La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez logró derribar el proyecto de Amazon de una nueva sede de la compañía en Queens tras una fuerte polémica. Ocasio-Cortez se había opuesto a los $ 2,8 mil millones en incentivos de la ciudad y el estado de Nueva York para traer a Amazon para construir una nueva sede en el distrito de Queens.
Ocasio-Cortez había preguntado en Twitter “por qué los trabajadores de Amazon deben orinar en botellas y trabajar mientras reciben cupones de alimentos para cumplir los ‘objetivos de la empresa?’ El rendimiento no debería estar sujeto a condiciones deshumanizantes”.
Un alto ejecutivo de Amazon.com Inc había cuestionado los reclamos de Ocasio-Cortez según los cuales los trabajadores de Amazon enfrentan condiciones deshumanizantes y la invitó a visitar las instalaciones de la empresa.
Dave Clark, vicepresidente de operaciones mundiales de Amazon, respondió en Twitter que las afirmaciones “simplemente no son ciertas. Estamos orgullosos de nuestros empleos de excelente remuneración, beneficios desde el primer día y muchos otros beneficios, como los programas educativos prepagos de Career Choice”. La invitó a visitar las operaciones de Amazon.
La compañía Amazon había anunciado el 14 de febrero su decisión de cancelar su plan de construir una de sus dos mayores sedes fuera de California en el barrio neoyorquino de Queens, lo que suponía la creación de 25.000 empleos directos y una estimación de ingresos de $27.000 millones por los impuestos que la compañía debía pagar en las dos próximas décadas.
Más de 200 grandes ciudades del país se habían peleado por esa sede y todas, como hizo Nueva York, habían ofrecido a Amazon ventajas fiscales para favorecer su instalación. Este argumento fue inmediatamente esgrimido por varios políticos locales, encabezados por la nueva congresista Alexandria Ocasio-Cortez, elegida por el distrito de Queens y representante de la corriente de izquierda del Partido Demócrata, para lanzar una campaña contra la sede de Amazon, a la que presuntamente se favorecía en detrimento de otras ayudas para problemas más urgentes en la ciudad, como la vivienda y los transportes.
El argumento del gobernador, Andrew Cuomo, y del alcalde, Bill de Blasio, ambos también demócratas, pero ambos del lado de los partidarios de Amazon, era que la riqueza generada por la instalación en la ciudad de un gigante tecnológico haría más fácil y más rápida la solución de otros problemas sociales.
El conflicto se fue enredando con el paso de los días. Algunos sindicatos plantearon sus propias demandas laborales a la empresa. Grupos ecologistas protestaron por el daño que se causaría al medio ambiente, y otras organizaciones de todo género surgieron para alertar sobre el perjuicio para el comercio local, para la convivencia entre la población.
Una encuesta que The New York Times hizo en diciembre pasado mostraba un 57% de apoyo a la sede de Amazon y un 26% de oposición. El respaldo era aún mayor entre hispanos (65%) y negros (63%). También se apoyaban, aunque por menos margen, las ayudas fiscales a la empresa.
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