Ida Vitale y su gesto de humildad al recibir el Premio Cervantes

martes, abril 23, 2019

En 2018 decidió regresar a sus orígenes al hacer las maletas en Texas, donde había residido tres decenios con Enrique Fierro, hasta que este falleció, y se instaló en Montevideo

Tiempo de lectura: 2 minutos

“Querría hacerme perdonar la audacia de venir aquí, a este lugar, y meterme a hablar de Cervantes”, dijo Ida Vitale (Montevideo, 1923) al finalizar su discurso tras recoger el Premio Cervantes 2018 en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, entregado por el rey Felipe VI.

“Ahora seres benévolos y palpables movieron las piezas de un superior ajedrez, situándolas en posición favorable y acá estoy, agradecida, emocionada”, dijo ante un auditorio con escasa presencia política, a excepción de la vicepresidenta, Carmen Calvo, y el ministro de Cultura, José Guirao, reseña El País.

Vitale confesó que al reordenar su biblioteca en Montevideo descubrió un apego a prueba de mudanzas y exilios por El Quijote, cuyas ediciones repetidas la acompañan aunque el espacio sea pequeño.

“Con todo lo que las afirmaciones de don Quijote, prudente y aun sabio, me reclaman de acatamiento, para terminar debo disculparle una afirmación que como suya, podría ser aceptada sin más: ‘Que no hay poeta que no sea arrogante y piense de sí que es el mayor poeta del mundo’ -dijo-. No es mi caso, puedo asegurarlo”.

Junto a la protocolaria loa al Quijote, la poeta habló sobre las influencias de su niñez, ya fuesen lecturas, familiares o profesoras.

En su discurso, el Rey evocó algunas figuras esenciales en la carrera de Ida Vitale, como el escritor José Bergamín, su profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias en Montevideo a finales de los cuarenta; o Juan Ramón Jiménez, al que ella considera el mejor poeta de España del siglo XX.

“Lo que no podían sospechar los maestros complementarios de Ida Vitale es que ella también se vería obligada a trasterrarse décadas después con su marido, el poeta Enrique Fierro”, dijo Felipe, en alusión al exilio de una década que ambos pasaron en México durante la dictadura en Uruguay.

En 2018 decidió regresar a sus orígenes al hacer las maletas en Texas, donde había residido tres decenios con Enrique Fierro, hasta que este falleció, y se instaló en Montevideo mientras la distinguían con el Premio Internacional de la Feria del Libro de Guadalajara y el Cervantes.

Vitale es la quinta mujer en obtener el Premio Cervantes.