La poeta uruguaya Ida Vitale (Montevideo, 1923) se hizo con el Premio Cervantes 2018, considerado como el Nobel de Literatura en castellano. El galardón está dotado con 125.000 euros ($141 mil). Vitale, cuya obra está caracterizada por poemas cortos, una búsqueda del sentido de las palabras y un carácter metaliterario, es representante de la poesía esencialista, según El País.
Carme Riera, representante de la Real Academia Española (RAE) en el jurado, dijo esperar que Vitale acuda a la entrega en las mejores condiciones pese a sus 95 años. No lo decía porque la fuerza de Ida Vitale esté en duda, sino porque las pocas mujeres que hasta ahora han sido premiadas, apenas pudieron subir las complicadas escaleras de la cátedra. No lo hicieron María Zambrano ni Dulce María Loynaz, por citar dos ejemplos.
“Los españoles están igual de locos que en la época de la conquista”, dijo Vitale a José Guirao, ministro de Cultura, cuando le comunicó el fallo. Según El País, fue la reacción de una autora verdaderamente abrumada por los premios alcanzados en España: aparte del Cervantes, recibió el García Lorca en 2015 y el Reina Sofía en 2016, dos reconocimientos prestigiosos para la literatura en español.
Sergio Ramírez celebró la decisión del jurado y dijo que es justo con Uruguay, un país de gran tradición y calidad en la poesía femenina. El escritor nicaragüense también subrayó que no se otorga el premio por ser hombre o mujer, “sino por la calidad de una obra que queda fuera de toda duda”. Y por las siguientes razones esgrimidas en conjunto: “Por su lenguaje, uno de los más destacados y reconocidos de la poesía moderna en español, que es al mismo tiempo intelectual y popular, universal y personal, transparente y hondo. Convertida desde hace un tiempo en un referente fundamental para poetas de todas las generaciones y en todos los rincones del español”.
Vitale es la quinta mujer reconocida por este premio concedido a 40 hombres. Hasta ahora lo habían recibido las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013).
Considerada miembro de la llamada Generación del 45, junto con Mario Benedetti y Juan Carlos Onetti, estudió Humanidades y se dedicó a la enseñanza. Fue profesora de Literatura hasta 1973, cuando la dictadura la obligó a exiliarse en México durante una década (1974-1984).
En México, formó parte del consejo asesor de la revista Vuelta, impulsada por Octavio Paz, y fue una de los cofundadores del semanario Uno-Más-Uno, en 1982. En 1984 regresó a Uruguay, donde dirigió la página cultural del semanario Jaque, y en 1989 trasladó su residencia a Austin (Texas), desde donde ha vuelto recientemente a su país.
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