La Ley de Movilidad Humana

miércoles, julio 31, 2019

Al tratar las reformas a la Ley de movilidad humana, el Gobierno debe entender que los venezolanos están pasando por una situación muy difícil en estos momentos, no solo en Ecuador sino en muchos países del mundo, gracias a un régimen como el de Nicolás Maduro, la gran bazofia de América Latina

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Cuatro hombres fueron detenidos en junio en Nicaragua, todos acusados de pertenecer al grupo terrorista ISIS (autodenominado Estado Islámico). Se trata de los iraquíes Ahamed Ghanim Mohamed Al Juburi y Mustafa Ali Mohamed Yaoob, y de los egipcios Mohamed Eissa e Ibrahim Mohamed que llegaron a Costa Rica e ingresaron de forma ilegal a Nicaragua.

Las autoridades migratorias de Costa Rica confirmaron que los cuatro ingresaron a ese país por Paso Canoas (en la frontera de Costa Rica y Panamá) y se les concedió un permiso de tránsito por 25 días, pero Nicaragua rechazó su entrada tras conocer una advertencia del Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos, que los había registrado el 12 de mayo en Panamá y el 9 de junio en Costa Rica.

La noticia ya había sido tema de discusión entre el Presidente Lenín Moreno y el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, durante si última visita a Ecuador. Pero fue la ministra del Interior, María Paula Romo, la que dio la noticia la semana pasada: tres de los cuatro integrantes de ISIS, detenidos en Nicaragua, ingresaron al continente por Ecuador.

“Hemos recibido una de las alertas más graves que el país conoce desde que flexibilizó las reglas migratorias, el 26 de junio cuatro integrantes de Estado Islámico fueron detenidos en Nicaragua -dijo Romo-, tres de los cuatro tuvieron como su puerto de entrada a América el Ecuador”.

La ministra al hablar de los riesgos de la flexibilización de las reglas migratorias planteó una reforma a la Ley de Movilidad Humana para tener una migración ordenada, “nuevas formas de regular la migración, los movimientos migratorios no solo regionales sino globales”.

La Ley fue aprobada con bombos y platillos en la Asamblea Nacional el 5 de enero de 2017, a pocos meses de que el expresidente Rafael Correa se fuera a su casa. La presidenta de la Comisión de Soberanía y Relaciones Internacionales de la Asamblea, María Augusta Calle, dijo que esa ley reconocía los principios de la ciudadanía universal y el de la libre movilidad humana; garantizaba la igualdad entre ecuatorianos y extranjeros que ingresaban al país, y que ningún ser humano podía ser calificado como ilegal por su condición migratoria. Tal vez excepto los 121 cubanos que el correísmo había expulsado del país unos seis meses antes.

El Ejecutivo ahora ha enviado una serie de reformas a esa Ley, sobre todo en el tratamiento a los ciudadanos de la Unasur, de la que Ecuador ya no forma parte.

La ministra Romo justificó las reformas entregadas en la Asamblea en el hecho de que con la Ley vigente los procedimientos para sancionar y deportar a extranjeros que violan la ley son engorrosos, largos y casi imposibles de cumplir. “Hay una manera de tratar a las personas que vienen al Ecuador y cumplen con la ley, se incorporan a los procedimientos y obligaciones que el Estado impone -dijo Romo-, pero hay un tratamiento completamente distinto a las personas que violan la ley”.

Si bien el correísmo se dedicó a aprobar leyes adornadas de cursilería sobre la ciudadanía universal y otros clichés, en la práctica operaba de manera distinta verbigracia la deportación de los 121 cubanos; de ahí la necesidad de esperar que estás reformas que no se conocen a fondo todavía no tengan dedicatoria.

Ecuador ya demostró que está muy lejos del chavismo, hace rato que dejó de llamar presidente a Nicolás Maduro, el comandante de los correístas, y ha acogido a más de 300 mil migrantes que huyen día a día de esa dictadura. Al tratar las reformas a la Ley de movilidad humana, el Gobierno debe entender que los venezolanos están pasando por una situación muy difícil en estos momentos, no solo en Ecuador sino en muchos países del mundo, gracias a un régimen como el de Nicolás Maduro, la gran bazofia de América Latina.