La vulnerabilidad -explicada desde donde se origina- es un concepto multidimensional relacionado a ámbitos como la edad, la situación de migración, el nivel socioeconómico, el género, la pertenencia a un grupo étnico, la situación de discapacidad, etc.; la cual, para los inescrupulosos, cuando es identificada -como característica situacional de alguna persona-, inmediatamente, tiende a ser aprovechada como oportunidad para el sometimiento a la realización de cierto tipo de actividades, muchas de ellas, al margen de la ley, pero que, al final, les permite ganar mucho dinero a costa de la explotación de otros seres humanos.
Por ejemplo, cuando se presentan las épocas festivas de Navidad y Año Nuevo es muy común encontrar a decenas de niños y niñas pidiendo caridad en la calle, lamentablemente, muchos de ellos son víctimas de la explotación de mafias que se aprovechan de su situación de pobreza, tierna edad y/u orfandad para obligarles a que, incluso arriesgando su integridad física, procedan a pedir limosna en las calles para que, luego, los jefes o jefas de las mafias les arrebaten y llenen sus bolsillos para satisfacer su codicia maldita de ganar dinero y más dinero sin importar los medios ilícitos utilizados; en este caso aprovechándose del estado situacional de vulnerabilidad por edad de los infantes.
Otro espacio, en donde se observan malas prácticas que se aprovechan de la situación de vulnerabilidad por la edad de las personas, es la publicidad engañosa -creatividad al servicio del mal- que, como enemigo silencioso -sobre la base de mensajes tramposos-, busca incidir en el consumo de ciertos productos cuyo consumidor final son los niños o niñas de 0 a 7 años, los cuales, frente a la dependencia total de la decisión de compra de sus padres, terminan consumiendo lo que les llegó a sus manos y boca. Un ejemplo de ello es lo que, ciertas empresas inescrupulosas, con mensajes oscuros buscan presionar a que los adultos -sobre todos los padres de familia- compren y compren ciertas sustancias con la idea perversa -presente en la publicidad masiva oscura- de que el infante se volverá más inteligente si consume cierto tipo de polvos enlatados; cuando, está comprobado, la inteligencia del ser humano se desarrolla con estimulación temprana, el cariño permanente de los padres y la posibilidad de ir interactuando con otras personas de su misma edad. Estas malas prácticas ocurren a pesar de que existen protocolos muy estrictos orientados a salvaguardar al ser humano cuando, por su edad, se le clasifica en situación de vulnerabilidad abierta y de alta sensibilidad.
En el mismo espacio del potenciamiento de las vulnerabilidades originado por la edad de las personas, se debe topar, también, los abusos que se cometen sobre los adultos mayores; por ejemplo, es muy común que, incluso familiares cercanos, se aprovechen de ciertas complicaciones -producto del deterioro de la memoria personal- para apropiarse de bienes y/o dinero que, debido la vulnerabilidad incrementada por la soledad de los adultos mayores, les resulta un atractivo que rompe todos los límites de la codicia humana.
Otro ámbito en donde los adultos mayores, también, se vuelven altamente vulnerables es el de su incorporación productiva; pues, hay una “creencia equivocada” de que este grupo de personas no tienen más que aportar a la sociedad, cuando, en realidad, son un cúmulo de conocimientos y experiencias que, si son bien canalizadas, pueden ser una fuente potente de aprendizaje para las nuevas generaciones.
De ahí, la importancia de promover un conjunto de políticas públicas orientadas a impulsar espacios de esperanza -en medio de la desesperación- para quienes, por diferentes razones, tienen que vivir, todos los días, los efectos negativos de los abusos originados por la presencia potenciada de la vulnerabilidad. Un mecanismo para disminuir su efecto negativo es la puesta en ejecución y/o la ampliación del recurso de acción afirmativa hacia quienes están en situación de vulnerabilidad permanente o coyuntural.
En la actualidad -como caso que ha generado preocupación nacional- se debe añadir, en el marco de este análisis, la tendencia al incremento sostenido de la tasa de migración de ciudadanos y ciudadanas de países como Venezuela, la cual, para evitar o amortiguar la presencia de efectos negativos, requiere de un paquete integrado de acciones estatales -gobierno central y gobiernos locales- orientado a desarrollar la capacidad de respuesta del país en situaciones de alta movilidad humana y, así, poder afrontar los mayores retos socioeconómicos que significa recibir a una mayor cantidad de migrantes de diferentes nacionalidades.
Esa capacidad de respuesta, de forma prioritaria, se deberá focalizar a enfrentar las mayores necesidades de educación, salud, infraestructura física básica, vivienda y empleos dignos. En definitiva, cuando se ingresa al ámbito de la migración, se van a encontrar un sin número de vulnerabilidades que, también, los ecuatorianos han soportado y siguen soportando -en España, Italia y Estados Unidos- por ser percibidos como distintos a las personas nativas de los países a donde migraron.
Ahora, yendo a la coyuntura política nacional y que sigue trayendo cola, está el problema de los “diezmos asambleístas”, en donde se pueden identificar comportamientos corruptos que, aprovechándose de la posibilidad de aumento de vulnerabilidades generadas por el deterioro de las condiciones del empleo nacional, buscan llenar los bolsillos de ciertos asambleístas sapos gracias a que, funcionarios en situación de vulnerabilidad laboral, terminan aceptando propuestas, en donde, una buena parte del sueldo, va a parar al partido político al que representan y de pasito a las cuentas personales del asambleísta corruptor.
En definitiva, como se puede ver, la vulnerabilidad es un terreno fértil para que crezcan propuestas y acciones de gente que, con buen olfato para hacer el mal, es capaz de idearse prácticas inhumanas que lo único que hacen es aprovecharse de la desesperación y necesidad de seres humanos que, ante su difícil situación, terminan aceptando propuestas que, en situaciones normales, no lo harían. Dentro de este terreno fértil hay que sumar los casos de personas que se encuentran en situación de subempleo, de discapacidad o que han sido afectadas por fenómenos naturales o conflictos armados.
Finalmente, a propósito de lo sucedido luego de la salida -hace pocos días- de Julian Assange de la Embajada ecuatoriana en Londres, queda en evidencia -más de 40 millones de ciberataques al Ecuador- que, con el desarrollo acelerado de las tecnologías de información y comunicación (TIC), la vida de los seres humanos es cada vez más vulnerable a la situación de un entorno virtual que se va imponiendo en el accionar de las relaciones entre personas y/u organizaciones. Apareciendo, así, un campo importante -en el espacio multidimensional de las vulnerabilidades- para el trabajo sinérgico entre actores públicos, privados y la academia; si se quiere que las comunicaciones humanas y organizacionales sean altamente seguras; caso contario, ese proceso comunicacional y relacional entre personas y/u organizaciones, será un caos.
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