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Bachelet y los jerarcas del chavismo

Juan Tibanlombo (+)
Dialoguemos EC
jueves, junio 20, 2019
'Si se pudiese aceptar que toda una generación tenga la tarea diplomática de dilatar las cosas, de modo que siempre impida que algo suceda, y que sin embargo siempre parezca que algo sucede, entonces no podríamos negar que la época presente se comporta de manera tan admirable como la época de la revolución'
Tiempo de lectura: 3 minutos

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en su segundo día de visita a Venezuela se reunió a solas con los jerarcas militares y elegantes títeres del chavismo. Ella estaba en el centro. con una pashmina sobre sus hombros, franqueada por sonrientes personajes que sostienen con uñas y dientes al régimen dictatorial de Nicolás Maduro, no reconocido por más de 50 países. Ellos con impecables trajes y uniformes, como los que alguna vez debió haber lucido su padre, una víctima de una dictadura.

¿Qué habrá sentido Michelle Bachelet legitimar de esa forma una dictadura tan hondamente vil, tan hondamente canalla? ¿Qué habrá sentido en lo más hondo de su corazón avalar una dictadura, ella, víctima de la dictadura de Augusto Pinochet? Jorge Arreaza, según Rusia Today, lo primero que hizo fue destacar la importancia del multilateralismo y de la ONU “para apoyar a los pueblos que son agredidos” en medio del “bloqueo y la agresión política contra los derechos humanos”.

Arreaza se jactó de haber compartido con Michelle Bachelet “el modelo de protección social y de garantía de los derechos humanos”. Ricardo Menéndez, otro jerarca del chavismo, dijo que uno de los puntos prioritarios en el debate fue la liberación de los recursos de Venezuela en el exterior, que han sido bloqueados debido a las medidas coercitivas y unilaterales de Estados Unidos.

Ellos, las víctimas, vestidos elegante y pulcramente, mientras los venezolanos desde hace años no pueden acceder ni a la harina para las arepas. Mientras los venezolanos fueron condenados desde hace años a huir para conseguir medicinas y alimentos, porque destruyeron toda la industria de un país rico para convertirlos en esclavos de una dictadura, ahora hasta emparentada con casos de narcotráfico.

¿Qué habrá sentido Michelle Bachelet al escuchar estas declaraciones? ¿Alguna imagen fugaz? ¿Algún recuerdo en su inconsciente? ¿Indiferencia ante tanto sufrimiento, ante tanta diáspora? ¿Indolencia, solo indolencia?

“Nuestra época descansa a ratos en completa indolencia -escribió Kierkegaard en La época presente-. Su condición es la del que se queda en la cama por la mañana: grandes sueños, luego adormecimiento, finalmente una cómica o ingeniosa idea para excusar haberse quedado en la cama”.

Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. ¿Qué hace una Alta Comisionada, con tantos cargos burocráticos internacionales que es bastante difícil seguirle la pista? “Espero muchísimo de la visita, que ponga sus buenos oficios (…) y nos ayude a las madres, esposas, hijos de los presos políticos”, dijo a la agencia France Press, Betzayda Natera, madre de un militar detenido por una rebelión contra Maduro, mientras Bachelet se reunía con Vladimir Padrino, traidor y héroe del chavismo.

Michelle Bachelet es hija de Alberto Bachelet, general de brigada de la Fuerza Aérea de Chile y miembro del gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende. Tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, fue detenido y murió en prisión.

Michelle Bachelet y su madre Ángela Jeria pasaron a la clandestinidad hasta que fueron detenidas en 1975. Vivieron lo que es la tortura en Villa Grimaldi, antes de partir al exilio político. ¿Conocerá Michelle Bachelet la historia de Raúl Isaías Baduel, que pasó de héroe del chavismo a villano, sepultado ahora en el Fuerte Tuina?

“La fuerza de la inercia está en los cimientos de la tergiversación de la época, y cada desapasionado se felicita como su inventor -y se vuelve aún más ingenioso. Tal como las armas eran libremente distribuidas en la época de la revolución, tal como las insignias de la hazaña eran repartidas abiertamente en la época de las cruzadas, así en la época presente se obsequia en todas partes reglas de astucia, cálculos de consideraciones, etc. Si se pudiese aceptar que toda una generación tenga la tarea diplomática de dilatar las cosas, de modo que siempre impida que algo suceda, y que sin embargo siempre parezca que algo sucede, entonces no podríamos negar que la época presente se comporta de manera tan admirable como la época de la revolución”.

La época presente es una pequeña critica literaria que Kierkegaard escribió en 1846, pero que parece escrita ayer cuando Michelle Bachelet se reunía en Caracas a puertas cerradas con jerarcas militares chavistas responsables de la mayor diáspora conocida en toda la historia de América Latina.

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