Lo político y lo económico son dos aspectos relacionados entre sí, no pueden existir lo uno sin lo otro en un país. Lo acontecido en las últimos días con el vicepresidente Jorge Glas muestra el resultado de una lucha contra la corrupción, que de seguro afectará en el plano económico.
Las órdenes de prisión preventiva cursadas en contra de Glas y de su tío Ricardo Rivera, vinculados a los casos de sobornos de la constructora Odebrecht, es un hecho inédito en el país; por primera ocasión un segundo mandatario va a la cárcel por caso de corrupción. Cabe esperar que la justicia sancione a los culpables y exista el debido proceso. Esto ayudará a mejorar la imagen del país y que podría redundar en abrir canales a la inversión extranjera.
Un ambiente de seguridad jurídica es primordial para atraer las inversiones. Preocupa que los señalamientos e indicios de que presuntamente el segundo mandatario fue partícipe de negociados y sobreprecios no solo en el escándalo de Odebrecht sino también en otros contratos dentro de los sectores estratégicos afecte negativamente la imagen del gobierno entrante del presidente Lenín Moreno, pero las acciones tomadas fueron en dirección contraria.
Por otro lado, el envío a la Corte Constitucional (CC) de las preguntas para una consulta popular y referéndum, que entre otros temas plantea la eliminación de la reelección indefinida y la supresión de la Ley de Plusvalía, cuya vigencia afecta al sector de la construcción, a fin de que la ciudadanía se pronuncie, es una acción que permitirá encaminar al país hacia la democratización y la estabilidad política.
No interesa si el de Moreno es un gobierno de izquierda o derecha, lo importante es el pragmatismo que debe regir la política económica del país para el beneficio de la sociedad. El actual mandatario no ha tenido un viraje hacia la derecha como dicen sus detractores, sino hacia el pragmatismo. Esto se expresa en acciones como: la búsqueda de acuerdos comerciales y de nuevas inversiones, la apertura del mercado, la eliminación de las salvaguardas, el diálogo nacional, la reducción de ciertas medidas fiscales.
Moreno ha rescatado sugerencias realizadas en años anteriores, que el gobierno de su predecesor, Rafael Correa, nunca quiso tomar en cuenta. Ciertamente el diálogo con los sectores productivos tiene que empezar a traducirse en acciones con miras a la construcción de una economía sólida y con mejores perspectivas de crecimiento.
En los próximos días se espera que el gobierno realice anuncios importantes en materia de política económica, aquello seguramente abrirá el abanico de ideas y de oportunidades para invertir y contribuir al desarrollo del país. Pero es necesario que acoja las propuestas planteadas por los sectores productivos y que se reflejen en las políticas de corto, mediano y largo plazo.
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