Una versión del hundimiento del Otro es el eclipsamiento de la mirada del Otro de la vergüenza. Así, en tiempos de fraternidad y del empuje superyoico contemporáneo a gozar, dándolo todo a ver, han sido socavados los diques freudianos para la pulsión: el asco, la vergüenza, la moralidad. A falta de diques, se erigen nuevas moralidades de lo políticamente correcto que reinan de modo inflexible en la horizontalidad, cuales regímenes de hierro. En este panorama, surge una fascinación masiva por los sin-vergüenza, y la exacerbación del odio y la indiferencia. La ética psicoanalítica se fundaría en la negativa a ser impúdico, eligiendo ser incauto del saber inconsciente y del amor (Lacan, Seminario 21, clase del 06/11/73).
Yahoo noticias trae como titular: “Facebook censura la preciosa imagen de una mujer dando a luz en casa”.1 Se trata de la foto de una mujer de rodillas en una cama, sosteniendo en sus manos a su hija: una recién nacida, llorando y que tiene todavía encima restos y líquidos, propios del parto. Se las ve aún ligadas con el cordón umbilical. Todo a la vista. La foto la tomó el padre de la criatura y Facebook–“aunque parezca mentira” – la cataloga como pornográfica; cabe destacar que ante la falta de un Otro válido que diga “no” a tal exposición, Facebook intenta censurar. Entonces, muchas “usuarias”, a modo de protesta, pusieron esta imagen preciosa como su foto de perfil. La noticia presenta la decisión de Facebook como: “a todas luces absurda” y enlista una serie de “contenidos” que también han sido censurados por dicha red social, como el pecho de una mujer mastectomizada. La nota tiene un pie de página que reza: El nombre de Francie es falso. La madre lo ha solicitado, para proteger la intimidad de su familia.
Otro titular: “Ahora miles de padres comparten la foto del padre desnudo con su hija”.2 Esta es la segunda parte de: “Le acusaron de pedófilo por esta fotografía, ¡y mira que contestó!”.3 La noticia dice que las redes sociales arden por esta “estampa familiar”: un padre y su hija de dos años jugando en la bañera desnudos. El hombre, un cómico, dijo que quería enternecer a sus seguidores de Facebook compartiendo ese momento de su rutina familiar, y respondió:
Escuchen: Niños y adultos pueden estar desnudos juntos sin ningún problema. No hay nada de malo en que un padre lave la… de su hija cuando es una cría. Por el contrario es totalmente asqueroso si nadie la lava y descaradamente injusto si sólo puede hacerlo su madre… El desnudo junto a tu hija no es obsceno sino natural. Un padre con su hija en la ducha no es pedofilia, sino diversión.3.
Estas imágenes y opiniones han sido ampliamente validadas en las redes sociales, redes que son plataformas de la mirada global, del regocijo y de la falsa indignación. Esto, aunque la primera imagen no da cuenta de un lazo amoroso madre-hija subjetivado, sino que muestra, literalmente, el cordón (umbilical) que une a la madre y a su cría. Dicen que esa madre protege a su hija como una leona. Pero, ¿quién protegerá a la niña de estas fauces, siendo que el padre está tomando la foto?
En la segunda imagen, una perversión paterna, literal, viene acompañada de una prédica sin tapujos de un pseudo saber sobre el goce, mientras este ex-cómico busca hacer surgir el objeto mirada para así poder cumplir con su acto exhibicionista. Son muchos los que participan de estas escenas sin temor ni temblor; otros tienen reservas o están embarazados, pero se reducen a un silencio culposo, ante la impunidad y el anonimato de las masas cómplices de la… diversión. Sobre la “diversión”, recordemos que en el 2014 Jacques-Alain Miller4 apuntó que algunas mujeres y amantes, cuando descubren que sus parejas observan o almacenan pornografía lo consideran una “diversión sin consecuencias”. Aquí, ¿se trata de lo mismo… o peor?
Si la “cultura” actual, ante la caída de los ideales, ofrece a todos un saber gozar expuesto, el psicoanálisis apuesta, en el uno por uno, por un saber supuesto, por un saber-leer de otro modo y por el uso de semblantes y artificios como el sueño, para aproximarnos a lo real del goce.
1) Un analizante exclama: “¡es que no me va a decir nada!”. A lo que le respondo: “Todavía no”, soltando él una carcajada. Esta respuesta no responde a su demanda, pero indica que desde la posición analítica se está en posición de responder. El mismo sujeto, al inicio de la sesión relató un sueño, “porque a usted le gustan los sueños”. Es este: una paciente suya, “una mamá que tiene paralizado, tumbado todo el lado izquierdo, mueve el brazo izquierdo”. Luego de un recorrido, solo y acompañado por un silencio que calla el amor, la analista retoma el sueño del médico, ¿Cómo sería que esa madre, que tiene paralizado todo el lado izquierdo, pudiera mover el brazo izquierdo? A lo que responde, “¡Genial!”. Y, ante el silencio dirá: “Veo como cosas imposibles”.
Al respecto, un analista hace valer Otro pedido del sujeto: te pido que me rechaces lo que te ofrezco, porque no es eso. “No es eso”, es un nombre del objeto a. Aquí, para este sujeto, medio paralizado, lo imposible de ver es que la madre siniestra retornaría hasta de la tumba, por él.
2) A., un niño de ocho años, fue abusado en dos ocasiones por su hermano mellizo, dicen sus padres. Lo cierto es que ocurrió una vez, mientras ambos se bañaban en la casa. Los padres no saben qué hacer ante esto siniestro-familiar (unheimlich), y han pasado de no hacer nada a una violencia loca, quemándole las manos al “mayor”, diciéndole antes que puede elegir entre la verdad o la mentira. Dice la madre que ahora sólo duerme con A. y no con su otro hijo, como antes. El padre, echado de la casa por su esposa hace un año, es quien debe llevar a A. a la consulta.
Se acusa a A. de “débil mental”; sin embargo, hago notar que fue él quien paró el abuso. Pues, cuando su hermano lo siguió al baño de la escuela para repetir el abuso, A. logró decirle que él iba a ir a contarle a la rectora y a las autoridades. Antes de decirle aquello, hizo lo que su padre le indicó: pegar; pero el hermano solo se burló. Cuando A. llega a la consulta dice que ni sus padres ni las autoridades del colegio hicieron algo. En las sesiones indica que no es chiste que sus compañeros también lo molesten en el curso. Otro día apunta que ha metido un gol y que tiene una enamorada bonita. Más allá de eso, A. no es el reverso débil del idealizado mellizo, como sus padres quieren. Lo sabemos cuándo capta lo que se juega en el witz. Y, porque, está indignado.
Para Lacan la única virtud si no hay relación sexual, no será ni lo bello, lo verdadero o el bien, sino el pudor (Seminario 21, 12/03/1974). En esa misma clase del seminario “Los nombres del padre/ Los no incautos yerran”, se toma nota del juego anagramático entre “Les non dupes errent” y “Les non pudes errent”*; este forzamiento pondría en serie al viator errante desengañado del inconsciente y del amor; y, al impúdico que yerra cuando todo-es-posible, sin que se trate aquí del yerro de la equivocación. En este punto, cuando el pudor no vela el horror ante la inexistencia de la relación sexual, la indignación es un afecto valioso que moviliza ante el embarazo y el desamparo actual, cuando el Otro no existe y nadie muere de vergüenza.
La indignación como efecto/afecto del hablanteser ante el malestar en la cultura, es lo que en un análisis, contingentemente, se convierte en causa y anima a la construcción de un saber ante lo imposible de la relación sexual. Un psicoanalista, sirviéndose de los semblantes, permite arribar a una satisfacción singular y a un amor más digno, que el amor del muerto que viene por ti.
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