Una de las grandes mentiras del socialismo del siglo XXI ha sido el diálogo. Fue la estrategia de Nicolás Maduro para desmovilizar o cansar a quienes se manifestaron en contra de su gobierno. El resultado está ahí, gracias a un Rodríguez Zapatero y al mismo Vaticano Maduro no solo logró desmovilizar las multitudinarias protestas en su contra reprimidas con una inusitada violencia, no solo de la fuerza pública sino de colectivos chavista armados. No, eso no fue suficiente, sino que logró instalar una Asamblea Constituyente en unas inusuales elecciones, donde solo votaban los chavistas. Esa Asamblea Constituyente no solo se conformó con deslegitimar y anular a una Asamblea Nacional donde la oposición era mayoría, sino que convocó a unas ilegítimas elecciones para perpetuar en el poder a Maduro, que el día de su primera posesión, con fraude de por medio, dijo que solo entregaría el poder a un chavista o una chavista.
La misma estrategia intentó usar Daniel Ortega en Nicaragua, aunque no esperó que el primer día un estudiante le gritara en la cara asesino, le dijera que lideraba una dictadura peor que la de Somoza. ¿Un diálogo entre quiénes? ¿Un diálogo para qué? ¿Para que Ortega pueda aferrarse al poder? “Esta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida -dijo en el inicio de las mesas de diálogo el joven estudiante Lesther Alemán-. Ríndase ante todo este pueblo, ordene el cese al fuego ahorita mismo… lo que se ha cometido en este país ha sido un genocidio”.
Un genocidio que no acaba. La represión brutal de las fuerzas que todavía son leales a Ortega contra las estudiantes dejó nuevas víctimas. El poder de Ortega, que ha dominado la escena política de Nicaragua durante décadas se erosiona día a día. Ni la iglesia, ni los militares ni los empresarios se han mostrado dispuestos a mantener su apoyo al exguerrillero que, al parecer, aprendió de la brutalidad de Anastasio Somoza.
Un solo grito recorre Nicaragua: Renuncia. No es un grito solo de estudiantes, académicos, políticos, agricultores sino hasta de los mismos sandinistas. Según la agencia Reuters, a mediados de mayo, exoficiales sandinistas sostuvieron una reunión nocturna en la ciudad de Masaya, al sureste de Managua, antigua sede de la insurrección en la década de 1970 contra el entonces presidente Anastasio Somoza y lugar de algunos de los enfrentamientos más brutales de las últimas semanas.
“Todos luchamos contra el derrocamiento de la dictadura de Somoza, luego participamos en la guerra en defensa de la revolución contra los Contras -había dicho Carlo Breles, un excomandante sandinista, según Reuters-. Ahora estamos iniciando una tercera lucha contra la dictadura Ortega-Murillo”.
#ÚltimoMinuto Una doctora del Hospital Bautista confirmó a LA PRENSA la muerte de un joven cuya identidad aún se desconoce, tras la brutal represión policial en el sector de la UNI >> https://t.co/1u0tnZKIVC #SOSNicaragua pic.twitter.com/e4UIS3BYmb
— La Prensa Nicaragua (@laprensa) 29 de mayo de 2018
Policía Nacional agrede a un equipo gráfico de la Agencia Efe en Nicaragua #periodismo pic.twitter.com/JH0dwkSm5L
— EFETV (@EFETV) 28 de mayo de 2018
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