Como cada primer lunes de mayo el el Museo de Arte Metropolitano (MET, por sus siglas inglés) celebró celebró su gala anual organizada por Anna Wintour, la directora de Vogue America, que sirve para financiar el departamento del Museo dedicado a la historia del traje y la moda, el Instituto del Vestido.}
La edición 2019, celebrada el lunes, tuvo como tema: “Camp, notas sobre moda”, coincidiendo con una exhibición del MET inspirada por el ensayo de la escritora estadounidense Susan Sontag “Notes on Camp” (1964).
Aunque las cantidades varían, asistir a la gala del MET cuesta alrededor de $30 mil por persona. La lista de invitados es seleccionada personalmente por Anna Wintour y está compuesta por profesionales del sector (diseñadores, ejecutivos, empresarios, estilistas, fotógrafos y modelos), pero también por actores (aproximadamente la mitad) y estrellas de la música, la cultura, el deporte, los medios o la política.
Hay ciertas empresas que pagan un precio cerrado por toda una mesa, como si fuera un palco de teatro, pero ni siquiera en ese caso tienen libertad de invitar a quienes quieran: los nombres de los invitados tienen que ser aprobados personalmente con Wintour.
Wintour propone que otras celebridades ejerzan como anfitriones invitados de la gala.
La Gala del MET es un evento de etiqueta black tie (lo que en español se llama “rigurosa etiqueta”), igual que los premios Oscar o los Globos de Oro, pero aquí la exigencia está más cerca de las fiestas de máscaras de la aristocracia del XIX o de una competición de drag queens, porque los invitados acuden vestidos con prendas de noche que, de alguna manera, interpretan el tema de la exposición temporal. Una fiesta temática.
El año pasado el tema era la indumentaria litúrgica, así que Rihanna llevó una mitra episcopal y Katy Perry se puso unas enormes alas de ángel. Camp, notas sobre moda es un estilo extravagante que hace homenaje a la estética antinatural.
Este año Lady Gaga fue de las primeras en pisar la alfombra rosa con un despampanante vestido fucsia, que se quitó para lucir uno menos voluminoso negro, del que también se deshizo, para dar paso a un tercero muy ajustado, que finalmente se quitó, quedando cubierta solo por un conjunto de lencería, unas medias de red y unas botas con plataforma, todo negro. Katy Perry intentó destronarla, vestida de candelabro.
Además de Anna Wintour, la organizadora de la exclusiva fiesta solidaria, y Alessandro Michele, al frente de Gucci, los anfitriones fueron el cantante Harry Styles, que lució una blusa negra transparente, la tenista Serena Williams, que se atrevió con un vestido amarillo con hojas otoñales y unas zapatillas Nike.
Sus propuestas fueron el aperitivo de una noche lúdica, según El País, en la que los diseñadores dieron rienda suelta a la creatividad: una cabeza de hule como accesorio, pirámides de sombreros para desafiar el equilibrio, un hombre con la mitad de un traje y la mitad de un vestido, faraones, flecos y tantas plumas como colores del arcoíris.
El británico Andrew Bolton, curador jefe del Instituto del Vestido, fue el responsable de escoger la temática. “El camp es una parte muy importante de nuestro vocabulario ahora, y es difícil de definir. Con la asimilación de la cultura gay, hubo también una asimilación de la estética del camp -explicó Bolton-. La esencia de lo camp es su amor por lo antinatural: el artificio y la exageración”, escribió la autora del concepto, Susan Sontag, en 1964.
La cantante Céline Dion interpretó el concepto como “atemporal” y lució un vestido de flecos plateados con un “casco” de plumas. Otros, como Cara Delevingne, prefirieron la audacia. La modelo inglesa vistió un mono con transparencias cubierto por delgados lienzos de colores, y un tocado del que se desprendían huevos fritos de plástico, bananas y ojos.
Billy Porter, artista de teatro, llegó como un faraón. El actor fue trasladado en una cama por seis hombres sin camisa (todos actores de Broadway). Porter, que ya revolucionó los premios de la Academia de Cine cuando vistió con un pantalón-falda, vistió este lunes un traje de oro, una capa y un casco de cadena. Hollywood tuvo un protagonismo mayúsculo en la gala de la costa Este.
El ganador del Oscar Jared Leto lució con una túnica roja y un accesorio llamativo: una cabeza de silicona con su cara. El sello Gucci. En el comité anfitrión adicional figuraron nombres como Blake Lively, Ryan Reynolds y Lena Waithe, además de Katy Perry, Chadwick Bosema y Cher.
Wintour, la encargada de seleccionar a los invitados desde 1995 bajo un criterio que nunca ha querido revelar, dijo: “Obviamente ayuda que haya nombres conocidos como reclamo, no solo para la gala, sino también para la exposición y el museo. Nunca perdemos de vista el hecho de que el objetivo de la gala es recaudar fondos para el instituto.” El dinero recaudado, que el año pasado alcanzó los $15 millones, constituye todo el presupuesto anual del Instituto del Vestido.
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