Durante esta época muchos cristianos reflexionan sobre la Natividad o el nacimiento de Jesús. La Biblia cristiana incluye dos historias diferentes acerca de este acontecimiento, que se encuentran en los Evangelios de Mateo y Lucas. Pero en el Nuevo Testamento hay pocos detalles precisos sobre el resto de su infancia. Hoy, algunos cristianos pueden preguntarse ¿qué pasó después?
La infancia de Jesús en el Evangelio de Tomás
Acerca de este tema escribo en mi libro Jesús, María y José: problemas familiares en los Evangelios que relatan su infancia. En El Evangelio de Infancia, escrito por Tomás, una fuente clave para mi libro, se describe la infancia de Jesús. Se trata de un libro de tipo “extracanónico”, lo que significa que no se encuentra en las copias de la Biblia pertenecientes a las ramas principales del cristianismo.
No se trata de una fuente para el Jesús histórico. En cambio revela la imaginación cristiana primitiva. El libro fue leído ampliamente por cristianos en la antigüedad, que copiaron las historias y las tradujeron a varios idiomas: griego, latín, siríaco, árabe, por nombrar algunos.
En El Evangelio de la Infancia, Tomás, incluye historias sobre el niño Jesús entre las edades de 5 y 12 años. El contenido de este libro podría molestar a muchos cristianos de hoy en día que imaginan a Jesús, incluso en la infancia, como un ser perfecto.
Mientras el niño Jesús otorga bendiciones o cura a su hermano, James, de una mordedura de serpiente, por ejemplo, también se mete en problemas. Jesús maldice y lastima a otros niños. Él tiene una mala reputación. Cuando un compañero de juegos llamado Zeno cae de un tejado y muere, sus padres acusan a Jesús de haberlo empujado desde el techo. Pero Jesús trae al niño muerto a la vida. Luego, los padres de Zeno alaban a Dios y al joven salvador.
Jesús a la edad de 12 años
Si los lectores se sienten confundidos por el comportamiento del niño Jesús en El Evangelio de la Infancia, estarán en la misma posición que sus padres: María y José no lo entienden.
El episodio final es un eco de la historia de la infancia sobre Jesús que consta en el Nuevo Testamento. En el Evangelio de Lucas, la sagrada familia casi se divide. Jesús, en ese momento de 12 años, va con sus padres a Jerusalén para celebrar la Pascua. Después, María y José vuelven a casa, pero Jesús no los acompaña. Él se queda en Jerusalén sin permiso. De regreso a casa, María y José de repente se dan cuenta que falta Jesús. Tres días después de la búsqueda, encuentran al niño en el templo de Jerusalén, enseñando a los adultos.
Con incertidumbre, después de la escena en Jerusalén, María, José y Jesús regresan a casa juntos. La familia no es una estructura claramente definida en la historia: no tiene una base biológica ni refleja alguna “norma”. En cambio, es una elección permanecer unidos, pase lo que pase.
María regaña a Jesús por molestarlos:
– “Hijo mío, ¿por qué nos has tratado así? Mira, tu padre y yo te hemos estado buscando con gran ansiedad “.
Jesús responde:
– “¿Por qué me buscabas? ¿No sabías que debo estar en la casa de mi padre?”
Jesús hace caso omiso de la preocupación de María y casi ignora a José, pues les habla únicamente acerca de su padre divino. Sus palabras desconciertan a María y José, ya que no comprenden lo que les acababa de decir.
Lejos del árbol
Sospecho que el hecho de que María y José no comprendieran a Jesús es el elemento que resonará con mayor fuerza entre los lectores modernos. Esto me recuerda al importante libro de Andrew Solomon, Lejos del árbol: padres, niños y la búsqueda de la identidad, que describe a padres e hijos que parecen estar separados por profundas diferencias.
En un capítulo, Solomon describe las experiencias de los padres de niños sordos. En otro, retrata los desafíos que enfrentan las familias con niños que nacen con síndrome de Down. Lo que Solomon descubre a través de estos estudios de casos es “la existencia de un profundo desconocimiento de lo que los vincula, incluso en la relación humana más íntima”. Sin embargo, mediante el análisis, el autor observa que las diferencias pueden fortalecer estos vínculos en lugar de debilitarlos. Las diferencias que nos llevan al límite de la comprensión pueden, sin embargo, enseñarnos a amar.
El capítulo de Salomon acerca del síndrome de Down se extiende hasta mi hogar. Soy padre de dos niños, uno que nació con síndrome de Down y otro que nació sin un cromosoma adicional. En raras ocasiones las estrellas se alinean, y sé exactamente qué decir o qué hacer como padre. La mayoría de las veces no estoy seguro. En ocasiones estoy profundamente confundido. Sin embargo, al igual que Andrew Solomon, creo que el amor se construye a partir de todos estos momentos.
Quizás un mensaje similar se puede encontrar en la historia de Jesús a sus 12 años: ¿está “lejos del árbol”? Con incertidumbre, después de la escena en Jerusalén, María, José y Jesús regresan a casa juntos. La familia no es una estructura claramente definida en la historia: no tiene una base biológica ni refleja alguna “norma”. En cambio, es una elección permanecer unidos, pase lo que pase.
Esta Navidad, las historias sobre el niño Jesús recibirán gran atención. Pero también vale destinar un pensamiento para el adolescente de edad intermedia y sus padres confundidos. Ellos no siempre lo entienden. Pero ellos lo aman de todos modos.
Autor:
, Profesor del Departamento de Estudio Religioso, Universidad Estatal de Michigan
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