Hay un dicho popular que puede ayudar a graficar lo que pasa con la subida de los precios del petróleo en los mercados internacionales: en río revuelto, ganancia de pescadores. Es decir, el río puede estar revuelto por mucho tiempo como por poco tiempo y Ecuador tiene que aprovechar esa situación, la coyuntura del mercado petrolero y tratar de guardar los ingresos adicionales, no contemplados en la Pro forma presupuestaria de 2019, para cuando los precios del crudo vuelvan a caer por una nueva coyuntura geopolítica.
El Gobierno proyectó un precio del barril de petróleo de $50,05 para elaborar la Pro forma de 2019, ahora con las sanciones de Estados Unidos a Irán el precio del barril de crudo en el mercado internacional se ha disparado a más de $65. El Gobierno ecuatoriano debe tener claro que ese excedente de ingresos petroleros no es producto de nuevos créditos o más endeudamiento, por lo tanto lo más prudente sería guardar ese dinero extra, porque como la política internacional cambia de la noche a la mañana no sería de extrañarse que esta escalada sea parte de una estrategia para levantar los precios por un tiempo y luego de que Estados Unidos ceda en su posición todo vuelva a su cauce.
El contexto geopolítico internacional es muy cambiante. Luego de que la administración de Donald Trump anunciará que, a partir del 2 de mayo, se eliminarán las exenciones a las sanciones impuestas el año pasado por Washington sobre la venta de petróleo iraní, Iraq, que fue un enemigo declarado de los Estados Unidos, anunció estar listo para suplir la demanda adicional; es decir, otras naciones podrían entrar al mercado y hacer bajar otras vez los precios.
En el análisis de lo que ocurre con los precios del petróleo también es necesario considerar que en Ecuador existe una contraprestación: así como sube el precio del petróleo, también sube el rubro para la importación de los derivados. Claro que ahora con la liberación de algunos subsidios, como el de la gasolina súper, aunque suba el precio de los derivados el impacto en las cuentas no será tan grande.
Y si a eso sumamos las medidas de ajuste para reducir el peso de la burocracia tenemos un panorama mucho más alentador todavía. Si reduzco burocracia al tiempo de que aumentan los ingresos, el saldo será un superávit que se debería cruzar contra todo lo relacionado con los subsidios o contra todas esas inversiones que Ecuador necesita.
El panorama ideal sería que Ecuador tenga una refinería para hacer el tratamiento del crudo y producir sus propios derivados, pero eso representa una inversión muy grande y de por medio ya existe una inversión fallida en El Aromo, en la famosa Refinería del Pacífico. Son cuestiones estructurales que el Ecuador debe mirar en el mediano y largo plazo.
Por el momento es necesario recordar una regla fiscal que dice ingreso permanente igual a gasto permanente, pero generalmente los ingresos adicionales del petróleo van para cubrir gastos corrientes básicamente.
Lo ideal sería establecer que todos los ingresos producto de una subida de los precios del petróleo vayan a un fondo de ahorro que pueda ser utilizado cuando se acabe la bonanza petrolera o estos caigan por debajo de lo presupuestado en la Pro forma.
De ahí que una regla clave a la hora de elaborar el Presupuesto, en una economía petrolera como la ecuatoriana, es tener un precio del barril lo más ajustado a la realidad, porque si el precio es exagerado, como estaba proyectado en un inicio, muy similar al que se cotiza actualmente, el Gobierno tendrá problemas para manejar sus cuentas fiscales.
El precio inicial de la Pro forma, si bien ahora coincide con la realidad actual del mercado, era un precio inflado en ese momento, porque la escalada solo responde a la realidad geopolítica coyuntural por los intereses de Estados Unidos.
La realidad es que ahora, por la escalada de precios, Ecuador recibe ingresos extra no presupuestados. Para obtener el dato de esos ingresos se debe calcular el excedente del precio del petróleo, lo que está por encima de lo proyectado en la Pro forma, y multiplicado por el número de barriles que el país exporta diariamente.
En la actualidad, por ejemplo, la producción de petróleo de Ecuador está por sobre los 522 mil barriles por día, si eso se multiplica por los $15 adicionales por barril, el país recibe diariamente $7,8 millones no presupuestados en la Pro forma. Es una buena noticia siempre y cuando ese dinero fuera destinado a tapar el hueco fiscal.
Ecuador, sin embargo, debería dejar de pensar en esta especie de lotería con los altos precios del petróleo y pensar en desarrollar la industria, la agroindustria, agregar valor a nuestros productos porque eso nos llevaría a hacer de la agricultura el motor de la economía.
Un país que piensa en su desarrollo productivo no puede depender solo del comercio y la construcción, tiene que pensar en la industria. Las grandes naciones se desarrollan con industria, hasta con el turismo que es considerada una industria chimenea. Pero si no hay inversión en esos sectores difícilmente vamos a tener valor agregado.
Sí, pero todo depende de las políticas de Estado. Si yo soy un empresario agrícola y el Gobierno me quiere financiar para que en lugar de exportar naranjas saque al mercado concentrado de naranja con mi propia marca Ecuador, con los rasgos de segmentación adecuada en el mercado internacional, puedo llegar a ser competitivo. Por ejemplo, en el camarón hay un proceso de diversificación. Ya no se exporta solo el camarón congelado, sino camarón empanizado y otros productos derivados. Hay un proceso de valor agregado en esa industria, pero que está soportado por los productores.
Todos esos factores nos hacen dependientes del petróleo, tal vez hasta el día en que no haya un solo barril que extraer de la tierra.
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