“Yo sabía que, a pesar de las llamas, tenía que saltar”. Es el recuerdo de Jacqueline Flores sobre los momentos que siguieron al accidente del avión AM2431 de Aeroméxico que el martes debía llevarla de Durango a la capital mexicana y terminó conmocionando al país entero. “La aeronave quedó partida y el fuego avanzaba rápidamente. La gente había entrado en pánico”, dijo a la BBC.
“Alrededor de las 16:00 horas de ayer, el avión que realizaba el vuelo AM 2431 de Aeroméxico se desplomó en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional Guadalupe Victoria, de Durango, con 99 pasajeros y cuatro tripulantes; todos lograron salvar la vida. Solo el capitán de la aeronave, Carlos Galván Meyrán, fue hospitalizado con lesiones graves, y los pasajeros que lo requirieron se encuentran en hospitales de Durango”, reseñó La Jornada de México.
El director de Grupo Aeroméxico, Andrés Conesa, informó que el Embraer 190 que se desplomó fue fabricado en 2008 y se incorporó hace cuatro años a la flota de la aerolínea. Aseguró que su más reciente mantenimiento mayor se realizó en febrero del año en curso, y que al igual que todas las aeronaves con las que opera la empresa cumplía con las reglas obligatorias de seguridad. Y se reservó de hacer comentarios sobre las posibles causas del accidente.
Según el gobernador de Durango, José Rosas, el avión fue “repentinamente afectado por una ráfaga de viento que lo hizo descender bruscamente y tocar tierra con el ala izquierda, desprendiéndose los dos motores”. El Embraer E190 “se proyectó fuera de la pista”, arrastrándose unos 300 metros en un terreno desigual y lleno de maleza.
Jacqueline Flores dijo a la BBC que el avión, en el que iban ochenta y ocho adultos, nueve menores, dos niños, dos pilotos y dos sobrecargos, quedó muy dañado, porque al poco del accidente se cubrió de llamas y humo. Pero aún así muchos de los pasajeros lograron salir caminando por su propio pie antes de que llegaran los equipos de emergencia.
Y aunque muchos sufrieron lesiones de diversos grados, todos sobrevivieron. Por ello en los medios y redes sociales se empezó a popularizar el término milagro en Durango.
Según el gobernador del Estado, que la nave haya quedado en posición horizontal “facilitó la activación de toboganes y una evacuación oportuna de pasajeros antes de iniciase el incendio”.
Pero Guillermo Galván, director editorial de Transponder 1200, un medio especializado en aviación, destaca que para que se produjera el milagro en Durango tuvieron que juntarse tres factores: el fuselaje de la aeronave se mantuvo en condiciones suficientemente buenas para que se pudiera evacuar; que la tripulación y los sobrecargos siguieron correctamente los procedimientos de emergencia, y que los pasajeros actuaron correctamente y evacuaron rápidamente, a pesar de los momentos de caos y pánico que vivieron.
Flores, quien es originaria de Durango, pero residente en Colombia, dijo que al ver que el avión se había partido unos dos asientos detrás de donde viajaba con su hija, de 16 años, y supo que tenía que salir por ahí. “Pero, eso no importa: es un milagro que todos hayamos salido vivos. Somos muy afortunados”, dijo a BBC Mundo.
El piloto, Carlos Galván, que tuvo que ser sometido a una cirugía de columna y una niña que tuvo quemaduras en el 25% del cuerpo, son los únicos heridos graves.
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