Su nombre es Bond. James Bond. Ian Fleming lo creó en 1953 y en 1962 fue lanzada la primera de las 24 películas que se han estrenado hasta ahora. Y por años ha enfrentado a criminales internacionales y villanos que van de lo maquiavélico a lo… pintoresco.
Hoy el agente británico con licencia para matar habita el mismo mundo que cibercriminales y ciberterroristas y salva cualquier situación gracias a maravillas que van del bolígrafo que dispara balas al reloj Omega láser (y nunca hay que olvidar el carro invisible). Tal vez sea difícil recordar que hubo una vez en que usó gadgets tan ‘revolucionarios’ como un celular o un sistema GPS.
Diario El Tiempo de Bogotá recopiló siete inventos que en su momento fueron futuristas pero que hoy son tecnología real.
Hubo una época en que el pager o ‘buscapersonas’ representaba la cúspide de la conectividad, usado principalmente por profesionales médicos. Pero aunque extraña, la imagen de Bond con uno de estos aparatos era en sí misma una declaración acerca del carácter siempre disponible del 007. Y cuando el MI6 requería de sus servicios, el agente podía devolver la llamada desde el teléfono instalado en su convertible.
Cuando apareció por primera vez en una cinta de Bond, el GPS ni siquiera se llamaba así. En la cinta, 007 sigue al villano que da nombre a su película desde una pantalla circular en el tablero de su Aston Martin. Para lograr esa proeza, el agente instaló un rastreador -un beacon- en el vehículo de su némesis. La saga de películas se adelantó casi diez años a la primera versión operativa del sistema de posicionamiento global.
Tomaría unos 40 años más para que el sistema de rastreo de las películas de Bond diera otro salto. En Casino Royale (2012), a Bond lo rastrean gracias a un implante. Aunque no ha logrado tales grados de miniaturización y autonomía, existen en el mercado dispositivos no más grandes que una moneda que permiten rastrear desde bicicletas hasta mascotas.
Más comúnmente asociado con Los Supersónicos, el jet pack es la quintaesencia del mundo del futuro en las películas. Los productores de Bond identificaron correctamente su carácter espectacular y usaron uno en la secuencia pre-créditos, cuando Bond emplea uno para escapar del castillo del coronel Jacques Bouvar, reconocido miembro de Spectre. Cuando aterriza en medio de una nube de polvo y se detiene a guardarlo en el baúl de su Aston Martin, su compañera le dice: “¡Muy práctico!”.
Lo interesante de este aparato es que ya era un prototipo funcional cuando fue empleado en Thunderball. Bell Aerosystems comenzó a desarrollarlo en los 50 con el nombre de ‘Rocket Belt’ y la idea era que fuera de uso habitual en el Ejército de Estados Unidos. Ese sueño nunca despegó, pero la popularidad del jet pack lo llevó a ser usado en la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1984. En esa oportunidad lo piloteó Bill Suitor, quien también hizo las escenas de vuelo de la película de Bond. Las escenas en las que se ve a Sean Connery fueron rodadas usando una réplica con tanques llenos de CO2.
Hoy es el tipo de identificación biométrica más usado en el mundo, pero cuando Bond tuvo que enfrentarse a un escáner de huellas digitales, se trataba de una tecnología más bien desconocida. Tanto, que el agente es capaz de engañarla con una huella falsa, algo que no funcionaría en prácticamente la totalidad de los sistemas modernos, incluyendo el de su teléfono celular.
Bond usó un reloj inteligente antes que muchos, aunque no logró ganarle a Dick Tracy. Pero a diferencia de este último, el reloj del 007 tenía capacidades para hacer streaming de video, algo que no es común incluso hoy. En donde sí se adelantó al futuro la saga del espía británico es en la capacidad de los dispositivos móviles de recoger, almacenar y transmitir datos acerca del estado de salud de quien los usa.
En Casino Royale, tras descubrir que fue envenenado, Bond llega a su carro (convenientemente dotado de un desfibrilador) y transmite sus signos vitales desde un teléfono Sony Ericsson. Hoy la mayoría de los relojes inteligentes de alta gama son capaces de monitorear el ritmo cardiaco y, de hecho, la más reciente versión del Apple Watch puede realizar un electrocardiograma.
En una reunión con M, jefa del MI6, se emplea una mesa con capacidades touch para analizar la operación del villano de turno. Es difícil no ver aquí paralelos con la tecnología presente en la Samsung SUR40, una mesa interactiva de 40 pulgadas que usa los recursos desarrollados por Microsoft para su PixelSense (alguna vez conocida como Surface). La inteligencia británica la considera tan útil que de hecho M tiene una montada en la pared de su oficina.
La Walther PPK/S es la pistola clásica de Bond, tan propia de su estilo como el Aston Martin o el Martini agitado, no revuelto. Pero en el siglo XXI, los productores incorporaron una característica que por años ha sido un reclamo de quienes abogan por un control a las armas en países como EEUU: un modo personalizado que impida que nadie distinto a su propietario pueda dispararla.
En rigor, se trata de una extensión de la identificación biométrica, que escanea ya no la huella, sino la palma completa. Una idea sencilla y efectiva. Tan sencilla y efectiva que fue acogida por el entonces presidente de EEUU, Barack Obama, quien alguna vez dijo: “Si tenemos la tecnología para que no se pueda desbloquear un teléfono sin la huella correcta, por qué no podemos hacer lo mismo con nuestras armas?”.
Un fabricante alemán ya produce una pistola con estas características. La Armatix iP1 no usa un escáner, sino un brazalete electrónico que activa el arma por proximidad. Lamentablemente, la NRA no piensa que armas que se pueden activar o desactivar a distancia sean una buena idea y se ha opuesto a implementar esta tecnología.
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