La mala noche, película ecuatoriana mexicana, dirigida por la cineasta ecuatoriana Gabriela Calvache, graduada de la Universidad San Francisco de Quito en el 2002 en la carrera de periodismo, alista su estreno nacional este 23 de agosto en salas comerciales del país, luego de haber sido premiada como Mejor Película Internacional en el Festival de HBO.
La Mala Noche es un audaz drama, lleno de suspenso que crítica desde una perspectiva femenina y de forma contundente la trata mundial de mujeres. La crítica internacional ha sido muy favorable con esta producción ecuatoriana, destacando especialmente la cinematografía y la impecable dirección de actores que se traduce en convincentes y conmovedoras actuaciones del elenco.
Dana, interpretada por la actriz colombiana Nöelle Schönwald (Amor en los tiempos del cólera), es una mujer hermosa e inteligente que se prostituye. Ella debe entregar la mayoría de sus ingresos al jefe de una mafia quien la explota a la vez que la protege. Dana ha aprendido a librar bien esa actividad que no buscó y en la que cayó por error, por amor.
En la actualidad en el mundo existen alrededor de veintiún millones de personas en situación de trata, es decir que hoy hay más esclavos que en cualquier otro período de historia de la humanidad. La trata de personas con fines de explotación sexual es, de momento, el tipo de trata más numeroso. Sin embargo cada año aumenta el tráfico de personas con otros fines como mendicidad, explotación laboral, tráfico de órganos, entre otros. Las víctimas de trata sexual son, en su mayoría, mujeres y niñas pobres de países en vías de desarrollo como cualquier país de América Latina.
Gabriela Calvache nació en Ambato. Ha sido productora de películas como Asier Y yo, de Amaia y Aitor Merino; When Clouds Clear. de Danielle Bernstein; Con mi corazón en Yambo, de Fernanda Restrepo; Alegría de una vez, de Mateo Herrera, entre otras.
Calvache ha dirigido cuatro cortometrajes, un documental y una ficción. Su cortometraje En Espera se estrenó en el Festival de Cine de Rotterdam (IFFR, 2011) y ganó premios en festivales en Japón, Francia, Chile, Ecuador, Argentina y Brasil. Estuvo presente en la sección Native del Festival de Cine de Berlín 2015. Su cortometraje Hay cosas que no se dicen, se estrenó en el Festival Internacional de Mar del Plata de Argentina y en varios festivales, fue exhibido en el Museo de Mujeres en el Arte de Washington DC, USA (2007). La mala noche es su ópera prima como directora de ficción.
“Me invitaron a exhibir mi cortometraje “En Espera” a un grupo de niñas y adolescentes que vivían en una casa de acogida. Todas esas niñas habían sido engañadas, desarraigadas de sus hogares y forzadas a prostituirse en burdeles o casas privadas, hasta que fueron rescatadas. Después de ese encuentro decidí investigar y así conocí a
mujeres adultas que lograron escapar del tráfico sexual.
Fugarse de la trata es muy difícil, las niñas que lo logran van a centros de rescate, pero para las adultas casi no existen centros de acogida que las protejan, las liberen y las reinserten en la sociedad. Es por eso que muchas mujeres que han sido esclavizadas optan por el suicidio; otras se refugian en las drogas que les enseñan a usar para soportar la jornada; otras se acostumbran a prostituirse y otras eligen dejar de ser víctimas para colaborar con las mafias y reclutar nuevas mujeres. Solo una minoría logra escapar y salir adelante.
Esta película es un intento por contar una de esas historias, la de una mujer adulta, aparentemente libre pero en realidad cautiva por una mafia que ha usurpado su voluntad.
En La mala noche quise abordar un tema social y complejo desde la perspectiva de quien lo vive. Quise contrastar el mundo construido y falso de la trata de personas, que se oculta en la prostitución, con la cotidianidad solitaria de quienes la practican. Más que una denuncia esta película es una experiencia, la experiencia de habitar por unos
días en la piel de Dana.
A la par de la investigación empecé a escribir esta película en 2012. Escribí siete versiones desde cero y siete nuevas versiones del guion con el que decidí avanzar. Al inicio intenté decirlo todo sobre Dana, explicar su pasado y las razones de su cautiverio, pero luego entendí que era más sugestivo contarlo en el presente; sembrar interrogantes, relacionarla con una madre y una hija ausentes, ver solo fragmentos de su día a día con los clientes, hacerla ilusionarse vagamente de uno, lograr que se atemorice de su proxeneta pero que sepa cómo lidiar con todos sus conflictos de manera casi mecánica. Quería escribir un guion en el que Dana viva en aislamiento, atemporalidad y apatía, hasta que algo la mueva a recuperar su libertad, su identidad, su fortaleza. Una historia que pase de la sumisión a la rebeldía, a un final que no tiene retorno”.
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