La reunión de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) fue la oportunidad para exponer el Ecuador a la región y al mundo. Estas reuniones se hacen anualmente y al igual que la del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la del Banco Mundial se organiza un año en Washington y el siguiente año en algún país miembro. En Ecuador, la cita a la que fueron convocados más de 500 invitados de 47 países, se concretó 48 años después de que Quito albergara una reunión similar.
Al BID como parte del grupo multilateral de crédito se le incorpora la Corporación Financiera Internacional, conocida ahora también como BID INVEST, fortalecida institucional y financieramente, para seguir atendiendo con mayor eficiencia a las corporaciones y empresas de los sectores productivos, financieros y académicos de América Latina.
La Asamblea de Gobernadores en principio estaba planteada organizarse en China, pero como ese país vetó la presencia del destacado economista venezolano, Ricardo Hausmann, por representar al presidente interino de Venezuela Juan Guaidó en el Directorio del Banco Interamericano de Desarrollo, la organización y el desarrollo del evento se trasladó a la ciudad de Guayaquil.
Hausmann es un prestigioso profesional reconocido internacionalmente, tanto en la academia como en los mercados financieros. Fue Jefe de la Dirección de Estudios Económicos del BID, profesor de la Universidad de Harvard, asesor en los gobiernos de los presidentes Durán-Ballén y Mahuad.
Otro factor importante que marcó la reunión de Guayaquil fue el énfasis puesto en el acceso a la tecnología y la innovación. Y la inclusión de la academia que ahora tiene una participación más activa en este tipo de reuniones.
Aparte de la reunión misma de la Asamblea General y todos los temas que se revisan en la agenda, hubo eventos paralelos y conferencias sobre los más diversos tópicos. Uno de ellos fue justamente el tema de la inclusión, de los nuevos sujetos de crédito que están en el radar del BID y de la Corporación Interamericana de Inversiones.
De ahí la importancia de la presencia de la banca internacional y local para revisar todo lo que son las normas de Basilea.
La banca internacional, por ejemplo, está muy interesada en vincular más a la banca local en los procesos de apertura y tecnología que se desarrollan en el mundo, que marcan también el grado de desarrollo de los países.
Ricardo Hausmann dibujó un mapa sobre los grados de progreso de los países de América Latina, a la que dividió en subregiones por sus niveles de desarrollo; un mapa en donde Ecuador está pugnando por salir adelante.
De manera general, hubo una revisión a los diez años del gobierno anterior, en sobre cómo se enfocó el manejo económico internacional, cuando Ecuador prácticamente se aisló de los mercados internacionales tras la expulsión de Eduardo Somensatto, representante del Banco Mundial en el país, que también atendía temas del Fondo Monetario.
La política económica del gobierno anterior apuntó principalmente al financiamiento hacia el sector público, mientras el sector privado accedía a pocos recursos. Las fuentes de financiamiento estaban orientadas exclusivamente a la obra pública bajo el supuesto de que lo importante era ser el país líder con la mayor inversión pública en la región, en detrimento de la inversión privada principal generadora de empleo.
Ahora resulta que con los déficits fiscales y la iliquidez heredada, la inversión pública prácticamente ha desaparecido porque la obra pública se hace cuando hay suficiente recursos en el presupuesto estatal.
Eso ha quedado en segundo plano y ahora reaparece la actividad productiva privada, llámese bancos, llámese corporaciones o emprendimientos de la pequeña industria. De ahí la importancia de esos dos créditos que el BID, a través del BID INVEST, otorgó al Banco de Guayaquil y al Banco Bolivariano para financiar el crecimiento de la cartera de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyme). También el crédito otorgado a la Universidad de las Américas (UDLA) para su nuevo campus universitario.
Las políticas de organismos como el BID siempre han apuntado a financiar lo público y lo privado, por eso son invitados líderes gremiales y empresariales. Y marcan el apoyo a las políticas económicas de los países. Son organismos creados para atender las necesidades de la población en su conjunto, los beneficiarios de los recursos destinados a objetivos no solamente económicos y financieros sino también sociales. Hay una ventana muy abierta para vincular a la sociedad en sus programas y proyectos.
De ahí la necesidad de acudir a estos organismos en estos momentos y es necesario destacar que sin un programa de gobierno aceptable tampoco recibiríamos esos créditos. Estos organismos intentan llegar a países en situaciones difíciles como Argentina. Organismos como el BID ayudan a países a salir de situaciones que ellos mismos crean, porque gastan más de lo que tienen y se endeudan y provocan inflación.
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