirus se colaba por todas las fronteras.
No se supo combatir a tiempo la pandemia ni prepararse para emergencias de este tipo. Lo mismo pasó cuando estalló el boom del petróleo en los años setenta, cuando el precio del petróleo en Ecuador para la exportación era de $2,79 por barril. En esos años los países árabes que se convirtieron en exportadores de petróleo, eran básicamente desierto. Algunos decidieron aprovechar esa especie de lotería para invertir en infraestructura y el desarrollo de grandes obras, pero otros con dictaduras como Irán, Iraq y Libia prefirieron embarcarse en carreras armamentistas con consecuencias que están a la vista.
Todos los países industrializados y no industrializados tendrán que comenzar a revisar los recursos proyectados para este año y en el futuro, además de lo asignado a cada área, sobre todo ahora con la caída histórica en los precios del petróleo que por primera vez cerraron en saldos negativos en las Bolsa de todo el mundo. Cada economía lo primero que hará es pasar revista a sus presupuestos para reprogramarlos.
¿Desde cuándo? En Ecuador es un tema incierto porque depende de la rapidez con la que las autoridades sanitarias controlen la pandemia. Tal vez desde el segundo semestre se pueda comenzar a readecuar todo por el lado financiero.
Ecuador había presentado un plan económico para recibir recursos de los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco de Desarrollo de América Latina. ¿Se podrán destinar parte de esos recursos para combatir la pandemia o se podrán recibir más recursos en el escenario actual?
El último viaje de la delegación de Ecuador a Estados Unidos, liderada por Lenín Moreno, permitió al país colocar bonos en cómodas condiciones e invitar a la inversión extranjera directa. ¿Será eso una realidad ahora? Ecuador tendrá que mirar cómo aprovecha el momento para trabajar en una restructuración de su deuda externa en condiciones viables y cumplir así con sus obligaciones, pues tendrá que seguir dependiendo de los mercados financieros.
Si bien la preocupación está centrada en aplanar la curva de expansión del coronavirus, después lo urgente será poner atención en la parte económica; cómo resolver los problemas del desempleo o del cierre de empresas y cómo restablecer, reformular o recalcular la tendencia de crecimiento. Este año si el país logra terminar en cero sería aceptable.
Una pregunta debería hacerse el gobierno, ¿los organismos internacionales seguirán contando con los recursos de sus accionistas principales para financiar a los países en desarrollo? El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que pertenecen sobre todo a las grandes potencias, ¿acrecentarán sus programas de financiamiento en países como Ecuador?
El BID, la CAF, que en principio pertenecía a los países del grupo andino y que con la entrada de más socios se convirtió en el Banco de Desarrollo de América Latina, son organismos que pertenecen a la región y otorgan créditos a sus países socios en condiciones ventajosas en costos y plazos. También existe el FLAR, Fondo Latinoamericano de Reservas, organismo equivalente al FMI para la región que también concede créditos especialmente para estabilización de balanza de pagos, vinculados sobre todo con los bancos centrales. Debemos fortalecer y cuidar estos organismos internacionales de la región y solidariamente que mantengan su prestigio y continúen fortaleciéndose.
Tal vez en junio sea posible tener las cifras más claras sobre cómo quedaría el presupuesto del Gobierno Central por la caída del precio petróleo y que este se vaya recuperando de la mano de negociaciones y programaciones idóneas de producción y comercialización sobre todo de los principales actores del sector. También los gobiernos autónomos descentralizados locales como municipios y prefecturas pasarán por el mismo dilema.
Gran parte de los ingresos del gobierno central y de los gobiernos locales provienen de los impuestos y actividades de gestión y en este escenario desolador es difícil pensar en aumentar la carga tributaria si se quiere reactivar el empleo y la inversión privada.
El sistema financiero ha comenzado a conceder períodos de gracia de dos y tres meses para el pago de las deudas o créditos y también considerar cómo se pueden reestructurar créditos otorgados y en condiciones viables, que puedan ayudar a las empresas a evitar su cierre y la pérdida de empleo.
Un tema clave para pensar en un escenario poscoronavirus es el de la economía familiar. ¿Cuántas personas de una familia están en riesgo de perder su actividad de trabajo y posición profesional. Se afirma que en los Estados Unidos los desempleados podrían alcanzar la cifra de 20 millones. ¿Cómo quedará Ecuador con tanto empleo informal?.
A pesar de que el presidente Trump le quitó $500 millones a la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta es una organización con mucha experiencia y gran prestigio en el mundo entero, por su trabajo y dedicación.
La OMS tendrá que ser fortalecida con nuevos recursos para dotarla con los mejores científicos y los mejores equipos técnicos; los organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas, aparte del preocuparse por los Derechos Humanos, el desarrollo, la educación y el empleo, deberá esforzarse en conseguir mayores recursos para que la OMS salga fortalecida. Su papel debe ser promover acciones necesarias con todos los países que la respetan y apoyan para conseguir objetivos.
El mundo debe tomar conciencia que las guerras y el armamentismo deben llegar a su final. Que se resuelvan las beligerancias donde estas existan y que se lleguen a acuerdos de paz. Poner también punto final al intervencionismo. Bien ha hecho el ex-presidente Cárter al dirigir una carta al Presidente Trump sobre este tema.
Ecuador debe revisar a fondo los rubros presupuestarios de los sectores sociales, salud, bienestar y educación, los más desatendidos. Nadie sabe cómo quedarán los cálculos matemáticos, de subsistencia, de las jubilaciones de un organismo tan importante como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.
Ningún país en el mundo estaba preparado para esta pandemia. Podría incluso afirmarse que los cogió desprevenidos. Considero incluso que debe reconocerse al Gobierno del Ecuador, por los esfuerzos que hace día a día, para para mitigar la .expansión del Covid-19 y sin los recursos financieros propios que no se los dejaron en la mesa servida.
Se ha mencionado que es el momento para el sector privado de dar un importante apoyo al Ecuador. Se ha difundido ampliamente los esfuerzos que están haciendo instituciones financieras, corporaciones privadas, ongs y líderes políticos, gremiales y empresariales a lo largo y ancho del país.
Bienvenido este comportamiento solidario y patriótico. La esperanza está llegando y compartiéndose. El dolor que está causando la pandemia, tiene ahora un efecto de amor al prójimo y a la patria. Estamos nuevamente comenzando a crecer.
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