Tinder ya cuenta con más de 60 millones de usuarios registrados en el 2018, pero, ¿qué sucede realmente cuando tienes un match e inicia la conversación? Este sí, este no. Este me gusta y este no es mi tipo. Así funciona Tinder, la aplicación móvil para conocer gente, ligar o tener un “date”. Esta red social exhibe fotos de personas que se encuentran cerca. Al pasar las fotos, eliges quién te gusta y quién no, y cuando eres correspondido por alguien, su imagen aparece en una sección especial de “match” donde puedes chatear con esa persona y concretar una cita. Solo se necesita una cuenta de Facebook para entrar y la aplicación analiza tu perfil buscando datos en común con posibles parejas potenciales.
En un mundo donde la era digital empieza a dominar progresivamente, Tinder se ha vuelto muy popular por ser sencillo, accesible, intuitivo y atrayente para el juego del sex appeal. El aplicativo, no es nuevo, fue lanzado en 2012 y hasta el momento cuenta con más de 60 millones de suscriptores de los cuales 10 millones usan la aplicación diariamente y están divididos, casi por igual, entre hombres y mujeres de 18 y 34 años aproximadamente.
Hasta el momento, no existen estadísticas en Ecuador sobre el uso de Tinder; sin embargo, una característica que marca a esta red social es que el 55% de sus usuarios son solteros y solteras. Según datos del 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 36 % de los ecuatorianos están solteros mientras que el 32,5 % casados y 20,4 % en unión libre.
No cabe duda que un gran porcentaje de millenials en Ecuador, están utilizando diversas plataformas para encontrar su “date”.
Ahora bien, Tinder, como toda red social, no está libre de riesgos. Esta app es una herramienta para alimentar bases de datos de geolocalización y de percepción del atractivo físico, un conocimiento que puede ser extremadamente útil para el diseño de campañas de marketing, de selección automatizada de personal o incluso para los ciberdelincuentes o stalkers.
Hay programas informáticos o bots que imitan el comportamiento humano, haciendo creer al interlocutor que está chateando con una persona real. En Tinder, los ciberdelincuentes logran esto a través de perfiles falsos que envían spam. Cuando un usuario indica que le gusta uno de estos perfiles falsos, puede comenzar a chatear con esa persona, y ahí es cuando aparece un botón que ofrece, por ejemplo, sesiones de videochat o webcam para adultos pidiendo al usuario que haga clic en un enlace que lo llevará a un sitio web. Una vez allí, se le solicita al usuario que ingrese sus datos personales y una tarjeta de crédito para poder acceder a la sesión de webcam y verificar su mayoría de edad. Parece irreal, pero esto ocurre y a menudo.
La privacidad se está acabando debido a la inteligencia artificial. Aunque nosotros no publiquemos información como, gustos, preferencias o lugares donde usualmente acudimos, el teléfono celular hace que, en la medida en que estemos conectados, perdamos privacidad.
Pero, ¿qué información básica deberíamos compartir en nuestras redes sociales y sobre todo cómo detectar que un perfil es falso específicamente en Tinder?
Nunca brinde datos personales
Algo que resulta obvio, muchas veces pasa al olvido por la tendencia de “a mí no me va a pasar”. Nunca haga transferencias de dinero, ni comparta datos de su tarjeta de crédito.
Jamás comparta información sobre la dirección de su casa o trabajo. Si concreta una cita pida que sea en un lugar público y conocido, previo, avise a sus familiares o amigos sobre dónde va a estar.
Tenga cuidado de las respuestas sin sentido
Los bots pueden infiltrarse en Tinder. Lo mejor es prestar atención a las respuestas genéricas, a las frases sin sentido y a las palabras mal escritas.
Si detecta un perfil falso, denúncielo
Tinder tiene la opción de reportar a aquellos usuarios falsos con los que hizo “match”. En la pestaña de “Matches”.
Si observa que alguien le está escribiendo de forma peligrosa, hable con sus padres o profesores quienes podrán ayudar a buscar una solución rápida.
-Fotos exuberantes e irreales.
-Cuentas que piden dinero.
-No coinciden los datos demográficos.
-Características demasiado irreales.
-Perfiles donde se anuncia que vas a ganar más dinero.
-Aunque está es una red social específica para solteros, tengan cuidado porque los casados también pueden estar en esta red.
Con las apps para conocer nuevas parejas, el impacto del internet en las relaciones humanas es visible. Simplemente se han multiplicado los canales.
Ahora bien, con esto no quiero satanizar a las redes sociales, pero nuestra sociedad necesita una mayor educación tecnológica y conocer el manejo adecuado de las redes sociales.
Existen varias personas que dicen: “lo mejor es no tener redes sociales y así evito los peligros” y por ahí no va la solución, más bien las personas deberían preguntarse ¿cómo estoy manejando mis redes? ¿Qué contendido es el que comparto? Esta educación nace desde el hogar, desde los más pequeños.
No cabe duda que la forma de comunicarnos ha cambiado y hoy en día estamos frente a una transformación constante de la Internet, lo que es más, ya casi no existen personas, negocios o instituciones que no estén inmersos en las redes sociales.
No es sorpresa que ahora en una entrevista de trabajo le pidan sus redes sociales, como Facebook o Instagram y es básicamente para conocer su perfil, comportamiento y rasgos. Con esta información ellos sabrán si es el indicado para ocupar el puesto. Esto se llama huella digital, es decir, todo lo que uno hace en la red se registra y ahora ese es nuestro respaldo y carta de presentación.
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