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La euforia y la lujuria del Mercado de las Yeguas, una fiesta en la que solo admiten hombres

martes, febrero 13, 2018
A las fiestas de Berlín, que se ­celebran en el club Kit-Kat, acuden aproximadamente 200 personas, repartidas con bastante equilibrio entre sementales y yeguas. Hay dos grandes espacios, amueblados con gruesos colchones de cuero negro, en los que los sementales montan a las yeguas, enmarañados unos y otros en figuras corporales interminables. 
Tiempo de lectura: 2 minutos

El Mercado de las Yeguas es una fiesta gay en la que solo se admiten hombres, que deben decidir antes de entrar si desean desempeñar el papel de yeguas o el de sementales. La fiesta, según El País, comenzó a celebrarse hace varios años en Berlín y ahora se ha extendido a otras cuatro ciudades alemanas y a Ámsterdam.

Los primeros, las yeguas, acuden antes al club en el que se realiza la fiesta, y allí, ayudados por los “mozos de caballeriza”, se desnudan completamente y se colocan una capucha que les cubre los ojos. Cuando se abren las puertas del local para los sementales, todas las yeguas están ya desnudas y a merced de los deseos de éstos.

Las yeguas pueden ser usadas sexualmente como deseen los sementales: con las yeguas que han elegido la capucha de color blanco deben respetar las reglas del sexo seguro; con las que, por el contrario, han elegido el color rojo, los sementales tienen libertad para actuar como prefieran. Los “mozos de caballeriza” son los encargados de vigilar ese cumplimiento y de retirar del “mercado” a las yeguas que deseen abandonarlo.

A las fiestas de Berlín, que se ­celebran en el club Kit-Kat, acuden aproximadamente 200 personas, repartidas con bastante equilibrio entre sementales y yeguas. Hay dos grandes espacios, amueblados con gruesos colchones de cuero negro, en los que los sementales montan a las yeguas, enmarañados unos y otros en figuras corporales interminables.

El Mercado de las Yeguas no se rinde ante ningún moralismo, han dicho los organizadores a El País. Es una exaltación del erotismo masculino homosexual que no renuncia a lo primario, a lo instintivo, a lo atávico. Sus leyes son, dulcificadamente, las del sadomasoquismo: poseer o ser poseído, dominar o someterse, imponer la propia voluntad o anularla completamente. Los ­asistentes tienen una media de edad alta, en torno a los 40 años, pero la tipología es diversa: desde cuerpos desastrados y fofos hasta jóvenes musculados.

 

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2 Comments

  1. Anónimo noviembre 22, 2023

    En Argentina también se hace.. aquí se le dice cojudo al semental de campo y yeguariza a la yegua que solo se usa para preñar…

    Responder
  2. Ricardo noviembre 21, 2023

    Me encanta

    Responder

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