El país está próximo a nuevas elecciones en el que se elegirá presidente, vicepresidente, asambleístas y parlamentarios andinos. Pese a que faltan 11 meses para ir a las urnas ya se presentan una serie de inconvenientes que giran alrededor del proceso electoral. Las divisiones en el CNE y la campaña anticipada son algunos de ellos. Internet es por ahora el escenario de los políticos para acercarse al electorado.
En inicio los vocales del Consejo Nacional Electoral (CNE) decidieron que el proceso eleccionario se efectuaría el 28 de febrero de 2021, incluso la presidenta de ese organismo, Diana Atamaint, aseguró que las fechas de la primera y segunda vuelta electoral eran inamovibles, pero esa situación cambió solo unos días después.
Argumentando un análisis técnico y jurídico, los vocales del CNE y los jueces del Tribunal Contencioso Electoral (TCE) acordaron cambiar el calendario electoral y adelantar el proceso para el 7 de febrero de 2021 y realizar la segunda vuelta el 11 de abril.
Esto de alguna manera ha impulsado a realizar una campaña anticipada de algunos posibles candidatos, en especial en redes sociales, sin que se establezcan reglas claras para su control. Porque las leyes están dictadas por los políticos, que se convierten en juez y parte, quienes se encargan de dejar algunos resquicios para maniobrar este tipo de acciones.
Incluso las conclusiones de los monitoreos en plena campaña se conocen pasadas las elecciones. Las normativas son tan mal elaboradas que no permiten tomar ningún tipo de acción inmediata, porque deben pasar por un sinnúmero de etapas y eso retrasa la aplicación de las sanciones.
Justamente, el control a los fondos de la campaña y una nueva fórmula para la repartición de curules son los ejes centrales de la reforma al Código de la Democracia, aprobado por la Asamblea, que incluye el cambio de 160 artículos. Si bien en la Ley se incluyó un artículo que establece multas que van de los 11 a los 20 salarios básicos o sanciones como la suspensión de derechos de participación de seis meses a dos años, el articulado no define con claridad qué se considera campaña anticipada.
La aparente división del CNE y las discusiones internas dificultan un control preelectoral, que es necesario para lograr equidad, en la promoción de candidatos o de algunas autoridades que buscan acceder a las diferentes dignidades.
Hay un organismo electoral que funciona mal. Hubo un intento de poner orden, pero la política lo manipula a su antojo y a ello se suma el poco interés de la ciudadanía. Se aprovechan de esto y de la poca censura en sus acciones, para hacer lo que desean, pese a que un organismo de control electoral debería ser la base de la democracia.
También existe un problema cultural, porque se da muy poca importancia a organismos vitales como el CNE, para un proceso democrático en el que se debería tener claro quién dirige, quién maneja, por qué lo manejan y para qué. La transparencia en un proceso electoral es fundamental en un país democrático como el nuestro, pero ante la falta de censura desde la ciudadanía o una veeduría ciudadana, hacen lo que les place, muchas cosas al apuro, adelantan una fecha, la retrasan, cambian de decisión. Hay incertidumbre porque van de tumbo en tumbo.
El nuevo problema que surge es de carácter técnico. Según el CNE un 98% de los equipos de escrutinio están obsoletos porque tienen más de 8 años de antigüedad. Es decir, de 162 servidores, 158 no sirven. Y apuntan a la adquisición de un nuevo servicio denominado Sistema Informático de Escrutinio y Resultados (SIER), que reemplace al Sistema de Transmisión de Publicación y Transmisión de Resultados (STPR) utilizado en las elecciones seccionales de marzo del 2019. Según los cálculos previstos, su instalación podría hacerse en no menos de 12 meses. Si el Ministerio de Finanzas no asigna los recursos necesarios para organizar el proceso electoral, la presidenta del CNE amenaza con no realizar las elecciones presidenciales, de legisladores y parlamentarios andinos.
Si los equipos de cómputo no están en su mejor momento y se llega a presentar algún tipo de inconveniente les echarán la culpa argumentando su mal estado. Eso puede generar dudas en los resultados que se presenten a la ciudadanía.
Técnicamente la solución para saber cuándo un equipo está obsoleto, hasta dónde puede aguantar el procesador, las capacidades de memoria o la velocidad de los discos, es sencilla, pero lo hacen parecer tan complicado y no se entiende por qué. Sin embargo, si bien no se cuenta con los recursos suficientes, para un proceso como el que se avecina, el Estado no debe escatimar esfuerzos con el objetivo de transparentar la decisión de toda la población, que va a regir los próximos años.
El 2021, además puede marcar el desplazamiento de la campaña de los medios tradicionales como la radio, la TV o la prensa escrita a las redes sociales y medios digitales. Por ello, es necesario plantear nuevas estrategias y pensar cuál será el rol de los medios en el futuro, así como adaptarse a lo digital.
Facebook tienen alrededor de 12 millones se usuarios activos en el Ecuador. A inicios de enero la plataforma anunció que no se retirará publicidad con anuncios políticos, aunque se indicó que se implementarán herramientas para que los usuarios decidan el tipo de publicidad. Otras plataformas como Twitter y Google sí limitaron estos anuncios.
Puede ser una corriente interesante pensar que hay un vuelco a la pantalla de un móvil, así como tener en cuenta que, muchos jóvenes van a participar por primera vez en una elección presidencial y posiblemente haya nuevas opciones. Esto de alguna manera podría mover alguna ficha en el tablero político.
Otra cosa es el manejo y uso de las redes sociales por los políticos. Desde el punto de vista académico está equivocado, incluso partidos políticos con mucha experiencia han captado personas cuyo objetivo es deslumbrar con la imagen del político, pero eso la gente lo rechaza. Hay un mal manejo de las redes sociales a nivel político, salvo muy pocas excepciones, existe mucha improvisación. Si bien con la tecnología se puede llegar a más público es necesario manejar estrategias, saber cuál es el objetivo de la campaña, a dónde quiero llegar, a qué tipo de público. Otros países nos dan lecciones de cómo se hace una estrategia digital, pero aquí prima la improvisación.
En cuanto al mapa electoral es todavía incierto. Se prevé mucha fuerza por parte de la izquierda queriendo tratar de retomar su papel anterior, asimismo el gobierno al parecer, políticamente, le gustó el poder y tiene por ahí algún precandidato, que podría ser el propio vicepresidente de la República. La derecha tiene dos candidatos totalmente distanciados y un tercero de origen electoral futbolero. Lucio Gutiérrez ha anunciado una candidatura pero todavía se lo ve muy débil.
Los partidos políticos cada vez están peor siguen pensando solo en los líderes y no en verdaderas bases políticas, piensan en el liderazgo de uno o dos y eso obviamente los lleva a tener menos seguidores y cuando los tienen son solo para el momento porque reciben una dádiva, un sánduche o alguna camiseta bonita. En el fondo no hay verdaderas escuelas de formadores de líderes que tomen la posta de manera seria y aparece cualquier candidato creando incertidumbre en el país.
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