La aspiración de Feria Internacional del Libro de Quito FIL, cumpliendo el formato global de las citas literarias de esta índole, era tener un país invitado y escritor invitado. Para el primer caso, la capital había puestos sus ojos en México, sin embargo, al parecer la invitación no se concretó con la antelación debida. No obstante, hay una gran cantidad de autores mexicanos confirmados. Ante la ausencia del país invitado, la feria recurrió a un hijo de este país hermano que es el Fondo de Cultura, el que ofrecerá al público un estand de letras diversas de México.
Pese a ello, esta edición – al igual que la del año pasado- sí tiene provincia invitada; este año, los asistentes a la feria podrán conocer la calidad literaria de Esmeraldas, lo que constituye una buena iniciativa porque muestra una realidad híper local en el contexto de una cita global.
Ahora, con respecto al invitado estrella, creo que fue un error anunciar la presencia del japonés Haruki Murakami, cuando de entrada no iba a ser así. Murakami llega a Quito porque tiene una invitación a Galápagos y no porque sea un abreboca de la Fil.
En todo caso, el evento del año para editoriales y librerías tiene una extensa agenda del 9 al 18 de noviembre, sostenible desde todo punto de vista: es un tiempo prudente que suma dos fines de semana para que la gente alcance a visitar esta edición que se destaca, a juzgar por su programa, por varias novedades.
En primer lugar, la Fil Quito no solo estrena casa: el nuevo Centro de Convenciones del antiguo aeropuerto que tendrá espacio suficiente para los más de 54 expositores – un número destacable para nuestro mercado- sino que además será, por fin, el domicilio fijo que esta cita literaria se merece, gracias a un convenio firmado con el Municipio capitalino.
En segundo lugar, está prevista una primera rueda de negocios que lo que busca es que el mercado local pueda ofrecer su producto a compradores internacionales. Tengo entendido que vienen 12 compradores internacionales de países como México, Argentina, Colombia y Perú. Años atrás se intentó hacer una rueda de negocios, organizada por el Ministerio de Cultura, que no resultó adecuada. La diferencia es que hoy la organiza la Cámara del Libro, con un perfil más comercial. Conozco que se han inscrito más de 70 empresas, eso muestra que nuestro sector editorial está buscando otros mercados no tan deprimidos como el nuestro.
En tercer lugar, en esta edición se ha decidido darle a la FIL un carácter científico que ha sido bien llevado. En los últimos años habíamos tenido ferias que tenían temas politizados como la inclusión, la colonización, descolonización, etc. Este año, el Ministerio de Cultura ha dado un golpe de timón y ha optado por el tema de las ciencias y por ello la feria tiene el eslogan de ‘Ciencia, creación y otras ficciones’. Además se ofrece un canal interactivo en donde se podrá ver el impacto de las ciencias en algunas áreas del conocimiento y varios autores invitados a la feria han sido seleccionados por esta característica en su trabajo. Este cambio en particular es muy positivo y aleja a la FIL 2018 diametralmente de las anteriores ediciones que concentraban demasiada carga política.
Como era de esperarse, este año habrá una vasta presencia de autores latinoamericanos. Están confirmados autores de Colombia, Perú, México, Venezuela, entre otros. La gente va a encontrar más expositores, estands más grandes con mayor oferta literaria y dos pabellones infantiles, uno de ellos interactivo. Las editoriales, no solamente las grandes sino también las independientes están haciendo el mejor esfuerzo para salir bien presentados y eso es alentador.
Todas estas señales dan cuenta de que la FIL Quito poco a poco se va decantando, de manera que los actores tanto público como privados van encontrando su sitio. Los últimos 10 años hemos tenido un sector público muy fuerte y prepotente queriendo llenar todos los espacios. Desde el año pasado la Cámara Ecuatoriana del Libro, una entidad privada, tiene mayor participación en cuanto a responsabilidades. Si todo marcha bien será el sector privado el que llegue a copar todos los espacios de la feria del libro con la presencia de lo público como un socio estratégico.
Por ello, los organizadores de la FIL Quito deben pensar desde ya en la feria que ofrecerán en 2019. El ingrediente que le falta a la feria es planificación; si esto se llega a cumplir se corregirán todos los errores.
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