Ecuador ha comenzado a actuar con claridad en el entorno internacional, al llevar las cosas en una línea totalmente distinta a la operada por el gobierno del expresidente Rafael Correa.
La última gira del Presidente Lenín Moreno por Reino Unido, Escocia y España así lo demuestra; en términos generales, ha sido muy positiva porque ha manejado un discurso marcado en el cambio que experimenta el país. Una nueva actitud del Ecuador en el ámbito internacional, en todo sentido.
Una de las paradas clave en su gira fue la de España, porque en los últimos diez años el anterior gobernante participó en muchos foros en algunas ciudades para pintar un país de ensueño, alabar sus políticas y resaltar todo lo bueno que supuestamente estaba pasando en Ecuador. Historias que parecieron convencer a mucha gente, sobre todo al público universitario al que se dirigía.
El Presidente Moreno llegó a España a hablar al mismo público, pero sobre una realidad distinta, sobre todo lo que está cambiando en el país no solo en el ámbito político, sino también en lo relacionado con las libertades, los derechos humanos, el respeto a la prensa y las reformas que Ecuador necesita hacer en algunos sectores, como la educación y la salud, para salir del atolladero en que se metió al Ecuador durante 10 años.
Moreno en su gira puso al Ecuador a tono con la apertura comercial y económica y con la adopción reglas económicas macro y medidas de seguridad jurídica a los representantes de los gobiernos y empresarios para atraer nuevas inversiones e incrementar el comercio.
Paralelamente, mientras el Presidente daba ese mensaje en Europa, el ministro de Finanzas, Richard Martínez; de Comercio Exterior, Pablo Campana, y las autoridades del Frente Económico, mantenían reuniones en Nueva York con los representantes de instituciones financieras para transmitir confianza y optimismo a los mercados, haciéndoles conocer y explicándoles las reformas económicas y legales emprendidas casa adentro y para también convencer de seguridad jurídica a los potenciales inversionistas y fuentes de crédito, garantizando el cumplimiento de las obligaciones por la deuda contraída en la década pasada.
El mensaje del nuevo gobierno al mundo fue transmitido al mismo tiempo en Reino Unido, Escocia, España y Estados Unidos. Fue un trabajo bastante coordinado. En Nueva York, el ministro de Finanzas pudo dar el mensaje claro que los mercados necesitaban y que su antecesora, María Elsa Viteri, no pudo ni supo transmitir.
Lenín Moreno en Europa desnudó una realidad que vivió el país en los últimos 10 años, sobre todo por el penoso manejo económico y social del país, desde las altas esferas del gobierno.
Lo destacado también es que el Presidente logró ser discreto y muy escueto en temas en los que no valía la pena ampliarse como el caso de Julian Assange, asilado en la embajada de Ecuador en Londres desde 2012, porque es un tema que atañe exclusivamente a Ecuador, Reino Unido y al mismo fundador de WikiLeaks, como ha dejado claro el canciller José Valencia.
A Ecuador le cuesta mantener al señor Assange en su sede diplomática y no puede seguir abordando el problema como en la década pasada. Ha cambiado al menos esa idea de que Ecuador lo protege contra viento y marea, ¿a cuenta de qué, si hay naciones con las que tiene cuentas pendientes? Además, esa situación de asilado debe ser muy dura para el mismo Assange.
Ecuador ya puso con creces su cuota para enfrentar la situación de Assange cuando se suponía su vida corría peligro. Pero no puede esperar que el país lo mantenga alojado para siempre ahí, en un claro mensaje poco amigable con Gran Bretaña.
Moreno ha logrado dejar claro que la política diplomática está ya alineada con la política económica y comercial, porque también marcó un alejamiento definitivo de gobiernos como el de Nicaragua y Venezuela, de Daniel Ortega y Nicolás Maduro, donde no hay nada que defender.
Por más que Ortega ahora busque estar incluso en las pantallas de CNN, la crisis en la que ha envuelto a su país está terminando por deteriorar esos modelos populistas heredados de Hugo Chávez. Al igual que la situación de Venezuela donde la gente anda perdida en el espacio con los billetes que tiene hoy y al día siguiente no sabe cuánto valen en realidad, ni para qué sirven.
Ecuador no podía seguir en silencio frente a los rezagos de gobiernos que formaron parte de un grupo de políticos con deseos de eternizarse en el poder, pero que ahora tienen los meses contados, porque la situación de sus países es insoportable. Se aferran al poder y no quieren rendir cuentas de nada.
Moreno ha hecho bien en alejarse de una vez por todas de Maduro y Ortega, porque son indefendibles. ¿Qué se puede defender con todo lo que han provocado en sus países? Nada.
El giro de tuerca que ha dado el gobierno también se vio reflejado en el hecho de que Moreno por primera vez habló de su intención de sentarse a negociar un acuerdo comercial con Estados Unidos, su principal socio comercial. Algo nada imposible, porque Washington ha dado señales de querer acercarse al país con las visitas de altos funcionarios de Estado, incluida la de su vicepresidente Mike Pence a Quito.
Las delegaciones ecuatorianas que han visitado Estados Unidos han sido muy bien acogidas. Pablo Campana tiene muy buena imagen en el exterior y fue uno de los promotores de solicitar la adhesión de Ecuador a la Alianza del Pacífico. Claro que falta camino por recorrer para ser socio permanente y el país tendrá dificultades y debe realizar esfuerzos para descontar el camino ya recorrido y el avance logrado por México, Colombia, Perú y Chile.
Ecuador era el único país que, para efectos de la Cuenca del Pacífico, estaba ausente de esa Alianza, por decisión del gobierno de la última década que dio preferencia y perdió el tiempo con el grupo Alba, por supuestas razones ideológicas y no económicas.
Ahora que el Presidente Moreno está de vuelta y lo urgente será acelerar el paso para cumplir etapas y superar definitivamente, todo aquello que ha significado los 10 años de correísmo en el marco legal, económico, social, cultural… Tendrá que ir desbrozando lo sembrado durante 10 años de control absoluto de las instituciones del Estado. Desbrozando en el sentido en dar mensajes de firmeza y claridad sobre la nueva ruta por la que camina ahora el país. Y son decisiones urgentes porque cada vez más nos acercamos a las próximas elecciones.
El mandatario debe acelerar el recorrido para finalmente ofrecer al país un programa económico y social sólido.
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