Para diseñar un proyecto de Ley de reactivación de la economía ecuatoriana, como el enviado por el presidente Lenín Moreno a la Asamblea con el carácter de urgente, lo mínimo que se necesitaba eran decisiones consensuadas con todos los actores productivos, en vista de que toda decisión económica es una decisión política.
Esa fue en principio la idea del gobierno al convocar a las mesas de diálogo en las que participaron todos los sectores productivos, desde las cámaras de comercio hasta los sindicatos de los trabajadores, la banca… De esas mesas nacieron casi 200 propuestas, pero cuando el proyecto fue enviado y socializado lamentablemente muchos se decepcionaron porque todo lo acordado en esas mesas casi ni fue tomado en cuenta.
Eso explica que casi el 60% del proyecto original haya sido modificado en la Comisión de lo Económico de la Asamblea. Un proyecto de reactivación económica tenía que reflejar la realidad del país y esa, lamentablemente, es que seguimos en recesión y lo que el gobierno planteaba en su propuesta era aumentar impuestos sin topar casi el aparato estatal, los gastos permanentes…
El proyecto original ha sufrido cambios de forma y de fondo en la Asamblea, porque quienes lo redactaron no pusieron los acuerdos en blanco y negro; se privilegiaron temas que pueden resultar muy mediáticos, que hasta causaron revuelo en las redes sociales, como el que los solteros sin hijos deducirían menos impuestos, pero eso no apuntaba al fondo de los problemas que tiene el país.
La propuesta nunca reflejó un giro de timón en la política económica. En el caso de Ecuador, un país dolarizado sin política monetaria, el gobierno tenía dos caminos para reactivar la economía o vía aumento del gasto público o vía reducción de impuestos.
El proyecto estuvo mal concebido desde el principio porque su espíritu reflejaba una especie de continuismo de la política económica del anterior gobierno, tal vez porque gran parte de su equipo económico fue heredado del expresidente Correa. De ahí que hasta resultó positiva la primera oxigenación en ese frente con la salida de tres altos funcionarios.
La propuesta nunca reflejó un giro de timón en la política económica. En el caso de Ecuador, un país dolarizado sin política monetaria, el gobierno tenía dos caminos para reactivar la economía o vía aumento del gasto público o vía reducción de impuestos.
En el Presupuesto del Estado enviado a la Asamblea, junto al proyecto de reactivación económica, hay una reducción en el gasto público, pero eso no es suficiente porque ese ajuste debía estar acompañado por un recorte del aparato estatal, de una reducción de los gastos permanentes.
Los cambios introducidos en la Asamblea, relacionados con la eliminación de las deducciones del Impuesto a la Renta por cargas familiares, la ampliación de las condiciones de deducción de los contribuyentes, la eliminación de la tributación sobre el décimo tercer sueldo y la responsabilidad solidaria en materia tributaria para accionistas respondieron más a un clamor generalizado de los sectores productivos.
Mientras el gobierno no comprenda que la única manera de salir de la crisis es dando un respiro a las empresas, con el fomento de las exportaciones, con la apertura comercial, será difícil que el país pueda salir del bache en el que se encuentra.
Son cambios positivos que pueden ser rescatados por el gobierno que, al parecer, pretendía con el proyecto impulsar primero las microempresas, para que puedan convertirse en medianas empresas y después en grandes empresas generadoras de empleo.
Pero mientras el gobierno no comprenda que la única manera de salir de la crisis es dando un respiro a las empresas, con el fomento de las exportaciones, con la apertura comercial, será difícil que el país pueda salir del bache en el que se encuentra. El aumento de impuestos tal vez en el mediano plazo pueda ayudar a cubrir el hueco fiscal, pero no habrá una reactivación real de la economía y menos con una tasa como la aduanera. ¿Cuáles son los costos de importar y cómo eso se multiplica en la economía ecuatoriana?
Pero hay otros cambios ya introducidos en el interior de la Asamblea que también dejan en nada las mesas de diálogo. Ahí está el tema del dinero electrónico, por ejemplo, que ya salió del proyecto original.
El gobierno había acordado traspasar el manejo del dinero electrónico del Banco Central a la banca privada para multiplicar su uso, que es positivo, porque la idea de la Asociación de Bancos era usar ese mecanismo para aumentar la bancarización entre la población.
Multiplicar el uso de este método de pago, además, podría ayudar a reducir los costos de la traída de dólares; al país le cuesta $12 millones de dólares anuales traer billetes, pero el proyecto del dinero electrónico pecó desde sus inicios en algunos vicios. Primero no hubo una socialización, después se decía que solo se podría usar en algunos establecimientos o cadenas de supermercados.
Ahora con el nuevo cambio introducido en la Asamblea al proyecto de reactivación económica, en el tema del dinero electrónico, se deja a la banca vestida y alborotada.
Desde un comienzo ya se comenzó a regar el rumor de que el sector público iba a pagar los salarios con dinero electrónico. Eso simplemente generó desconfianza en un proyecto que podía ser bueno. El anterior gobierno falló primero en la cobertura que iba a tener el dinero electrónico y segundo en socializarlo correctamente.
No fue el primer error que había cometido, igual pasó con las cocinas de inducción, que fue vendido muy mal, porque primero hubo una tibia campaña para que la gente dejara de usar cocinas de gas, pero cuando muchos optaron por las cocinas de inducción resultó que la planilla de la luz aumentó y nadie les avisó que debían comprar ollas especiales.
Ahora con el nuevo cambio introducido en la Asamblea al proyecto de reactivación económica, en el tema del dinero electrónico, se deja a la banca vestida y alborotada. Eso revela una falta de seriedad. Hasta da la impresión de que todo es un show, porque cuando comenzaron los diálogos con la banca y se habló del traspaso del dinero electrónico, sus representantes salieron a decir que construirían una gran plataforma tecnológica para que todo sea transparente. Parecía que las relaciones banca-gobierno iban a ser armoniosas…
En las mesas de diálogo, lo primero que recordaron los banqueros fueron las leyes y las normas que sustentaron la dolarización y, sobre todo, que en un modelo dolarizado el Banco Central tenía prohibido hacer emisiones de dinero.
Ahora habrá que ver si no hay un trasfondo en la decisión de dejar en el Banco Central el manejo del dinero electrónico, porque el tema de la confianza es clave en cualquier agente económico.
Con el proyecto enviado como estaba el gobierno generó muchas dudas y muchas críticas, porque se habló de un continuismo, y esa fue, al parecer, la causa de la salida de los tres altos funcionarios del frente económico.
El gobierno, en los momentos actuales, parece estar más preocupado por los temas políticos que por los económicos. Pareciera que desea esperar los resultados de la consulta popular para comenzar a tomar decisiones en lo económico.
Ahora habrá que esperar a ver cómo sale el proyecto de la Asamblea y ver que puede rescatar el gobierno, porque vetarlo totalmente sería como querer empezar de cero otra vez y la economía no espera.
Y esperar lo que suceda entre diciembre y enero porque el gobierno, en los momentos actuales, parece estar más preocupado por los temas políticos que por los económicos. Pareciera que desea esperar los resultados de la consulta popular para comenzar a tomar decisiones en lo económico.
Y si bien los resultados de algunos trimestres indican que la economía está en una etapa de recuperación, mientras desde el Ejecutivo no se entienda que cualquier proyecto para reactivar la economía necesita acuerdos y consensos el resultado siempre será un remedo de plan que difícilmente pondrá en marcha al sector productivo.
Lo concreto es que tenemos una ley de reactivación económica que ya no es ni la sombra de lo que era el proyecto original. Eso es mala planificación.
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