Las hijas de Kim Kardashian, North West, y de Beyoncé, Blue Ivy, representan esta nueva generación de pequeñas fashionistas que desde sus primeros pasos están sacando rentabilidad a la fama de sus padres.
Tras el éxito que cualquier aparición de su pequeña provoca, la estrella del reality show ha lanzado este año, junto a su marido Kayne West, ‘The Kids Supply’, una firma de ropa infantil inspirada en su hija. Por su parte, en febrero se anunciaba que Blue Iviy lanzaría su línea de maquillaje y perfume.
En el porfolio de Lily Bettens, de Kids Comunicación están marcas como ‘Tiny Cottons’ o ‘Little Creative Factory’, con sede en Barcelona y venden en todo el mundo: “Que la hija de Kim Kardashian lleve un bañador de ‘Little Creative Factory’ o que Courtney Adamo (madre influencer) le ponga un vestido a su hija, de ‘Tiny Cottons’ provoca sold outs directos”.
Para la estilista Mafer Navas, la mayor exposición de los niños en los medios y en las redes sociales ha aupado este mercado. “Desde que empezaron a llevarse a los niños a las pasarelas… (habla de Kim Kardashian) se han impulsado las ventas de marcas de lujo”. Por otra parte, la gran cantidad de información que ofrecen las redes también ha contribuido a concebir la moda infantil más allá de su vertiente práctica. Algo en lo que coincide Lily Bettens, responsable del showroom Kids Comunicación: “Hay más oferta, y gracias a Internet e Instagram los padres pueden encontrar más variedad”.
La tendencia ha revolucionado el mundo de la moda. Por ejemplo, Demna Gvasalia, director creativo de Balenciaga, sorprendió el pasado mes de junio subiendo a la pasarela masculina primavera-verano 2018 la primera colección infantil de la firma. Un grupo de niños presentó sus famosas camisetas y sudaderas con mensaje, esas que tan buena rentabilidad le han dado a su marca propia Vetements, en versión miniatura y con el lema de la colección: The power of dreams (El poder de los sueños, en castellano).
Según el diario, El País, de España, la entrada de Balenciaga en el negocio de la moda infantil no solo engrosa a la cada vez más larga lista de marcas de lujo que se animan a sacar una línea de ropa para niños, sino que abre la puerta a aquellos que miraban con reticencia al sector por miedo a que la línea principal se viera devaluada por esta operación.
Philippe Fortunato, consejero delegado de Givenchy, va al fondo del asunto cuando comenta el gran valor que puede generar para una firma una línea infantil potente. “Los niños de hoy crecerán y serán los consumidores de mañana. Para cualquier marca, permanecer relevante entre generaciones es el objetivo”, declaraba a la web especializada The Business of Fashion. Y es que, de hecho, son los madres y padres que nacieron en los setenta y en los ochenta, aquellos que crecieron por primera vez con la cultura de marcas, los que están modificando el patrón de compra de la moda infantil: no es tan importante la funcionalidad, atrae la tendencia y crece el impulso.
Y es que lo que impera es la moda del mini yo, calcos de las colecciones adultas para que padres y niños vistan a la última. Algo que, por supuesto, no es exclusivo del mundo del lujo, sino que se extiende desde la moda rápida, la moda de medio precio, las marcas nicho y el streetwear. De hecho, en 2013, Mango lanzaba la primera colección de Mango Kids incluyendo algunos de los superventas de mujer en formato infantil. Y en Zara muchas de las inspiraciones de sus prendas para niñas de 5 a 14 años salen de las pasarelas de París, Nueva York y Milán. Un breve vistazo a su colección de este invierno arroja clones de los vestidos de Balenciaga, las camisetas de Gucci o las manoletinas con lazo de The Row.
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