El presidente Lenín Moreno decretó el 8 de agosto el estado de emergencia en las provincias de Carchi, Pichincha y El Oro para prestar urgente atención a los flujos migratorios inusuales de ciudadanos venezolanos en la frontera norte, que en los últimos días llegó a 4.200 ingresos diarios.
La masiva migración de venezolanos, que huyen del régimen de Nicolás Maduro, puede acarrear serias consecuencias para Ecuador. La entrada de miles de venezolanos al país por el puente internacional Rumichaca, en la frontera con Colombia, debe tener en constante alerta a las autoridades sanitarias porque es un flujo migratorio que llegan niños, probablemente enfermos, mujeres embarazadas, estas son personas que necesitan una respuesta inmediata en salud.
Lo más urgente en estos momentos es dar atención prioritaria en materia de salud a cada venezolano en la zona de frontera y, sobre todo, coordinar las respuestas hospitalarias. La vigilancia epidemiológica es un punto clave a no descuidarse, para evitar cualquier tipo de epidemias o enfermedades que ameritan una vigilancia más específica como la gastroenteritis, diarreas o fiebre en los niños, enfermedades eruptivas.
Otra situación a considerar es la dotación de agua potable, la recolección de desechos sólidos, las baterías sanitarias, el alcantarillado, que en la emergencia fueron puestos bajo la responsabilidad de los Municipios, y que confluyen para que haya una buena vigilancia epidemiológica en general, que permita la detección oportuna de brotes de enfermedades transmitidas por agua y alimentos; y además debido a la crisis humanitaria que vive Venezuela por la escasez de vacunas y medicamentos, muchos niños probablemente lleguen con enfermedades virales como el sarampión, difteria, varicela, esto obliga a tener sistemas de vigilancia en salud para la detección de casos sospechosos.
En tal virtud el Ministerio de Salud debe vigilar la provisión de alimentos saludables, vigilancia de calidad de agua. En el área de Tulcán hace mucho frío, lo que puede redundar en enfermedades de tipo respiratorias, por lo que se deberían instalar albergues transitorios, sitios de refugio donde las personas llegan y tienen una estancia, con abrigos bebidas calientes etc, de uno a cuatros días como máximo, mientras solucionan sus estatus migratorios.
El principal problema en Rumichaca, que provoca la aglomeración de personas, es el retraso en los trámites migratorios. Hay un cuello de botella para hacer el papeleo por la falta de ventanillas. El gobierno debe entender que, si a la frontera llegan unas 10 mil personas, mínimo se necesitarían 200 ventanillas para evitar interminables filas. Hay un trabajo bastante burocrático que solo ayuda a retrasar los procesos. Y si hay una emergencia declarada en Carchi debería existir un sistema migratorio mucho más ágil.
El represamiento de personas en el puente Rumichaca puede acarrear peores consecuencias para el sistema sanitario, por los quebrantamientos en la salud de los migrantes debido a la hipotermia, desnutrición por mala alimentación. Y el hospital de Tulcán no está en capacidad de atender ni a mil personas.
Es necesario montar una zona de triage para, según la situación de salud de cada migrante, determinar la prioridad en la atención, evitando demoras en aquellas personas que presentan mayores riesgos. Es un trabajo que es necesario hacer en conjunto con organismos internacionales como la Cruz Roja, OPS, Unicef, ACNUR, entre otros(…), pero siempre bajo la responsabilidad del Estado.
Es necesario entender que la magnitud de la migración venezolana ni siquiera es comparable con la que provocó el Plan Colombia en años atrás. En esa época hubo mucho apoyo con el tema de los albergues y se desarrollaron proyectos en la frontera, porque era un Plan de largo aliento. Fue en otro momento y la situación era diferente; sin embargo, fue una experiencia magnifica de fortalecimiento en vigilancia en salud por parte del Ministerio de Salud Pública y respuesta humanitaria.
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