¿Para qué sirvió? Para intentar agrupar a los gobiernos del socialismo del siglo XXI o chavismo en una sola plataforma. La idea nació del fallecido Hugo Chávez para alejarse de la Organización de Estados Americanos y de la influencia de Washington cuando sus petrodólares eran abundantes, cuando sacó a Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones porque no congeniaba con Álvaro Uribe y le era más fácil estar cerca de Lula y los Kirchner.
Nadie recuerda cómo Chávez minó la integración andina en su sueño por construir un proyecto político alrededor de su imagen y de los hermanos Castro, en Cuba, los expertos en la antidemocracia. Se habló de grandes proyectos de infraestructura, de refinerías, de grandes autopistas, del banco del sur. Todo plasmado en documentos sellados por una burocracia internacional con sueldos dorados.
Unasur en realidad fue y es la historia de traiciones, mediocridad y codicia. No la historia de América Latina, como intentó insinuar un expresidente. Nunca convirtió a Quito en la capital de Sudamérica, eso en la práctica es puro cliché de quienes se creyeron los amos del mundo, solo por haber logrado cooptar el poder en un país a fuerza de leyes mordaza y superintendencias para controlarlo todo, para vigilarlo todo.
Los proyectos personalistas bloquearon cualquier intento por hacer de ese organismo un mecanismo de integración. Desde Caracas o desde Buenos Aires, en la época de los Kirchner, se imponía su agenda. Todo fue puro lirismo. Un proyecto fatuo, vacío de contenido, creado para protegerse entre los líderes del chavismo.
Siete de los 12 países que conformaban la institución la abandonaron, ¿cómo hablar entonces de integración latinoamericana? La Denuncia al Tratado Constitutivo concluyó que hubo incumplimiento del objetivo: construir de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en diferentes dimensiones.
Las causas de la parálisis de la entidad, según recoge la denuncia, se encuentran en las diferencias políticas, la burocracia y el esquema rígido, lo que impide a los países hasta ahora nombrar a un sucesor para la Secretaría General. En la práctica la Unasur solo sirvió para crear una burocracia internacional dorada, que ahora defiende ese organismo como si alguna vez hubiera hecho algo útil.
Lo que queda de Unasur en realidad es Telesur, el canal de propaganda del chavismo en la región. El castillo de naipes se desmorona, por su misma debilidad ética. Los integradores creen en la integración, sí pero en la integración alrededor de sus proyectos personalistas y narcisistas.
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