Varios analistas consideran que el ascenso de la izquierda colombiana en las elecciones presidenciales es el resultado de un camino trabajado con el acuerdo de paz con las FARC, sin embargo consideran que este trabajo no tiene asegurado el triunfo en segunda vuelta si no logra estructurar alianzas sólidas con otros sectores políticos y sociales.
Durante los comicios del pasado 27 de mayo Petro obtuvo 4.851.254 votos (25,09%) y fue el segundo más votado, después del derechista Iván Duque, con 7.569.693 sufragios (39,15%). Al no haber alcanzado el 50% más uno de los votos, ambos aspirantes compiten en la segunda vuelta que finalizará el próximo 17 de junio.
La llegada de la izquierda a la segunda vuelta presidencial es histórica para un país cuyos gobiernos siempre han estado controlados por la derecha. Petro dijo a sus seguidores que “el voto no se polarizó, sino que se distribuyó en diferentes candidatos”, algo que cambia el escenario.
“Como en ninguna otra elección en el pasado, la izquierda tiene altas posibilidades de avanzar esta vez, tal y como lo hizo en las elecciones parlamentarias (del pasado 11 de marzo)”, señaló, el senador izquierdista Iván Cepeda. Ello a decir del senador, dependerá en gran parte de las alianzas que logre hacer con sectores que hasta ahora eran adversarios.
Ese es el caso del centroizquierdista Sergio Fajardo, que estuvo cerca de arrebatarle el segundo lugar a Petro al obtener 4.587.812 votos (23,73%), quien ha señalado que no apoyaría ni a Duque ni a Petro, pero el 28 de mayo dejó abierta una posibilidad.
Las elecciones también dejaron ver que en la actualidad los colombianos respaldan más a nuevos partidos que a organizaciones tradicionales, como el Partido Liberal y el Partido Conservador que, en la práctica, fueron los grandes perdedores de los comicios. El candidato liberal y exjefe negociador de paz con las FARC, Humberto de la Calle, apenas obtuvo 399.180 votos (2%).
El Partido Liberal obtuvo su más precario respaldo en las urnas en sus 170 años de historia, mientras que el Partido Conservador no tuvo siquiera candidato y sus congresistas se debaten entre apoyar a uno u otro candidato finalista.
Tanto izquierda como derecha han marcado diferencias con el liberalismo y el conservatismo para esta segunda vuelta. Al parecer Colombia decidió inclinarse por los extremos de la derecha y de la izquierda, lo cual podría polarizar aún más al país.
Antes de que se confirmaran las candidaturas, varios líderes políticos se esforzaron por relacionar a Petro con el denominado “castrochavismo” y con Venezuela. La crisis que se vive en el país vecino se convirtió en una de las armas más usadas durante los últimos meses, para intentar restar votos al exguerrillero y exalcalde de Bogotá. Todo con el fin de que en Colombia se mantenga una tendencia histórica y que un proyecto considerado de izquierda no llegue al poder en ese país.
Esta tradición distingue claramente a Colombia del resto de las naciones de Sudamérica en las que, con sus diferencias y contradicciones, sí llegaron al poder presidentes de tendencia izquierdista.
Son varias las razones por las qué a la izquierda no le ha ido bien históricamente en Colombia: Una razón de ello es lo arraigadas y cerradas que son las élites políticas en este país, así como el largo conflicto armado con guerrillas quienes levantaron las banderas del socialismo.
Ello, sumado a otras peculiaridades de Colombia, propiciaron que en este país no se vivieran revoluciones como las de México (1910) o Bolivia (1952) y no llegaran a la presidencia líderes como Juan Domingo Perón, Salvador Allende o Hugo Chávez, salvando las diferencias entre cada personaje.
Detrás de ello, está el miedo de sectores poderosos de la población que tienen enormes recursos y no quieren perder esa riqueza.
La acción armada atraviesa el ejercicio democrático en Colombia a tal punto que entre el año 1987 y 1989 asesinaron a líderes políticos con posiciones cercanas a la izquierda como el liberal Luis Carlos Galán y varios candidatos presidenciales de la Unión Patriótica como Bernardo Jaramillo y Jaime Pardo Lea. Ello demuestra que tanto las posiciones de izquierda o liberales han chocado con una derecha armada, que en muchas ocasiones ha estado aliada con el Estado.
El conflicto armado, que todavía genera polémica en Colombia y que comenzó a mediados del siglo pasado, también ha incidido en la dinámica política del país. Los intentos armados por llegar al poder estigmatizaron y neutralizaron cualquier agenda social que pueda impulsarse desde la política convencional.
Es por ello que el relato del orden público ha sido el relato dominante en todo este tiempo. La seguridad, la violencia y los muertos han sido un discurso político determinante que ha impedido que una agenda social pueda ser impulsada desde la democracia y se concentre fundamentalmente en lo represivo por varias décadas. Desde ese punto de vista se puede señalar que las raíces conservadoras colombianas son tan profundas por su origen mismo.
¿Será la oportunidad?
Gustavo Petro llegó a liderar las encuestas de preferencia de voto en determinados momentos de la carrera electoral y ahora es uno de los favoritos junto a Iván Duque para ganarla o ir a una segunda vuelta.
En diferentes oportunidades se le ha cuestionado la ambigüedad de sus posiciones frente a Venezuela y se ha recordado su pasado guerrillero. El postulante, quien es reconocido como un hábil actor político, bajó el tono de sus discursos para ganar los votos indecisos. Sin embargo, es un misterio si con eso será suficiente para romper con una tendencia que en Colombia persiste por varias décadas. Ello lo sabremos luego de conocer los resultados del 17 de junio.
Ante este escenario, varios grupos sociales y analistas creen que tarde o temprano la izquierda gobernará en Colombia; aunque al parecer es muy reciente lo acontecido en este país para que 2018 sea el año de un giro que no se ha dado en la historia de ese país.
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