Los estudiantes de la Universidad de Medios Audiovisuales CAAV Javier Salomón Aceves, Marco Francisco Ávalos y Jesús Daniel Díaz, secuestrados el 19 de marzo en Tonalá, fueron asesinados por integrantes del cártel Jalisco Nueva Generación y sus cuerpos disueltos en ácido sulfúrico, informó la Fiscalía General de México.
El fiscal Raul Sánchez Jiménez señaló que se detuvo a dos personas, Gerardo N y Omar N, a quienes se les dictó prisión preventiva por dos años en tanto continúan las investigaciones, además que existen otras cuatro órdenes de aprehensión contra presuntos participantes en la privación ilegal de la libertad y el crimen de los tres jóvenes, según reseña La Jornada.
“Todos los indicios recabados hasta el momento son múltiples, graves, concordantes y unívocos, sin que se tengan existencia de indicios en contrario”, dijo Sánchez Jiménez.
Algunos restos genéticos de los alumnos de la Universidad de Medios Audiovisuales fueron hallados en las últimas semanas en una finca a donde los trasladaron después de que el 19 de marzo fueran secuestrados por un grupo armado en Tonalá, una localidad colindante con la ciudad de Guadalajara.
Salomón Aceves Gastélum, de 25 años y originario de Mexicali (Baja California); Jesús Daniel Díaz, de 20 años y de Los Cabos (Baja California Sur), y Marco Ávalos, de 20 años y de Tepic (Nayarit) se suman a la desbordante lista de 104.000 homicidios ocurridos desde que comenzó el Gobierno de Enrique Peña Nieto y a los más de 200.000 asesinatos relacionados con la guerra contra el narcotráfico, que ya dura 11 años.
Los tres estudiantes fueron asesinados al más puro estilo del narco mexicano: con una violencia excesiva e intentando borrar cualquier evidencia con un químico corrosivo.
Ni Gastélum, ni Díaz, ni Ávalos sabían por qué la noche del 19 de marzo un grupo disfrazado de agentes de la Fiscalía los interceptó en una carretera cuando detuvieron su automóvil para arreglar una falla mecánica. Los tres estudiantes volvían con tres compañeros más de una larga jornada de rodaje para un trabajo escolar, que se había llevado a cabo en una cabaña en Tonalá. En la soledad de la autovía, seis hombres con armas de alto poder bajaron de dos camionetas y les ordenaron directamente a los tres alumnos que se subiesen a uno de los vehículos. Soltaron un disparo al aire antes de arrancar rápidamente, sin dejar más rastro que una polvareda.
La Fiscalía de Jalisco ha confirmado que los jóvenes no tenían el más remoto vínculo con los narcotraficantes de la región y que solo estuvieron en el lugar y la hora equivocados. “No se encuentra acreditado que tengan algún vínculo con algún cartel delictivo”, dijo Ivette Torres, jefa de la investigación a la prensa mexicana.
El único error de los aspirantes a cineastas fue montar durante dos días el rodaje escolar en una propiedad que en algún momento fue una casa de seguridad de un grupo criminal. La tía de uno de ellos —las autoridades no han revelado su identidad— les prestó la cabaña para su proyecto. Mientras trabajaban, al menos ocho miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación les vigilaban sin que ellos lo supieran.
Tras el secuestro, los tres estudiantes fueron llevados a una casa donde fueron torturados, interrogados y asesinados. Allí la Fiscalía ha encontrado rastros de la sangre de Jesús Daniel Díaz que reflejan el terror que pasaron los jóvenes en sus últimas horas de vida.
Sus cuerpos, siempre según la versión de la Fiscalía, fueron llevados a otra vivienda en donde los criminales los sumergieron en ácido sulfúrico, comúnmente utilizado en fertilizantes, para disolver cualquier evidencia. Las autoridades anaizan el contenido de tres tinacos (depósitos utilizados para almacenar agua) y 46 bidones rellenos con el químico disolvente para conseguir más pruebas de que los estudiantes murieron allí.
Los narcotráficantes del Cartel Jalisco Nueva Generación habrían confundido a los alumnos con miembros del grupo rival Cartel Nueva Plaza, al verlos ocupar la cabaña que alguna vez sirvió como bodega de armamento y droga. La Fiscalía ha detenido a dos de los ocho hombres que participaron en el secuestro y asesinato de los jóvenes: Gerardo N. y Omar N. Ambos han confirmado el relato sobre el homicidio de los alumnos y que entre sus compañeros del cartel existió la creencia de que las víctimas eran criminales como ellos, y no un grupo de jóvenes cineastas con la creatividad y sus sueños en efervescencia.
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