Han transcurrido 20 años de la firma del Protocolo de Kioto (diciembre de 1997) y dos del Acuerdo de París (diciembre de 2015); este último considerado para algunos como el “éxito diplomático más grandioso del mundo” para estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero, también ha sido medido como otra cumbre del clima fracasada. Quizá es muy pronto para predecir sus avances, pero las amenazas del clima preocupan al mundo.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) lanzó recientemente una alerta roja al asegurar que el cambio climático está avanzando más rápido que las respuestas mundiales a la protección del medio ambiente. ¿Acaso se trata de un llamado de atención al Acuerdo de París?
El acuerdo firmado por 195 países establece un plan de acción mundial que limita el calentamiento global por debajo de 2° C porque si la humanidad sobrepasa los 5º C el calentamiento sería catastrófico, para llegar al acuerdo de París, se reconocía que el cambio climático había generado un aumento de la temperatura global entre 1,7 y 2°C, siendo la gran preocupación mundial, que las costumbres actuales nos aseguran un incremento superior a 5°C a fines de siglo; con lo cual se definió una medio entre 3 y 3,5°C como un techo para el aumento de la temperatura medio global.
Cerca del 80% de las energías que consume el mundo vienen de combustibles fósiles y el consumo energético, sobre todo en épocas de frío, no hace sino crecer y esto pone en duda los compromisos de los grandes países hacia la reducción de los gases y el cumplimiento de los objetivos acordados en dichas cumbres.
En 1997, cuando se firmó el Protocolo de Kioto, algunos líderes consideraban que el calentamiento global era un mito. Ciertamente existió un nivel de ignorancia y resistencia sobre el tema, pero hoy en día las repercusiones ambientales son tan altas y las evidencias tan contundentes que nadie puede dejar de creer que el clima ha cambiado.
El año anterior la Tierra mostró toda su furia. El huracán Harvey, que azotó con fuerza los Estados Unidos, fue uno de los fenómenos de mayor impacto. Los primeros días de este 2018 ese país también ha enfrentado una tormenta fría sin precedentes que incluso causó nevadas en La Florida por primera vez en décadas; 22 personas murieron y como consecuencia de las bajas temperaturas se congelaron las cataratas del Niágara y localidades de Massachusetts se sumergieron en hielo.
También en otros lugares del mundo el frío ha dejado imágenes insólitas: la más sorprendente, la nieve en las dunas rojas del desierto del Sáhara argelino.Esto ratifica que se ha avanzado en entender el cambio climático, pero no lo suficiente. La salida de los Estados Unidos del Acuerdo de París, ordenada por el presidente Donald Trump, es grave en términos de geopolítica y ha generado una expectativa mundial, pero eso no impide que progrese la promesa de los demás países de cumplir con el acuerdo.
Los Estados Unidos, China e India lideran los países más contaminantes del planeta. El primero es responsable aproximadamente el 25% de la emisión de gases invernadero mientras que el segundo es el país que más contamina, pero también el de mayor población y, por ende, el que más energía consume.
La lucha de intereses en un país cuya economía depende de la venta de combustibles fósiles es evidente. El lobby conservador de EEUU donó $550 mil millones en cinco años a organizaciones que niegan el cambio climático mientras que el Gigante Asiático depende del 56% de producción de Carbón (el peor combustible en términos ambientales). Un informe de la Comunidad Europea (UE) detalla que China es peor que los Estados Unidos (EEUU) en términos de contaminación.
El hecho de que China siga dependiendo mucho del carbón y la contaminación sea un problema para sus 1.300 millones de habitantes cuestiona sus políticas en pro del medio ambiente. Los compuestos Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP´s) establecen que este país debe sincerar las cuentas y pasivos ambientales ya que es considerado como uno de los peores países en términos de tecnología verde y deforestación y nadie puede asegurar que existe un cambio en la matriz energética.
Es necesario analizar las promesas adquiridas por parte de diferentes países en el famoso Protocolo de Kioto. La alerta de la ONU no deja de ser un llamado de atención para que los países firmantes asuman sus compromisos en años que son especialmente fríos. Rusia, Canadá, Finlandia están viviendo temperaturas extremas y eso implica que los gobiernos no podrán recortar el gasto de energía eléctrica, ni ajustarse a los acuerdos climáticos.
Es decir, muchos de estos procesos para reducir las emisiones de gas invernadero podrían cristalizarse en periodos de 10 a 15 años cuando las naciones cambien las matrices productivas por energías más limpias.
Hace 50 años nadie se preocupaba por el tema ambiental para establecer políticas y no llegar a los altos niveles de contaminación actual. Hoy en día la situación es preocupante y es tiempo de multiplicar los esfuerzos de los países y de la humanidad hacia la protección ambiental.
Los seres humanos tienen dos formas para combatir el cambio climático: la adaptación (Proceso de ajuste al clima real o proyectado y sus efectos. En los sistemas humanos, la adaptación trata de moderar o evitar los daños o aprovechar las oportunidades beneficiosas) y la mitigación (acciones encaminadas a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y aumentar los sumideros de carbono) porque lo ocurrido en los últimos años hace que las personas estén obligadas a tomar un poco más de conciencia pese a que existen factores determinantes en contra como la pobreza y el nivel cultural.
Por ello, es necesario unir esfuerzos en materia de educación para que, por ejemplo, los estudiantes del mundo hablen del cambio climático no como tema científico sino como una realidad (“una verdad incómoda”)
Si hay problemas globales, pero la misma naturaleza nos recuerda que no se puede seguir jugando con ella. El tema del cambio climático no es un mito, es una realidad. Este 2018 se espera un mayor compromiso hacia el medio ambiente por parte de los gobiernos. Es un llamado a los líderes del mundo, a las personas y a las empresas a promover el concepto de la economía verde.
James Hansen, tal vez el climatólogo más famoso del mundo, afirmó que “el calentamiento global podría ser bastante más acelerado y peligroso de lo que admite el Grupo de Expertos sobre el Cambio Climático”.
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