George Weah, que acaba de ser elegido presidente de Liberia, es el mayor caso de éxito de entre los futbolistas que han dado el salto a la política. Ganador en la segunda vuelta, el único Balón de Oro africano ha necesitado varios intentos para conseguir el poder. Hasta ahora había sido senador y la primera vez que se presentó a unas presidenciales fue hace 12 años. Una denuncia por posible fraude electoral retrasó su nombramiento como presidente. Ahora, su perseverancia ha tenido premio. Pero, aunque es el primer presidente de un país capaz de marcar goles cruzándose todo el campo con el balón controlado, el liberiano no es ni mucho menos el primer futbolista con aspiraciones políticas.
El equipo rossonero ha resultado ser una de las mejores canteras políticas. Además de Weah, el ex defensa Kakha Kaladze consiguió este año una posición política destacada en su país, Georgia. Nuevo alcalde de Tiflis, la capital, ha sido anteriormente viceprimer ministro georgiano y ministro de Energía, dos cargos a los que llegó sin experiencia ninguna en un país que busca acercarse a Europa mientras convive con algunas tensiones territoriales.
Su antiguo compañero Andriy Shevchenko, dejó el fútbol en 2012 para ir en las listas de Ukraine-Forward! a las elecciones parlamentarias. Pero el fracaso de su partido le hizo volver al balompié, ahora como seleccionador de Ucrania.
Gianni Rivera, seguramente el primer gran emblema de la entidad, fue uno de los primeros en dar mítines después de dejar el césped. De hecho, fue rival político de Silvio Berlusconi. Il bambino d’oro, mejor jugador del mundo en 1969, fue secretario de Estado de Defensa del gobierno de Romano Prodi en los años 90 y, más tarde, miembro del Parlamento Europeo. Un ejemplo más: el portero del Milan de los holandeses, Giovanni Galli, fue candidato a la alcaldía de Florencia por el centroderecha y solo perdió ante quien fue hasta el año pasado primer ministro italiano: Matteo Renzi.
José Roberto Gama de Oliveira, más conocido como Bebeto, es quizá el paradigma de futbolista convertido en político. Alguien que, después de retirarse, decide aprovechar su notoriedad como deportista de élite para entrar en política, con mejor o peor suerte. Diputado en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro desde 2010, se hace llamar Bebeto Tetra, en referencia al cuarto título mundial que alzó para Brasil en 1994.
Hace apenas dos meses, aparecía chocando la mano junto a Romario, con quien compartió ataque en aquel campeonato y ahora intereses en el mundo de la política. El ex barcelonista, antes diputado federal y ahora senador en Río de Janeiro, le ofrecía repetir en la política esa fructífera sociedad que formaron en el campo. Romario es presidente del Podemos brasileño, cuya ideología es mucho más centrista que la de su homólogo español, y suena como candidato a gobernador del estado en 2018.
La tradición de futbolistas políticos en Brasil alcanza hasta al más grande. Una vez retirado, Pelé dejó de ser O Rei para convertirse en O Ministro. En 1994 asumió el cargo de ministro de Deportes y durante sus cuatro años en el cargo su mayor obra fue la ley que lleva su nombre y que establecía cambios en las condiciones de los traspasos de futbolistas que acabaran contrato con su club. También obligó a los clubes a presentar sus cuentas anuales auditadas para controlar su gestión. Curiosamente, tres años antes que él, ostentó el cargo durante unos meses el llamado Pelé blanco: Zico.
Tras convertirse en icono en el Manchester United, Eric Cantona intentó llevar una carrera igual de exitosa en política, pero fracasó. Primero probó suerte a través de una ONG que reclamaba mejor acceso a la vivienda en Francia y después flirteó con varios partidos de izquierda sin lograr prosperar.
«Voy con los ojos muy abiertos, sabiendo que no soy el favorito, pero veo que la gente que lleva cinco, 10 o 15 años en política no para de meter la pata y pienso: ‘¡Esa gente debería ser profesional!’», decía en 2015 el ex defensa del Arsenal de los invencibles, Sol Campbell. Quiso presentarse a la alcaldía de Londres por el Partido Conservador, pero perdió las primarias.
Fuente: elmundo.es
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