El discurso contra las caravanas de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos finalmente no pudo ser capitalizado por Donald Trump. Su derrota en las legislativas con la pérdida de la Cámara de Representantes mostró su lado débil: el discurso que atiza el odio o pretende crear división tal vez pueda funcionar electoralmente una vez, pero no siempre. Los demócratas tal vez no lograron captar ese Estados Unidos rural al que Trump ha dirigido sus mensajes contra la migración, pero sí lograron una masiva movilización a votar.
Pero las caravanas de los migrantes también puso contra la pared al discurso del presidente electo de México, Manuel López Obrador. Unas semanas después de que Trump asumiera el cargo en el 2017, López Obrador viajó a Estados Unidos para dirigirse a los votantes de la comunidad mexicana en un discurso en Los Ángeles.
“Estos astutos, pero irresponsables gobernantes neofascistas quieren construir muros para hacer de Estados Unidos un enorme gueto y equiparar a los mexicanos en general, y a nuestros paisanos migrantes en particular, con los judíos estigmatizados e injustamente perseguidos de la época de Hitler”, dijo en ese entonces..
Ahora López Obrador, que asumirá como presidente de México en diciembre, ha dicho que espera reparar los lazos bilaterales dañados por las críticas de Trump a México por no haber logrado frenar la migración. Eso luego de que ambos mandatarios ayudaron a encontrar un terreno común para un nuevo acuerdo comercial de Norteamérica.
El pragmatismo ha pesado hasta ahora en las relaciones Trump – López Obrador, pero la derrota del republicano en las legislativas bien podría avivar el conflicto si el republicano quiere mantener en el 2020 el discurso con el que ganó las últimas elecciones. El panorama es bastante sombrío para Trump si busca la reelección por el freno que supone no tener mayoría en la Cámara de Representantes.
El discurso antimigrantes no le bastó para retener el control de la Cámara ni siquiera el momento boyante de la economía estadounidense con una de las tasas de desempleo más bajas de la historia. Las caravanas desafiaron el poderío del que se jactaba con la amenaza del envío de tropas a la frontera. Y López Obrador tendrá que pensarlo dos veces si quiere subirse en el mismo discurso nacionalista de Trump.
México hoy por hoy envía el 80 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos.
López Obrador por lo pronto ha dicho que quiere persuadir a Trump para que contribuya a un plan para promover el desarrollo en Centroamérica y las zonas más pobres en el sur de México.
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